Disparos rusos de advertencia
El presidente Vladimir Putin
emprende su tercer mandato bajo el signo de la re-afirmación de la soberanía de
su país ante las amenazas contra Rusia provenientes de Estados Unidos y de la
OTAN. Moscú ha denunciado reiteradamente el proceso de ampliación de la Alianza Atlántica,
la instalación de bases militares a las puertas de sus fronteras así como el
despliegue del escudo antimisiles, la destrucción de la República Libia y los actos de
desestabilización contra Siria.
Inmediatamente después de su
investidura, Putin pasó revista a la industria militar rusa, a sus fuerzas
armadas y a todo su dispositivo de alianzas. Como paso ulterior, decidió
situar en Siria la línea roja que el adversario no debe atravesar. A los ojos
de Putin, la invasión de Libia por parte de la OTAN es similar a la invasión de
Checoslovaquia por el III Reich, y la invasión de Siria –si llegara a
producirse– sería comparable a la invasión de la Polonia, que desencadenó la
Segunda Guerra Mundial.
Durante la
celebración de la Victoria contra el nazismo,
el 9 de junio pasado, el
presidente Vladimir Putin insistió
en que Rusia debe estar lista a aceptar un
nuevo sacrificio.
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Toda interpretación de lo que
actualmente sucede en el Levante como una revolución/represión estrictamente
siria no sólo es falsa sino también ridícula a la vista de lo que realmente
está en juego, y no sería otra cosa que mera propaganda política. La crisis
siria es, ante todo, una etapa del «rediseño del Medio Oriente ampliado», un
nuevo intento de destruir el «eje de Resistencia» y constituye además la
primera guerra de «la geopolítica del gas». Lo que actualmente está en
juego en Siria no es saber si Bachar al-Assad logrará democratizar las
instituciones que heredó o si las monarquías wahabitas podrán destruir el
último sistema laico de gobierno de la región e imponer su propio sectarismo,
sino qué fronteras separan a los nuevos bloques que son la OTAN (Organización
del Tratado del Atlántico Norte) y la OCS (Organización de Cooperación de
Shangai).
Algunos de nuestros lectores
deben haber experimentado un verdadero sobresalto al leer la frase anterior. En
efecto, hace meses que los medios de prensa occidentales y los de los países
del Golfo vienen remachándoles día tras día que el presidente al-Assad es el
representante de una dictadura sectaria favorable a la minoría alauita mientras
que la oposición armada representa la democracia pluralista. Basta una simple
mirada a los hechos para darse cuenta de la falsedad de esa imagen. Bachar
al-Assad ha convocado sucesivamente elecciones municipales, un referendo
constitucional y elecciones legislativas multipartidistas.
Todos los observadores
coinciden en que las mencionadas consultas se desarrollaron con toda
legitimidad. La participación popular se elevó a más del 60%, lo cual no impidió
que los occidentales las calificaran de «farsas» y que la oposición armada
respaldada por las potencias occidentales y los países del Golfo hiciera
imposible la participación de los electores en los 4 distritos bajo su control.
Al mismo tiempo, la oposición armado ha multiplicado las acciones, no sólo
contra las fuerzas de seguridad sino también contra la población civil y en
contra de todos los símbolos de la cultura y del multiconfesionalismo.
Buques rusos partirían rumbo a la base naval que este país tiene en Siria. |
La oposición armada está
asesinando también a los sunnitas progresistas y está matando al azar alauitas
y cristianos para obligarlos a huir con sus familias, ha quemado más de 1,500
escuelas e iglesias, proclamó en Baba Amro un efímero emirato islámico
independiente donde instituyó un tribunal supuestamente revolucionario que
condenó a muerte a más de 150 infieles, que fueron degollados públicamente uno
a uno por les verdugos de la propia oposición armada. Y no será ciertamente el
lamentable espectáculo que ofrecen unos cuantos políticos venales, reunidos en
el seno de un Consejo Nacional Sirio creado en el exilio que agita un proyecto
democrático de fachada que en nada se parece a la realidad impuesta en el
terreno por los crímenes del llamado Ejército «Sirio» Libre, lo que logre
evitar por mucho más tiempo que la verdad salga a la luz.
¿Quién puede creer, en todo
caso, que el régimen laico de Siria, celebrado hasta hace poco como ejemplar,
se ha convertido de pronto en una dictadura confesional mientras que el
Ejército «Sirio» Libre, respaldado precisamente por las dictaduras wahabitas
del Golfo y respetuoso discípulo de los predicadores takfiristas, es un modelo
del pluralismo democrático?
La mención, por parte de los
dirigentes estadounidenses, de una posible intervención internacional en Siria
sin mandato de la ONU, siguiendo el modelo de la que provocó el desmembramiento
de Yugoslavia, ha suscitado inquietud y cólera en Moscú. La Federación Rusa,
que hasta ahora se había mantenido en posición defensiva, ha decidido a tomar
la iniciativa. Este cambio de estrategia se debe al carácter urgente que
reviste la situación, desde el punto de vista ruso, y a la evolución favorable
sobre el terreno en la propia Siria.
Moscú acaba de proponer la
creación de un Grupo de Contacto sobre Siria que reuniría en su seno a todos
los Estados implicados, o sea tanto a los Estados vecinos como a las potencias
regionales e internacionales. Se trata de crear un foro de diálogo en lugar del
actual dispositivo belicoso instaurado por los occidentales bajo la orwelliana
denominación de «Conferencia de Amigos de Siria».
Rusia sigue respaldando el
plan Annan –que no es en realidad otra cosa que una versión apenas modificada
del plan que Serguei Lavrov había presentado a la Liga Árabe. Rusia deplora la
no aplicación de ese plan, pero atribuye la responsabilidad de su no aplicación
a la facción de la oposición que ha tomado las armas. Según A. K. Lukashevich,
uno de los voceros del ministerio ruso de Relaciones Exteriores, a la luz del
derecho internacional el Ejército «Sirio» Libre es una organización ilegal que,
a pesar de aseinar diariamente a 20 ó 30 soldados sirios, sigue gozando
públicamente del apoyo de los países miembros de la OTAN y del Consejo de
Cooperación del Golfo, lo cual constituye por cierto una flagrante violación del
Plan Annan.
Apostando a favor de la paz,
ante una OTAN que apuesta abiertamente por la guerra, Vladimir Putin ha pedido
a la OTSC (Organización del Tratado de Seguridad Colectiva) que se prepare para
un despliegue de «chapkas azules» en Siria. El secretario general de la OTSC,
Nikolai Bordyuzha, ya confirmó que dispone de 20 000 hombres inmediatamente
disponibles y perfectamente formados para ese tipo de misión.
Sería la primera vez que la
OTSC despliega una fuerza de paz fuera del antiguo espacio soviético. En una
muestra de evidente nerviosismo, el secretario general de la ONU Ban Ki-moon
trató inmediatamente de sabotear la iniciativa rusa proponiendo organizar él
también un Grupo de Contacto.
Al reunir en Washington el
Grupo de Trabajo sobre las sanciones de la Conferencia de Amigos de Siria, la
secretaria de Estado Hillary Clinton simplemente ignoró la proposición rusa y
recrudeció sus llamados a favor de un cambio de régimen.
El nombre del
misil Bulava
proviene de la palabra que
designa el bastón de mariscal
de los
ejércitos cosacos.
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En Turquía, parlamentarios de
la oposición visitaron los campamentos de refugiados sirios. Allí pudieron
comprobar la ausencia de más de un millar de refugiados censados por la ONU en
el más importante de esos campamentos, donde encontraron sin embargo un
importante arsenal. Así que decidieron interrogar en la Asamblea al primer
ministro Recep Tayyip Erdogan y exigirle que revele el monto de la ayuda
humanitaria concedida a estos refugiados fantasmas. Los diputados estiman que
el mencionado campamento de refugiados sirve en realidad de cobertura a la
realización de una operación militar secreta. Este campamento alberga en
realidad a combatientes, provenientes principalmente de Libia, que utilizan esa
instalación como base de retaguardia. Los diputados han emitido como hipótesis
que se trata además de los combatientes que se introdujeron en el distrito de
Hula precisamente en el momento de la masacre denunciada en esa región.
Estas informaciones confirman
las acusaciones emitidas por el embajador ruso Vitaly Churkin ante el Consejo
de Seguridad de la ONU. Según el diplomático ruso, el representante especial de
Ban Ki-moon en Libia, Ian Martin, ha utilizado recursos de la ONU, inicialmente
destinados a los refugiados, para enviar a Turquía combatientes de al-Qaeda és
aux réfugiés pour acheminer en Turquie des combattants d’Al Qaeda.
En Arabia Saudita se ha
manifestad nuevamente la división entre el rey Abdallah y el clan de los
Sudairis. A pedido del rey Abdallah I, el Consejo de Ulemas publicó una fatwa
que estipula que Siria no es tierra de yihad. Al mismo tiempo, sin embargo, el
príncipe Faisal, actual ministro de Relaciones Exteriores, lanzaba un llamado a
armar a la oposición siria contra «el usurpador alauita».
El jueves 7 de junio fue un
día rico en acontecimientos. Mientras que Ban Ki-moon y Navi Pillay, o sea el
secretario general y la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos
Humanos, pronunciaban su alegato contra Siria ante la Asamblea General de dicho organismo, Moscú realizó dos lanzamientos de prueba de misiles balísticos
intercontinentales.
Bandera Nacional de la Federación Rusa. |
El coronel Vadim Koval, vocero
de las RSVN (Tropas Balísticas Estratégicas Rusas), reconoció la realización
del lanzamiento de prueba de un misil Topol –desde un emplazamiento cercano al
Mar Caspio– pero no confirmó el de un misil Bulava –desde un submarino en el
Mediterráneo. Este último lanzamiento fue visto, sin embargo, en todo el Medio
Oriente, desde Israel hasta Armenia, y no se conoce ningún otro tipo de arma
capaz de provocar los efectos visuales que pudieron observarse en el cielo de
la región.
El mensaje está claro: si la
OTAN y el Consejo de Cooperación del Golfo no respetan las obligaciones
internacionales ya definidas en el Plan Annan y se obstinan en alimentar el
terrorismo, Moscú está dispuesto a enfrentarlos, incluso al precio de una
guerra mundial.
Según nuestras informaciones,
estos disparos de advertencia estuvieron coordinados con las autoridades
sirias. Moscú, que ya anteriormente había estimulado a Damasco para que
procediera a la liquidación del emirato islámico de Baba Amro inmediatamente
después del referendo constitucional que confirmó la autoridad del presidente
al-Assad, también incitó ahora al presidente a liquidar los grupos de
mercenarios presentes en el país desde el instante siguiente a la investidura
del nuevo parlamento y del nuevo primer ministro sirios. Se dio entonces orden
de pasar de una estrategia defensiva a una acción ofensiva tendiente a proteger
a la población frente a las acciones terroristas. El ejército nacional sirio
pasó por consiguiente a la ofensiva contra los bastiones del Ejercito «Sirio»
Libre. Los combates de los próximos días pueden ser difíciles, en la medida en
que los mercenarios disponen de morteros, de cohetes antitanques e incluso de
misiles tierra-aire.
En un intento por aligerar la
tensión, Francia aceptó inmediatamente la proposición rusa de participación en
un Grupo de Contacto ad hoc. Washington, por su parte, envió a Frederic C. Hof
a Moscú. Contradiciendo incluso las declaraciones que había hecho la víspera la
propia secretaria de Estado, Hillary Clinton, el señor Hof aceptó la invitación
rusa a integrar el nuevo Grupo de Contacto.
Ha quedado atrás el momento de
lamentarse sobre la extensión de los combates al territorio libanes, o de
filosofar sobre una posible regionalización del conflicto sirio. En 16 meses de
maniobras desestabilizadoras contra Siria, la OTAN y el Consejo de Cooperación
del Golfo han creado una situación sin salida que ahora puede convertirse en
una guerra mundial.
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