Ex-presidente de México, Felipe Calderón, uno de los gerentes de la monopolización de las empresas nacionales y privadas mexicanas. |
2. Se habla mucho de que se debe respetar la libertad de los medios de información y como contraparte se dice que el autoritarismo debe ser combatido; que la información que se da a conocer en los medios debe ser objetiva y para ello se deben evitar intervenciones manipuladoras. Se ha analizado el enorme papel que juega el pago de publicidad para la supervivencia de los medios de información, pero también se ha dicho que no deben predominar criterios comerciales en la programación. Por último, entre otras ideas se plantea la necesidad de hacer un “código de ética” que rija la conducta de los medios de información. Pero a mí me parece que mientras la propiedad de las empresas de los medios de información siga en manos de unos cuantos capitalistas, la defensa de la libertad de prensa será la defensa de la propiedad.
3. Los dueños de Teléfonos de México, Carlos Slim; Televisa, Emilio Azcárraga y TV Azteca, Salinas Pliego, son casualmente los hombres más multimillonarios de México y del mundo. Azcárraga comenzó a hacer sus millones en los años sesenta, pero Slim y Salinas Pliego se hicieron hombres poderosos durante el gobierno de Salinas de Gortari (1988-94). Son insultantemente millonarios mientras el 70 por ciento de los 116 millones de mexicanos viven en la pobreza, la miseria y el desempleo. No sólo tienen inversiones en México, sino que sus negocios y capitales los invierten también en Centro y Sur América, EEUU y Europa. Los gobiernos de México, por lo menos desde el de Díaz Ordaz (1964-70) han hecho hasta lo imposible para servir a los intereses de las televisoras cuidando que todas las leyes las beneficien y no sean “dañada” ni con el pétalo de una rosa.
4. Los medios de información, al abogar por la libertad de prensa e información lo están haciendo para defender sus intereses como propietarios. La libertad de prensa ha tenido repercusión internacional y ha sido usado por poderosos monopolios para defenderse. Sin embargo, la realidad es que la burguesía ha sido incapaz de llevar hasta sus últimas consecuencias la libertad de prensa; aplica la censura y obliga a los periodistas a autocensurarse. Recuerdo cuando el gobierno de Díaz Ordaz nombró al viejo Emilio Azcárraga como su asesor en Televisión; también cuando el gobierno de Echeverría Álvarez (1970-76) se confrontó con la televisión usando al secretario de Patrimonio Nacional. Desde entonces la televisión sirvió como besamanos de los políticos poniendo al frente aquella frase: “el que no sale en la televisión no existe”.
5. No olvidar que del capitalismo de libre competencia del siglo XIX llegamos al monopolio y el imperio del siglo XX; hablar hoy de “libre mercado” entre países es dejar que la economía imperial siga destruyendo las pequeñas economías nacionales. Parece que nadie puede impedir que los más grandes magnates de cada país realicen alianzas económicas internacionales para dominar la política, la economía, los medios de información. ¿Alguien ha pensado acaso, tontamente, en que con autorizar o abrir dos, tres, cinco canales televisivos, más estaciones de radio o más periódicos, los medios de información van a ser más libres, más plurales y más democráticos? ¿Qué familias se encargarían de los más medios que no sean voces capitalistas o que no se pongan al servicio de quien paga la publicidad en nuestra sociedad? ¿Habría alguna propuesta real que permita otra alternativa?
6. Si bien los gobiernos de Venezuela, Ecuador, Bolivia, Argentina, han logrado confrontarse con grandes medios de información, es porque sus ideologías progresistas los han llevado allí y porque han logrado apoyos masivos. En México, además de obtener cada año ingresos de miles de millones, los empresarios han sometido totalmente al gobierno en los últimos 30 años. Lo que hoy es urgente en México no es una pequeña reforma para que todo siga igual; sino un profundo cambio que obligue a Televisa, TV Azteca y los demás monopolios a someterse a leyes o a expropiarlos. Pero como ninguno de esos pasos son posibles porque el gobierno de Peña Nieto -así como los 12 años los gobiernos del PAN- está comprometido con Televisa. ¿Qué reforma se puede esperar? Pues la única: aquella que agrande el poder y los privilegios de los amos de la TV. Esperar que el país se beneficie es sólo una tonta ilusión.
Blog del autor: http://pedroecheverriav.wordpress.com
Fuente: www.rebelion.org
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