EL OCASO DEL DÓLAR (EEUU)
A los Estados Unidos (EEUU) se
le negó la entrada a estas reuniones. Si estos líderes mundiales tienen éxito,
el valor del dólar se desplomará pronto; el costo de las importaciones,
incluyendo el petróleo, se disparará y las tasas de intereses aumentarán.
El mundo considera al Fondo
Monetario Internacional (FMI), al Banco Mundial y a la Organización Mundial del
Comercio (OMC) como peones de Washington en un sistema financiero respaldado
por las bases militares y portaaviones estadounidenses que merodean el mundo.
No obstante, esta dominación militar es el vestigio de un imperio
estadounidense que ya no es capaz de gobernar a través de la fuerza económica.
La potencia militar de EEUU es demasiado musculosa, se basa más en el armamento
atómico y los ataques aéreos de larga distancia que en operaciones de tierra,
las cuales son hoy en día demasiado impopulares, políticamente hablando, como
para realizar ataques a gran escala.
Como subrayó Hedges en junio
de 2009: «Los arquitectos de este intercambio mundial se dan cuenta de que si
vencen al dólar entonces podrán vencer la dominación militar de los Estados
Unidos». El gasto militar de los EEUU no puede sostenerse sin este ciclo de
grandes préstamos. El presupuesto oficial de defensa estadounidense para el año
fiscal 2008 fue de $ 623 mil millones; el presupuesto militar que más se le
acercó fue el de China, $65 mil millones, de acuerdo con la Agencia Central de
Inteligencia.
Para financiar la permanente
guerra económica, EEUU ha estado inundando el mundo con dólares. Los bancos
centrales de los países recipiendarios convierten estos dólares en moneda local
y es entonces cuando estos bancos centrales se enfrentan a un problema. Si un
banco central no gasta su dinero en los Estados Unidos, la tasa de cambio
contra el dólar se incrementa y se penalizan a los exportadores. Esto le ha
permitido a EEUU imprimir papel moneda sin restricciones: comprar importaciones
y compañías extranjeras, financiar la expansión militar, así como asegurar que
otras naciones, como China, continúen comprando bonos del tesoro
estadounidenses.
En julio de 2009, para
ilustrar su convocatoria a la búsqueda de una nueva moneda supranacional que
reemplace el dólar, el Presidente Medvédev sacó de su bolsillo una muestra de
la «moneda mundial del futuro unido». La moneda, que tiene la inscripción
«Unidad en la diversidad», fue acuñada en Bélgica y presentada a los jefes de
las delegaciones del G8.
En septiembre de 2009, la
conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, por su sigla en
inglés) propuso la creación una nueva moneda artificial que substituya al dólar
como moneda de reserva. La Naciones Unidas quiere rediseñar el sistema de
intercambio internacional de Bretton Woods.
El valor del oro sigue en alza desde hace décadas. |
La creación de esta moneda
sería el reacondicionamiento monetario más grande desde la Segunda Guerra
Mundial. China, por su parte, está enfrascada en acuerdos con Brasil y Malasia
para realizar su comercio en yuanes chinos, mientras Rusia propone comenzar a
negociar en rublos y monedas locales. Además, nueve países latinoamericanos han
acordado la creación de una moneda regional: el Sucre (Sistema Único de
Compensación Regional); esta moneda está dirigida a frenar el uso del dólar
estadounidense. Reunidos en Bolivia, los países del ALBA (Alianza Bolivariana
para las Américas), un bloque izquierdista impulsado por el presidente
venezolano Hugo Chávez, se comprometieron a seguir adelante con la creación de
una nueva moneda para su comercio intrarregional. El Sucre comenzó a
desarrollarse en 2010 con un formato no impreso. Los estados miembros del ALBA
son Venezuela, Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua, Antigua y Barbuda, Dominica y
San Vicente y las Granadinas.
El ciclo que sostiene la
permanente economía de guerra de los EEUU parece estar llegando a su fin. Una
vez que el dólar no pueda inundar los bancos centrales y nadie compre los bonos
del tesoro estadounidenses, el imperio militar global de los EEUU se hundirá;
el impacto sobre la vida diaria de la población de ese país puede ser grave.
Nuestros autores pronostican
que junto al incremento de los costos, estados y ciudades (de EEUU) verán
desaparecer sus fondos para pensiones. El gobierno se verá forzado a vender la
infraestructura a las sociedades privadas, incluyendo carreteras y transporte.
La gente cargará con los costos de los servicios públicos privatizados que una
vez fueron regulados y subsidiados. Las propiedades inmobiliarias comerciales y
privadas bajarán a menos de la mitad de su valor actual.
Los valores negativos que ya
plagan el 25 por ciento de los hogares estadounidenses aumentarán hasta incluir
a casi todos los dueños de propiedades. Será difícil pedir prestado e imposible
vender las propiedades inmobiliarias a menos que aceptemos grandes pérdidas. La
calles se llenarán de tiendas vacías y casas clausuradas. Las ejecuciones de
hipotecas serán una epidemia. Habrá largas colas en los comedores comunitarios
y muchos, muchos desamparados.
Actualización de Michael Hudson
(Global Research)
Los países del mundo buscan
hoy la creación de un sistema monetario internacional en el cual los ahorros en
los bancos centrales no financien el déficit militar de los Estados Unidos. En
estos momentos, las «acciones con el uso del dólar» de otros países toman la
forma de bonos del tesoro estadounidense, usados para financiar el déficit
presupuestario doméstico (mayormente militar) de los EEUU; tal déficit es
debido en gran medida a gastos militares.
Rusia, China, India y Brasil
tomaron el liderazgo en la búsqueda de un sistema alternativo. Sin embargo, ha
sido casi nula la disponibilidad de información sobre este sistema en la prensa
estadounidense o europea, excepto una versión más corta de una opinión
editorial «desdolarización» que publiqué en el Financial Times de Londres.
Las conversaciones sobre la
creación de un sistema monetario alternativo no se han hecho públicas. Fui
invitado a China a tratar mis puntos de vistas con funcionarios de este país y
a dar conferencias en tres universidades. Posteriormente me solicitaron
redactar mis propuestas para el Premier Wen Jiabao, en espera de otra visita,
previa a las reuniones a celebrarse ese año entre China, Rusia, India y Brasil,
con Irán con el estatus de país invitado.
Todo esto muestra que las
otras naciones están en la búsqueda de alternativas. Ahora, que el euro tiene
grandes dificultades, quedan pocas posibilidades para el dólar como moneda de
reserva. Esto da a entender que no hay moneda nacional que sea un depósito de
valores estable para las economías mundiales.
Mientras tanto, los
administradores del dinero estadounidense lideran la fuga del dólar a Brasil,
China y otros países de «mercados emergentes». Como se ven las cosas, estos
países están vendiendo sus recursos y compañías «de gratis», ya que los dólares
invertidos van a parar a sus bancos centrales para entonces ser reciclados en
forma bonos del tesoro estadounidenses o para utilizarlos para pagar las deudas
en euro que se desmoronan en cuanto a su valor internacional.
Las respuestas a estas
interrogantes están en la presión por terminar la era de postguerra de
«movimiento libre de capital» e iniciar los controles de capital.
Casi no hubo repercusión en la
prensa sobre mi artículo, o incluso, del tema en sí mismo. Los grandes medio de
los EEUU y Europa han tenido éxito al ignorar la propuesta para una alternativa
a la situación actual.
Actualización de Fred Weir
(The Christian Science Monitor)
Este artículo ilustra un
aspecto de la búsqueda de la Rusia post-soviética de un lugar en el orden
global dirigido por EEUU, una posición que refleje sus propios intereses
geopolíticos distintos y de cómo estos difieren de los de occidente en términos
históricos, culturales y en cuanto a nivel de desarrollo económico. Rusia
heredó estrechas relaciones de la ex Unión Soviética con muchos países que EEUU
mira como «estados agresores», incluyendo Irán, Cuba y Venezuela.
El apoyo oficial y público
hacia esos países continúa latente, así como su oposición al sistema global de
los EEUU, aun cuando Moscú ya no muestra un gran sentimiento de ideología
anti-occidental ni revela ningún objetivo práctico de movilizarse hacia una
«alianza» que respondería a los intereses de Rusia.
Bajo la administración de
George W. Bush, Moscú sintió la presión de lo que percibió como usurpaciones
por parte de occidente hacia el espacio post-soviético, a los que los rusos
llamaron el «cercano extranjero». Esta hostilidad tomó la forma de
«revoluciones de colores» o a lo que la prensa occidental denominó
«levantamientos pro-democráticos» en Georgia, Ucrania y Kirguistán, los cuales
derrocaron regímenes corruptos, pero pro-moscovitas, y llevaron al poder otros
más francos, activos y pro-occidentales.
El Kremlin, con razón o sin
ella, interpretó que estas revueltas eran financiadas por los EEUU y que
organizaban intentos de rediseñar las lealtades políticas de estos estados
cercanos con los cuales Rusia ha tenido lazos históricos profundos. Dos de esos
nuevos líderes, Mijaíl Saakashvili de Georgia y Víktor Yúshchenko de Ucrania,
intentaron una vía rápida para incorporar a sus países como miembros de la
OTAN, una perspectiva que Rusia percibió con alarma, casi con pánico.
Otra iniciativa de la era
Bush, que engendró profunda hostilidad en Moscú fue el plan para emplazar
interceptores estratégicos antimisiles en la vecina Polonia, con radares
asociados en la República Checa. Los expertos militares rusos sugirieron que
estos despliegues eran el comienzo de un proceso estratégico que en el futuro
podría debilitar las envejecidas armas nucleares rusas de la época, pero Rusia
ha recuperado muy rápido e incluso sorprendido con su nueva tenología,
heredadas de la era soviética, como medios de disuasión, lo cual es la
principal prioridad de la defensa nacional rusa.
En respuesta a estas amenazas,
a veces Rusia parecía desviarse de su manera habitual de cultivar relaciones
con otros países con los que los EEUU ha tenido desacuerdos, que es precisamente
el tema de este artículo. Los rusos también llevaron a cabo ejercicios navales
en el Caribe con la marina de guerra venezolana, reanudaron el patrullaje de
bombarderos nucleares, al estilo de la era de la Guerra Fría, a lo largo de la
costa norteamericana y hablaron de revitalizar las antiguas bases aéreas
soviéticas en Cuba (ver vínculos de estas historias abajo).
Hubieron cambios sustanciales
en las prioridades de la política exterior del Presidente Barack Obama, la
actitud de Moscú se ha relajado un tanto. Obama engavetó el polémico plan para
el emplazamiento de armas antimisiles en Polonia (aunque últimamente ha hecho
marcha atras y ha comenzado a instalar sus equipos militares en Polonia y
República Checa) y retiró por el momento de la agenda cualquier tema
relacionado con la inclusión de Ucrania y Georgia en la OTAN.
El denominado «reajuste» de
Obama en las relaciones entre Moscú y Washington parece estar mejorando las
perspectivas de cooperación, incluso en temas tan espinosos como Irán, aunque puede
que sea demasiado temprano para arribar a conclusiones firmes.
Por
Bridgette Grillo, Krystal Alexander, Nicole Fletcher.
Fuente Red Voltaire.
No hay comentarios:
Publicar un comentario