viernes, 17 de agosto de 2012

Quieren tapar el sol con la mano: Washington manipuló la verdad sobre el 11 de septiembre del 2001.

Impresionante Documental sobre el 11-9: "Press for Truth"


 Numerosos temas polémicos aún contaminan la versión oficial del gobierno estadounidense sobre los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001. El poder político en Washington junto con las élites dueñas de los grandes medios de comunicación, siempre desearon que se esfumaran los cuestionamientos, discrepancias y dudas surgidas de los continuos debates públicos con respecto a lo ocurrido el 11/9, a pesar de la gran cantidad de evidencias que sugieren que a los ciudadanos estadounidenses se les dijo solo una pequeña parte de la verdad sobre el ataque más grande de la historia ocurrido en territorio continental de los EEUU.

 A casi once años de estos hechos, todavía existen muchas preguntas sin contestar: ¿Cómo cayó el Edificio Nº 7? ¿Qué causó la destrucción de las torres gemelas? ¿Fue realmente Osama Bin Laden el autor o más bien el pretexto para una nueva geopolítica de dominación mundial? ¿Dónde estaba realmente escondido Osama Bin Laden durante todo este tiempo? ¿Por qué tardó tanto en ubicarlo el espionaje estadounidense? ¿Fue Osama Bin Laden verdaderamente la persona capturada y eliminada en gran secreto en Paquistán o más bien un show para engañar a la opinión pública mundial y justificar la falta de respuestas? ¿Por qué no se le capturó y juzgó entonces? ¿Son aquellos que cuestionan la historia oficial del 11/9 peligrosos «teóricos» de la conspiración?

Presentamos el documental «9-11 PRESS FOR 
TRUTH» SUBTITULADO EN ESPAÑOL.
 Uno de los mejores y más simples documentales que 
demuestran las manipulaciones de Washington para 
ocultar la verdad acerca de los atentados del 11 de 
septiembre del 2001.
 Los académicos e intelectuales que han intentado responder estas interrogantes han sido ignorados o ridiculizados por los grandes medios corporativos (e incluso por progresistas de izquierda), expertos políticos y funcionarios del gobierno, que claramente se proponen silenciar el llamado «Movimiento por la Verdad sobre el 11/9» o a cualquier persona que dude de la cuestionada postura oficial sobre este asunto. Sin embargo, las preguntas no dejarán de aparecer y cada vez se pedirán más respuestas.

 Hasta la primavera de 2010, más de 1,200 arquitectos e ingenieros han pedido una nueva investigación sobre lo ocurrido el 11/9. Estos académicos y profesionales de la construcción están motivados por varios elementos: las múltiples explicaciones del Informe de la Comisión 11/9 han resultado probadamente erróneas, las aclaraciones científicas son imperfectas y contradictorias, y los estadounidenses merecen una explicación basada en los hechos.

 Al mismo tiempo, en las trazas de polvo de las torres del World Trade Center (WTC) y del Edificio Nº 7 ubicado en el mismo complejo se han encontrado nuevas evidencias de explosivos que se utilizan para demoliciones controladas. Después de un cuidadoso examen de la versión oficial sobre el 11/9 (donde la Comisión incluso nunca mencionó el Edificio No 7) y de datos forenses omitidos en los informes, estos profesionales concluyeron que se requiere una investigación independiente y transparente sobre estos enormes y misteriosos defectos estructurales.

 Richard Gage, un arquitecto de San Francisco y fundador de Arquitectos e Ingenieros por la Verdad sobre el 11/9, dijo: «Los informes oficiales de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias y del Instituto Nacional de Estándares y Tecnologías (NIST) proporcionan explicaciones insuficientes y fraudulentas sobre las circunstancias de la destrucción de las torres».

  Gage y otros arquitectos e ingenieros, atacaron el primer informe del NIST hasta el punto de que ese organismo cambió finalmente sus conclusiones, presentó nuevas evidencias y en 2008 emitió una primera versión del reporte.


 En los treinta días posteriores a su presentación el NIST recopiló las dudas sobre este. El grupo encabezado por Gage envió una carta que cubría las muchas inconsistencias y omisiones del documento; sin embargo, el reporte final de 2008 no se refirió a casi ninguna de las inquietudes planteadas. El método científico no estuvo presente en ese estudio.

 Las acciones de Gage y Arquitectos e Ingenieros por la Verdad sobre el 11/9 obligaron al NIST a reconocer que el rascacielos metálico de 47 pisos llamado Edificio Nº 7 del WTC no había sido impactado por un avión y se desmoronó con una aceleración de caída libre superior a 30 metros por segundo. El NIST no proporcionó explicación de cómo o por qué se había desplomado de esa manera, más bien continúa planteando que la observación de los materiales que contenían termita hallados en el Punto Cero, incluidos en la teoría de la demolición, «no tenía que ser necesariamente concluyente». A pesar de su propia afirmación de que las pruebas de la demolición son poco concluyentes, decidieron no comprobarlas ni tenerlas en cuenta en absoluto, como si esto no pudiera y/o no hubiese sucedido (para más detalles, ver artículo en este link). Una vez más las agencias gubernamentales eludieron completamente el método científico.

 En otros temas relacionados con el 11/9 sigue en pie el misterio respecto al paradero del supuesto perpetrador, Osama Bin Laden. A pesar de que Bin Laden no se adjudicó el atentado (de hecho, alegó lo contrario; tampoco el FBI lo tiene como sospechoso de esos crímenes por falta de pruebas), funcionarios gubernamentales de ambos partidos [republicanos y demócratas] regularmente se refieren a él como el responsable de los ataques del 11/9 (véase artículo sobre el FBI).

El profesor Cass Sunstein trabaja para la 
administración Obama en Washington, 
su tácticas son aquellas del Programa de 
Contra-inteligencia del FBI para controlar la 
opinión pública.
 Además, el doctor David Ray Griffin, ex profesor de la Escuela de Teología de Claremont, California, y autor de numerosos libros sobre las incógnitas del 11/9, sugiere que Osama Bin Laden pudo haber muerto hace casi nueve años, exactamente el 13 de diciembre de 2001, a causa de insuficiencia renal o una enfermedad del riñón. Existen registros de tratamientos médicos proporcionados a Bin Laden en un hospital militar estadounidense de Dubai por una infección urinaria, ligada a menudo a enfermedades del riñón, y también documentación sobre un pedido de una máquina portátil de diálisis, esencial para su supervivencia, que fue enviada a Afganistán. Griffin cita a un grupo de médicos y plantea que sería imposible que Bin Laden sobreviviera en una cueva con esa máquina durante cualquier período sustancial de tiempo. Observó que EE.UU. y el gobierno británico están conscientes de la muerte de Bin Laden, pero la han ocultado para continuar la guerra antiterrorista. [Véase el libro de Griffin, Osama Bin Laden: Dead or Alive? (Osama Bin Laden: ¿Muerto o vivo?)].

 Otro conflicto referido al 11/9, y en pleno desarrollo en el frente interno, se refiere a que el profesor de Derecho de Harvard, el Sr. Cass Sunstein, nombrado por el presidente Obama para dirigir la Oficina de Información y Asuntos Regulatorios, propuso que el gobierno de EE.UU. debe infiltrar agentes y desacreditar a los grupos de activistas.

 En relación con esto último, el llamado de Sunstein incluye a los «Activistas de la Verdad 11/9» (llamados Truthers 11/9), quienes desafían la visión oficial de los hechos, y aunque reconoce que en el pasado el gobierno de EE.UU. ha estado implicado en conspiraciones, cree confiadamente que eso ya no es un problema. (Para abundar sobre el tema, véase la sección Emergencia por la Verdad y el capítulo 6 de Censored 2011.)

 Sunstein asegura que los grupos que cuestionan la versión oficial sobre los acontecimientos del 11 de septiembre son peligrosos y podrían conducir a alguna gente a la violencia, pero no presenta ninguna prueba concreta para corroborar su afirmación.


 El profesor de Derecho de Harvard asevera que no resulta productivo refutar a estos grupos en público y, en cambio, sugiere que es más eficaz infiltrar agentes y desacreditar premeditadamente sus fuentes internas. En esencia, Sunstein está pidiendo un regreso del Cointelpro (Counter Intelligence Program o Programa de Contrainteligencia del FBI), de los días de la Guerra Fría, cuando agentes encubiertos del gobierno de EE.UU. eran infiltrados secretamente entre los grupos antibelicistas, ecologistas y de derechos civiles para intentar destruirlos desde adentro y desacreditar sus actividades.

 Con ello provocaba violencia o los agentes infiltrados planificaban actos ilegales que llevaran a los grupos a ser juzgados por cargos criminales. El llamado de Sunstein concierne fundamentalmente a determinados grupos de activistas 11/9 y lo más preocupante es que puedan ser objeto de infiltración y más tarde juzgados por cargos fabricados de terroristas o criminales. (Véase los temas 6 y 20 de Censored 2009 y 2008 respectivamente.)

 Tal clima de miedo e intimidación no es un buen presagio para los derechos de la Primera Enmienda, ni para la libertad de cátedra en EE.UU., y menos aún para descubrir la verdad sobre qué sucedió realmente el 11 de septiembre. (Para leer más sobre este tema entrar a http://www.voltairenet.org/Washington-manipulo-la-verdad)


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