‘Callar a los informadores’: el alto precio que se paga por
revelar secretos ajenos
Los informantes que luchan por
desenmascarar las intrigas gubernamentales y no tienen miedo a manifestar la
verdad, sufren un cambio drástico en sus vidas: sus reputaciones se ven
perjudicadas o son privados de su libertad.
Informadores bajo juicio… Rara
vez antes se podía ver en los periódicos algo relacionado con este tipo de
casos. Ahora, después de los escandalosos procesos en torno a las revelaciones
de WikiLeaks, se han convertido en noticias de primera plana.
Y es que parece ser que las
filtraciones del portal han puesto en marcha toda una reacción en cadena. Los
gobiernos de los países mencionados en las publicaciones utilizan su poderío
para promover proyectos de ley que hacen casi imposible la actividad de aquello que disponen de datos inconvenientes.
El 'caso Addison'
Filtrar secretos es una
actividad peligrosa… y Wendy Addison puede dar fe de ello. Mientras trabajaba para una compañía
sudafricana, averiguó que la dirección de la empresa robaba dinero a los accionistas
y lo destinaba a paraísos fiscales.
“En este punto toda mi vida
quedó destrozada. Perdí mi carrera, lo perdí todo. Yo recibía amenazas anónimas constantemente.
En algunas ocasiones estuve a punto de escaparme de la sociedad. Es una cosa
muy común entre los informantes, hasta llegué a pensar en el suicidio”,
confiesa Addison.
'Examen de interés público’
Actualmente el parlamento del
Reino Unido estudia un proyecto que determinaría, en caso de ser aprobado, que
cualquier información revelada debe pasar por un “examen de interés público”.
Solo los datos que puedan considerarse como tales podrían ser filtrados. Y la larga lista de
limitaciones incluida en el proyecto deja bien claro que prácticamente ya no
habría lugar para ello.
Un miembro de la red
internacional de estudios de filtraciones, David Lewis dice que la iniciativa
está minando la industria de los informantes.
“El mayor valor de la
precaución existente es que no existe ningún test de interés. Fue un examen
bastante simple: mientras sus motivos fueran honestos, podría estar seguro en
adelante de que estaría protegido. Ahora todos tendrán que cumplir con este
test, por lo que será bastante difícil para la gente de notificarlo”, afirma
Lewis.
Y aún hay más… existen opiniones de que este examen limitará
seriamente la libertad de expresión.
El Gobierno del Reino Unido
afirma que la iniciativa busca detener el perjurio de los voceros contra sus
empleadores. Pero son varios los que consideran que tan solo servirá para
obstaculizar que la verdad salga a la luz y que representa una amenaza muy
seria, una medida represiva sobre los informantes.
El precio a pagar
Aquellos, que no tuvieron
miedo de manifestar la verdad, sufrieron un cambio drástico en sus vidas, si
bien sus reputaciones se vieron perjudicadas, o fueron privados de su libertad.
Un alto precio que pagaron por revelar los secretos, que los ricos y poderosos
jamás hubiesen querido que fuesen divulgados.
“Me dijeron que estoy dando un
paso erróneo, pero para mí era algo muy correcto. Sabía que era una decisión
correcta”, confiesa Addison.
Pero mientras lo que es
correcto desde el punto de vista de la moral no esté respaldado por el aspecto
legal, la verdad durante décadas podría permanecer encerrada en las cajas
fuertes.
Fuente RT
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