Las potencias occidentales,
como EE.UU., buscan nuevos pretextos para intervenir militarmente en Siria,
denunció el miércoles la agencia de noticias estatal de China, Xinhua, al
llamar la atención de la comunidad internacional sobre este caso.
Xinhua se refirió a las
declaraciones del presidente estadounidense, Barack Obama, sobre Siria; cuando
advirtió el lunes de que Washington considera «la línea roja» para el
lanzamiento de un ataque miliar el empleo de armas químicas que ordenara el
gobierno de Damasco contra los rebeldes sirios.
La agencia oficial china
rechaza las advertencias de Obama y recuerda la invasión de Irak por EE.UU. en
2001 bajo el pretexto de que el régimen de Sadam Husein poseía un arsenal de
armas de destrucción masiva; las supuestas armas que nunca se encontraron en el
país árabe.
Igualmente, hace ilusión al
caso de Libia y las injerencias del Gobierno estadounidense en los asuntos de
este país africano con la excusa de proteger a los civiles en el conflicto
entre el exgobernante de este país, Muamar Gadafi y los opositores.
Xinhua señala que el mundo
debe permanecer vigilante ante tales comentarios peligrosos (de Obama) que sólo
agravarán la situación en la que vive Siria desde 17 meses.
Desde mediados de marzo de
2011, Siria es escenario de una ola de violencia, organizada y financiada por
países occidentales, los cuales tratan de presentar al Gobierno de Damasco como
el causante de la crisis, a fin de propiciar el terreno para una intervención
militar extranjera.
La televisión RT informa por
su parte:
El Departamento de Defensa de EE.UU. ha confeccionado el guion de un operativo especial para apoderarse de los arsenales químicos que tiene Siria. Una vez recibida la pertinente señal de la Casa Blanca, enviaría a Damasco varios equipos de comandos con la tarea de «asegurar el control» de esos armamentos.
Según fuentes del Pentágono
citadas por el periódico Los Angeles Times, el plan se centra mayormente en la
protección y la destrucción de todo depósito de armas químicas antes de que
caiga en manos de los rebeldes. El mayor temor lo provocan en este sentido las
milicias alineadas con Al Qaeda, Hezbolá y otros grupos radicales.
Hasta el momento los arsenales
han estado bajo vigilancia de las tropas leales al presidente Bashar al Assad y
no corrían ningún riesgo de caer en manos de las fuerzas antigubernamentales,
admiten los peritos militares.
«Asegurar esos sitios
probablemente implicaría incursiones sigilosas por parte de equipos de
operaciones especiales, entrenados para manejar ese tipo de armas, y ataques
aéreos de precisión para incinerar los productos químicos sin dispersarlos en
el aire», asegura el rotativo con referencia a unos oficiales. Revela además
que los satélites y los vehículos no tripulados estadounidenses «ya mantienen
una parcial vigilancia» de los arsenales sirios.
Las agencias de inteligencia
estadounidenses creen que Siria ha fabricado o adquirido cientos de toneladas
de sarín (gas nervioso) y de gas mostaza (sustancia vesicante). Además,
sostienen que fuerzas sirias han procurado desarrollar el potente agente
nervioso conocido como VX. La toxicidad de algunas de esas sustancias químicas
se degrada considerablemente con el tiempo, por tanto los expertos consideran
difícil apreciar lo letal que son dichas reservas.
Acorde a un informe del
director de la Inteligencia Nacional de EE.UU., James Clapper, para hacer uso
de los arsenales de armas químicas en Siria podrían servir las bombas de
aviación, misiles balísticos y artillería. Pero el Gobierno sirio aseguró que
jamás las emplearía contra civiles y solo podría hacerlo en caso de una
agresión bélica del exterior.
A su vez, el analista político
Rómulo Pardo Silva considera «el estigma de las armas químicas» como propaganda
y pretexto para un asalto planteado con antelación. EE.UU. tenía ya en el año
2001 el plan del Pentágono para el control e intervención militar en Siria,
dice el experto. A su juicio, lo había preparado persiguiendo sus «intereses en
la riqueza, en los recursos naturales y en el control de la supremacía global».
Fuente: Red Voltaire.
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