Argentina a la vanguardia en la tecnología espacial en Latinoamerica.
La lista de países o agencias
internacionales que han conseguido situar en órbita un satélite se nos antoja
realmente pequeña. Sólo los más poderosos han logrado reunir el conocimiento
científico y el poderío económico para diseñar, construir y lanzar un cohete al
espacio para poner a circular satélites de comunicaciones.
Satélite argentino Sac-D. |
Ucrania/Rusia,
Japón, China, Francia/la Unión Europea, la India y los Estados Unidos
constituyen la flor y nata mundial de la carrera espacial, pero Argentina ahora
se une a ellos en este elitista club de los únicos capaces de semejante hazaña.
La Comisión Nacional de Actividades Espaciales (www.conae.gov.ar) ha incluido en nómica a
cientos de ingenieros e investigadores que proporcionaran al diseño argentino
lo último en tecnología espacial y situarse en la vanguardia de la carrera por
conquistar el espacio. "Lo que
tiene de fabuloso este tipo de proyecto es que estaremos en la "ultra
frontera" del conocimiento – asegura entusiasmado el doctor Conrado
Varotto, director ejecutivo de la Conae-. Y lo hacemos no tanto por la
capacidad de lanzamiento en sí, sino por una nueva concepción que tenemos de
cómo va a evolucionar la tecnología espacial."
Ejemplo de satélite argentino SAC-D
Argentina no se conforma con
ser uno más del grupo de países capaces de lanzar un satélite al vacío cósmico.
La CONAE investiga tecnologías pioneras que convertirán su participación en una
aportación científica de alto interés. En estos momentos disponen de 3 tipos de
satélites muy avanzados que cubren todo el espectro de observación posible.
La
serie SAC funciona con instrumentos de rango óptico y de microondas pasivo,
disponiendo además de varios subtipos de nave (A, B, C, D y E). La serie Saocom
lo hace con aparatos de rango de las microondas activo/radares. Y la serie
SARE, que usa dispositivos con capacidades peculiares que Argentina ha diseñado
de manera propia, como por ejemplo, permitir a los satélites colocarse en
órbitas extrañas para pasar por el mismo lugar muchas más veces de manera más
continuada.
En 3 años planean poner en órbita su pléyade
de satélites pioneros.
Pero no se quedan aquí. Este
tipo de satélites serian únicos porque se han diseñado para conformar un
“clúster”, es decir, que cada aparato se concibe como una pieza específica de
un conjunto dinámico en donde cada satélite cumple funciones concretas y, a la
vez, todos comparten servicios esenciales. Lo que llaman arquitectura
segmentada y que representa una revolución total en la investigación espacial.
Esta nueva filosofía técnica permitirá resolver problemas difíciles en el
ámbito logístico, como por ejemplo, los casos que nos explica Varotto: “Si
ocurre algo en la Tierra que exige tener un instrumento arriba en semanas para
poder observarlo, y eso depende de un satélite de los que se llaman
clásicamente «monolíticos», entre que lo concebimos y lo ponemos en órbita,
pasan seis años como mínimo. Además, si uno tiene un desperfecto arriba, lo
perdió. Y la tercera cuestión es que, en un aparato que ya está en órbita, si
se producen avances tecnológicos, no se pueden reemplazar los dispositivos más
atrasados. Son tres situaciones muy diferentes, pero que se resumen en el hecho
de que lo ideal sería poder contar con «pedazos» de satélites o satélites
chiquititos, cada uno con distintas tareas, como los que nosotros diseñamos”.
El lanzamiento está previsto para el año 2013.
Fuente: www.neoteo.com
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