Una grave crisis económica mundial y la caída del dolar son inminentes.

 Es evidente que estamos a las puertas de una crisis económica mundial de gran magnitud y terribles repercusiones. No es literatura apocalíptica, es la realidad de un mundo donde una de sus patas fundamentales se sostiene en esta mentira que es el actual sistema financiero mundial, sujeto físicamente al dolar, como el principal sostén de un caos controlado. 

 La pregunta que yo me hago es:

 ¿Hay vida después de que termine de una vez por todas la hegemonía del dolar?

 Si mas no recuerdo, antes de la segunda guerra mundial, el patrón oro dominaba las transacciones mundiales, por lo tanto el mundo no era dolar dependiente. Lo que hizo los EE.UU. años después es dominar finalmente el sistema financiero y económico imponiendo su moneda nacional al mundo financiero, convirtiendo al dolar en una moneda de intercambio global entre naciones.

El ojo de horus presente en el
dinero estadounidense.

 En realidad, no fue el gobierno en si mismo el que decidió como se harían las cosas, sino la propia élite financiera que son los grandes bancos o trust financieros como la Banca Rothschild, la JP Morgan, la Chase Manhattan, -del clan Rockefeller-, entre otros grupos de banqueros de acaudaladas familias, que por lo general son de origen judío y de ideología sionista.

 Pero volviendo a si hay vida después de la hegemonía del dolar, la respuesta es si, porque en el pasado no se utilizaba esta moneda ordinaria más que en el propio EE.UU. Cada país utilizaba su propia moneda nacional y cuando vendía algún producto elaborado o natural, se lo compraban con oro. Ese sistema se dejó de usar y todo el metal precioso, -en su gran mayoría en forma de lingotes-, fue acaparado por los bancos centrales de los países ricos y también por la banca internacional. 

 Ante la actual falta de respaldo financiero y solidez económica de la mayoría de los países, -las arcas de los bancos están virtualmente vacías porque no todos pueden blindarse con oro,- y ante una eventual catástrofe económica producto de la desconfianza, nuestro presente está por cambiar rotundamente y traerá algunas consecuencias nefastas, pero es parte de los cambios que cada 100 años o más pueden darse en el mundo, que por otro lado está cada vez más globalizado. Esa tendencia globalizadora es imposible de cambiar, solamente podría ser detenida luego de un verdadero Armaggedon, donde todo el sistema se resetearia, para volver a cero.

 Ante este tenebroso escenario es que la mayoría de los gobiernos de los países industrializados están comprando o fabricando armamento para defenderse ante un posible estallido de guerra mundial, que podría materializarse si algunos desesperados intentaran apoderarse de recursos como el agua, el petroleo, minerales, alimentos y otras materias primas importantes.

 Rusia y China saben que la economía mundial pende de un hilo verde y ya piensan en intercambiar el comercio entre ellos con sus respectivas monedas. 

 Ambas potencias ya cooperan entre si para consolidar una más estrecha alianza militar, para ocupar espacios vitales para el desarrollo de sus maquinarias industriales y así relegar a los EE.UU. y a ese frágil equilibrio que hay entre el mayor comprador del mundo (que es EE.UU.) y el mayor vendedor, que es China.

 La guerra económica entre estos dos grandes colosos del capitalismo recién comienza y nadie sabe como realmente terminará.