Fueron en total 25 los miembros del grupo de elite de la marina estadounidense, conocida como los Navy Seals, quienes lograron ingresar en mayo de 2011 al refugio de Abbottabad, en Pakistán, en el que se encontraba Bin Laden. Ese día, terminaron con la vida del terrorista más buscado por EE.UU. Casi dos años después, sólo dos de esos militares están vivos. Los restantes 23 murieron, según informa el diario italiano Corriere della Sera.
La última baja fue días atrás, cuando un miembro del Team 6 murió durante un accidente con paracaídas en un ejercicio militar en Marana, Arizona.
El caso más resonante fue cuando en agosto de 2011, durante una operación en Afganistán, un helicóptero en el que viajaban 22 de los Navy Seal que formaban parte del Team 6 se estrelló y los soldados murieron. El gobierno estadounidense nunca confirmó ni desmintió que en el accidente estuviera casi todo el equipo que terminó con Bin Laden.
Con la muerte de los 22 más la ocurrida días atrás, sólo quedan vivos dos de los miembros de aquel comando, quienes, al parecer también han caído en desgracia. El soldado que dice ser quien disparó contra Bin Laden, contó recientemente que se encontraba al borde de la pobreza, sin pensión y sin seguro médico.
Mientras que el otro, Matt Bissonnette, fue dado de baja del Ejército por revelar detalles de la operación para matar a Bin Laden y llevarlos a un libro en el que se contó cómo fue el asalto al refugio en el que se escondía el terrorista.
¿Será acaso que cayeron todos en desgracia como si se tratara de una maldición?
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