La actividad lúdica de las malditas potencias se llama Siria
Al cabo de varios meses de agresiones contra
Siria y del gasto de miles de millones de dólares, el balance de las
operaciones no es malo en el plano mediático pero sí resulta mediocre en el
plano militar. Peor aún, el compromiso de los chinos, los rusos y los iraníes a
favor de la seguridad de Siria y del derecho internacional indica que el costo
de una guerra acabaría hundiendo las economías de quien se deje arrastrar a
ella. Quienes pretendan hacer creer que una implicación militar directa de sus
países en la región no sería más que una simple «intervención» son totalmente
inconscientes o responden a una agenda verdaderamente irracional.
Moscú alista sus misiles de mediano y largo alcance. |
Ya está confirmado que la llamada «crisis
siria», que desde el principio interpretamos como una guerra mundial contra
Siria, se ha convertido en un problema universal que ha divido el mundo en dos
bandos: de un lado está el bando occidental, que ha planificado, financiado y
dirigido, al menos hasta el momento, la agresión emprendida por mercenarios
árabes y regionales - el llamado ejercito "libre" -, y del otro lado
se encuentra el bando contrario, que se ha visto obligado a unirse para
defender sus propios objetivos estratégicos.
Este último bando ha formado un grupo
internacional que estima que el éxito de los planes de Occidente en Siria
dejaría a toda la región bajo el control de un neo-colonialismo que pondría fin
a toda aspiración de libertad e independencia. El conflicto se define por lo
tanto claramente, entre un agresor a las órdenes de Estados Unidos y un
defensor que se organiza para distribuir y coordinar los papeles de cada uno de
los miembros de su organización estratégica, en función de su capacidad y su
eficacia para responder a la agresión.
I. Mientras más tiempo pasa,
más evidentes se hacen los elementos que caracterizan esta confrontación. Al
cabo de un poco más de 15 meses podemos resumir esos elementos de la siguiente
manera:
1. Las capacidades defensivas
de los defensores son superiores a las capacidades de ataque de los agresores.
En efecto, si se tiene en cuenta el potencial de cada uno de los bandos, puede
verse que el éxito del campo agresor resulta imposible en cuanto a la obtención
de sus objetivos en Siria y el rediseño de la región conforme a los intereses
de Estados Unidos y del sionismo. Por consiguiente, cuando el bando agresor se
obstina en repetir constantemente que «El presidente sirio tiene que irse», que
«tiene que ceder el poder a un gobierno civil de transición», que «tiene que
haber una transición pacífica del poder», no hace más que poner de relieve el
ridículo y la ironía de la situación al comportarse como vencedor cuando en
realidad está vencido y su agresión no le ha reportado hasta el presente otra
cosa que sus propios crímenes, que han costado la vida a sirios inocentes. ¿A
menos que ese bando considere el crimen como una victoria?
Recinto de la NATO / OTAN |
2. La desintegración y
retroceso del sistema de los agresores, mientras que la cohesión del sistema de
los defensores se ve cada vez más sólida en la medida en que cada uno de sus
miembros estima que la cuestión siria le afecta directamente; lo cual explica
sus posiciones cada vez más firmes contra todo ataque o intervención extranjera
contra Siria y bajo cualquier pretexto que implique el uso de la fuerza,
particularmente mediante la adopción de una resolución en virtud del Capítulo
VII. Estados Unidos está quizás a punto de darse cuenta de ese estado de cosas,
sobre todo después de la última toma de posición de Rusia. Los únicos que se
mantienen sordos y ciegos ante lo evidente y que siguen negándose a entender
son los «beduinos rechonchos del petróleo». Es por ello que, con el secretario
general (que para más desgracia se llama «Al-Arabi») de la Liga Petrolera
supuestamente interesada por la «Causa árabe», siguen insistiendo en exigir que
se aplique a la «cuestión siria» el famoso Capítulo VII. Sin embargo, en el
caso que nos ocupa, la puerta del Consejo de Seguridad de la ONU parece
definitivamente cerrada a sus llamados en ese sentido (votar en encuesta
sobre las reformas del consejo
permanente de la ONU a la derecha del blog).
3. Además de lo anterior, es importante anotar
que cada uno de los bandos está reuniendo y exhibiendo sus fuerzas para
precipitar el momento decisivo y ponerle fin de manera favorable [a sus propios
intereses]. En efecto:
II. En esas condiciones, la
interrogante que se plantea tiene que ver con el devenir de esta crisis mundial
que aparece a la luz de la llamada crisis siria: ¿Está el mundo a las puertas
de una confrontación militar global o se trata únicamente de demostraciones de
fuerza destinadas únicamente a servir como cartas de triunfo en el marco de
futuras negociaciones?
En materia de guerra resulta razonablemente
imposible lanzar un ataque antes de garantizar dos elementos fundamentales: el
primero es la posibilidad de alcanzar el resultado deseado llevando al
adversario a une especie de derrumbe o hacia alguna forma de depresión o de
confusión; el segundo tiene que ver con la capacidad de transformar una
victoria militar en una victoria política capaz de consolidar, conservar y
explotar la victoria. En ciertos casos, existe también un tercer elemento a
tener en cuenta: es el volumen de bajas y daños potenciales que el atacante
puede asumir como resultado de la confrontación. Si aplicamos al bando de los
agresores estas reglas inmutables, podemos comprobar que:
1. En materia de guerra
convencional, las fuerzas esenciales de este bando (la OTAN) acaban de pasar
por dos décadas muy difíciles que han agotado sus economías, al extremo de que
no pueden permitirse otra guerra más, mientras que el bando contrario dispone
de capacidades militares defensivas extremadamente difíciles de superar por sus
adversarios, lo cual nos lleva a descartar la posibilidad de una intervención
militar, justificada o no a través de una resolución del Consejo de Seguridad
de la ONU.
2. En cuanto a la guerrilla y
las operaciones terroristas que actualmente se desarrollan, alimentadas y
dirigidas por el bando de los agresores que estimulan la escalada de la
violencia y su extensión a todo el territorio sirio, especialmente a las
grandes ciudades (Damasco y Alepo), el bombardeo mediático y las posibilidades
de los agresores están por debajo del nivel que se necesitaría para que
lograsen concretar sus proyectos. En cambio, lo que sí está claro –incluso en
este momento– es que la próxima etapa de la lucha contra ese terrorismo será
diferente a las anteriores, sobre todo porque después de la formación del nuevo
gobierno resultante de las elecciones parlamentarias libres ya no será posible
seguir imponiendo líneas rojas infranqueables a las fuerzas militares sirias ni
impedirles que hagan lo que hay que hacer. El terrorismo mediático y los
políticos del bando agresor, que se hallan tras las masacres, ya no podrán
proseguir sus campañas de mentiras y atribuir al Estado sirio la
responsabilidad de los crímenes que ellos mismos cometen. Ya no podrá tolerarse
que la misión de observadores internacionales sirva de instrumento al
recrudecimiento de las operaciones criminales, sobre todo teniendo en cuenta
que dicha misión ya ha sido puesta en tela de juicio debido a sus deficiencias,
voluntarias o no, en cuanto a comunicar la verdad.
3. En cuanto al resto, basta
con recordar que Israel no tiene posibilidades de crear una organización
defensiva destinada a proteger su frente interno. Israel está impaciente por
atacar Irán, además de todas las amenazas que no deja de alimentar contra el
programa nuclear de ese país. Basta el simple recuerdo de ese factor para
entender que el bando de los agresores es incapaz de enfrentar la posible
reacción que su agresión desataría.
III. Por lo tanto, podemos
deducir que la guerra militar contra Siria es muy poco probable; que el agresor
no podrá alcanzar sus objetivos mediante la guerra terrorista y que, por el
contrario, esta se traducirá para él en pérdidas que lo desgastarán, incluso si
eso puede llevar cierto tiempo. Llegados a este punto del análisis, podemos
retomar la pregunta planteada anteriormente: ¿Por qué esta concentración de
fuerzas?
Presidente sirio Bashar al - Asaad |
La respuesta, en nuestra
opinión, reside en el hecho que el bando agresor, ya consciente de su fracaso,
sabe que la única salida que le queda pasa por una solución negociada y
pacífica, pero también sabe que quien se sienta a la mesa de negociaciones no
recibe más que una parte proporcional de lo que ha logrado ganarse en el terreno
y según las cartas que tenga en la mano. Es por ello que el bando de los
agresores trata de reunir un máximo de fuerzas, para que su derrota parezca
menos importante, ahora que su victoria en Siria ha pasado al plano de la mera
ficción y en un momento en que Rusia ha lanzado sus invitaciones a negociar en
un lenguaje muy comprensible para todo aquel que conozca el procedimiento: bajo
la forma de un misil que pone fin a las dudas, disipa los delirios y abre el
camino a la paz.
El presidente Bashar al-Assad habrá ofrendado
así a su padre, en ocasión del 10º aniversario de su fallecimiento, el
equilibro estratégico por el que tanto luchó en el pasado y con el que siempre
soñó.
Gral. Amin Hoteit - Fuente Red
Voltaire.
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