El punto de vista más extendido es que esta potencia ha sido humillada y se encuentra en un decaimiento terminal. La semana pasada, en una tertulia en el programa Today de Radio Four se discutía sobre si la decisión de EEUU de mantenerse al margen de la guerra de Mali, cuando Francia se había involucrado, era un signo indicativo de la debilidad del país norteamericano.
Este punto de vista es absolutamente erróneo. Hay quien, incluso en la izquierda, no es capaz de captar la magnitud de la derrota geopolítica que sufrieron los EEUU en Irak. Sí, el famoso "aumento repentino" de tropas de EEUU en el periodo 2007-8 y, de un modo aún más importante, la campaña política para aprovecharse del miedo de la minoría sunita árabe para la dominación de los chiíes, y para comprar el sector moderado de la insurgencia sunita, fueron útiles en EEUU para estabilizar Irak otra vez.
Pero EEUU ha sido políticamente marginado en este país. El gobierno, a veces clientelar, de Nuri-al Maliki se negó a aceptar la Status of Forces Agreement, que habría colocado las tropas de EEUU por encima de la ley. Por ello, la administración de Barack Obama tuvo que hacer una retirada de tropas mucho más grande, a finales de 2011, de lo que había planeado.
En Asia, EEUU pudo compensar su derrota en Vietnam gracias a la contrarrevolución de 1965, que ya había destruido el movimiento comunista indonesio, y gracias a su alianza con las potencias económicas emergentes de Japón, Corea del Sur y Taiwán .
Pero el equilibrio de poder en Oriente Medio se ha ido inclinando sin parar en contra de Washington. Maliki ha alineado Irak con Irán, Siria y Hezbolá en el Líbano, si bien este posicionamiento ha sido debilitado por la revolución siria. EEUU perdió un aliado clave cuando el autócrata egipcio Hosni Mubarak fue derrocado hace dos años, y ahora el país americano se las tiene que ver con una Turquía mucho más firme, gobernada por Recep Tayyip Erdogan.
Hacia el este Estos acontecimientos se han juntado con la decisión de la administración Obama de dirigir sus recursos y sus atenciones hacia el este, a fin de concentrarlos en el desafío que supone China, la capacidad económica y militar de la cual se expande rápidamente. Justo antes de que se retirara, la semana pasada, como secretaria de Estado, Hillary Clinton dijo: "Continuaremos dando la bienvenida al crecimiento de China, siempre que este país decida hacer un papel constructivo en su región".
La advertencia implícita es suficientemente clara. Clinton se dedicó a utilizar asiduamente las rivalidades regionales y proyectó EEUU como el protector de los estados atemorizados por la expansión del poder chino. EEUU todavía mantiene su gran superioridad militar sobre China. Este país, actualmente, está convirtiendo un porta-aviones ucraniano de rango medio para utilizarlo. EEUU tiene once grupos de combate con porta-aviones, y todos ellos tienen una potencia de fuego extraordinaria.
Tal y como afirma el historiador neoconservador Aaron Friedburg en su libro A Contest for Supremacy on the Chinese Threat, Pekín pronto tendrá suficiente potencia en misiles para hacer que el coste de una maniobra de EEUU para defender Taiwan sea inaceptablemente elevado. Pero las aberturas en el mar de las que depende China para los bienes que exporta, y para sus importaciones de comida, materias primas y productos de alta tecnología, quedarán bajo la dominación de las fuerzas navales de EEUU durante décadas.
Es cierto que EEUU está jugando un papel poco destacado en Oriente Medio. George Friedman, de la compañía de inteligencia Stratfor, afirma que había que hacer esta medida de corrección después de la política aventurera de Bush (política que, curiosamente, él mismo había defendido). Friedman dice también que en la decisión de Obama de dejar que la tarea más difícil en Mali la hagan los franceses, "podemos ver que el sistema de EEUU se estabiliza a sí mismo, porque mitiga las amenazas que no pueden eliminarse rechazando participar en luchas de las cuales se pueden encargar otras fuerzas".
El imperialismo de EEUU se ha debilitado tras la derrota iraquí y el pantano de Afganistán, pero dista mucho de haberse extinguido. La clase dirigente de este país se encuentra en el centro mismo del sistema capitalista global, pero esto también la ha hecho especialmente vulnerable a la crisis sistémica de los últimos cinco años. Su papel central y los recursos que aún están en poder del capitalismo de EEUU, sin embargo, hacen que este estado se mantenga como el poder imperialista dominante.
Alex Callinicos es miembro del Socialist Worker Party (SWP) británico, organización hermana de En lucha / En lluita, y catedrático de Ciencias Políticas en la Universidad de York.
Fuente: http://enlucha.org/site/?q=node/18333
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