Se
organiza la resistencia del Estado sirio
Después de la derrota sufrida
en Damasco por los escuadrones de la muerte de la OTAN, miles de mercenarios y
takfiristas se reunieron en Alepo, ciudad del norte de Siria. En Alepo puede
desarrollarse una batalla decisiva que determinaría la evolución de una guerra
planificada para ser larga y para sembrar en Siria la destrucción y el caos. El
objetivo primordial es debilitar al Estado y deshacer el tejido social y
nacional sirio para sacar al país de las ecuaciones regionales en las que ha
sido, durante los 40 últimos años, el principal actor al impedir que Israel y
Occidente extendieran su hegemonía sobre el conjunto de la región.
La guerra que se impone a
Siria será larga y está convirtiéndose en una guerra de desgaste, lo cual ha
llevado al Ejército Árabe Sirio a preferir dar un giro decisivo a la batalla en
el terreno, con el respaldo de un amplio sector de la población. Esto se
refleja en la fuerte participación popular en los combates, junto al ejército
nacional, especialmente en Alepo, frente al ataque de los mercenarios y
«yihadistas» que llegan del mundo entero a través del territorio de Turquía. El
gobierno de la ilusión otomana acentúa sus presiones e intensifica su
injerencia con la esperanza de establecer, con la ayuda de los mercenarios, una
zona-tapón que pudiera servir de cabeza de playa para concretar una
intervención extranjera en Siria. Sin embargo, una vez más, la realidad no
corresponde con lo previsto en los cálculos.
Mientras que la atención de
los medios de prensa internacionales implicados en la guerra contra Siria se
concentra en Alepo, el Ejército Árabe Sirio ha terminado de limpiar de grupos
terroristas Damasco y sus principales barrios periféricos. En ese contexto, la
estrategia de los rebeldes consiste en dispersar las capacidades de las tropas
regulares mediante la apertura de frentes en varias regiones, mientras que el
Estado ha tomado la decisión de terminar el asunto de una vez y por todas,
aplastando a los grupos terroristas en todas partes a la vez.
La campaña militar se desarrolla
a la par de un esfuerzo del Estado nacional sirio emprendido en el plano
mediático así como en los sectores económico y político por reunir todos los
factores necesarios para garantizar la victoria en esta batalla crucial por el
destino de Siria y de su pueblo, como ha señalado el propio presidente Bachar
al-Assad.
El principal desafío que se
plantea ante Siria es hallar los marcos adecuados para las múltiples
iniciativas de lucha contra los escuadrones de la muerte que han aparecido en
numerosas regiones. Los habitantes han cooperado espontáneamente con el
ejército para impedir la infiltración de los grupos terroristas y ayudar a
eliminarlos en las regiones donde estos se habían implantado. A través de las
iniciativas personales, los habitantes han ayudado a las tropas en la
localización y destrucción de los grupos clandestinos que se hallaban a la
espera del momento de entrar en acción y de sembrar la destrucción. Sin
embargo, para ser más eficaces, esas iniciativas exigen un marco, mejor organización
y un mínimo de estructuración.
Todos esos esfuerzos deben
acompañar la decisión ya tomada por los aliados regionales e internacionales de
Siria de enfrentar esta nueva ofensiva imperialista. Es por ello que el Guía de
la Revolución iraní, Ali Khamenei, ha declarado que la guerra que Siria está
enfrentando se inscribe en el marco de la lucha de las fuerzas de la
resistencia y de la liberación contra el poderío del imperialismo hegemónico.
Lo mismo sucede con Rusia, que
ha denunciado la actitud negativa de los opositores sirios quienes, a pesar de
las decenas de delegaciones que han enviado a Moscú, se niegan a dar el menor
el paso y siguen subordinando su propia acción a la estrategia de Estados
Unidos y Occidente.
Ghaleb Kandil - Fuente "Red Voltaire".
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