Estados
Unidos fue el patrón de las dictaduras
Febrés negó participación en
el secuestro y asesinato de las monjas francesas Leonie Duquet y Alice Domon,
entre otras víctimas de las cinco mil que figuran como desaparecidas en el
centro clandestino de detención de la ESMA.
Lo mismo ha sucedido con los
ex capitanes Jorge "el Tigre" Acosta y Antonio Pernías, acusados no
sólo como responsable de secuestros, tomentos, desapariciones, sino también del
robo de niños, efectos y propiedades de las víctimas, como está comprobado.
Astiz introdujo otro punto de
evasión en la causa, acusando a los servicios de inteligencia de Francia como
responsables de las desapariciones de las monjas.
Esto parte de cierta confusión
que fue sembrada aquí por el hecho de que algunos jefes militares confesaron a
una periodista francesa, que los planes-entre estos la división en zonas para
la represión, las torturas etc.- durante la dictadura provenían de las
enseñanzas del ejército francés, de asesores que actuaron en Indochina y
Argelia.
Sin embargo a nadie debería
escapar que la dictadura argentina, como la chilena y otras que hoy se
investigan fueron impuestas por la Doctrina Nacional de Seguridad de Estados
Unidos y su esquema contrainsurgente como obra en todos los documentos con los
que se trabaja en diversas causas.
De la misma manera fue en la
tristemente célebre escuela de las Américas instalada en su momento en el
Comando Sur estadounidense, en la Zona del canal de Panamá y otras de Estados
Unidos, donde se entrenaron la mayoría de los militares que actuaron en la
represión de sus pueblos durante la dictadura.
Y en esa escuela se
sistematizaban todas las experiencias represivas del mundo como las francesas
en Indochina o Argelia o de otros países coloniales y las propias que Estados
Unidos había adquirido, mucho antes- recordar su guerra propia de exterminio
indígena- incluyendo sus actuaciones en Centroamérica como sucedió en los años
30 en El salvador o Nicaragua o en Colombia en 1948 sembrando en todos esos
países (más otros) los paramilitares escuadrones de la muerte.
Y también hay que recordar lo
sucedido en Guatemala, después de la invasión estadounidense de 1954, el país
donde se registran en los años 60 las primeras desapariciones masivas en la
región. La cifra de 90 mil desaparecidos y más de cien mil asesinados en
Guatemala hablan a las claras de esa trágica metodología.
Este subterfugio de Astiz
quien dijo “no me extraña que Francia me persiga pretendiendo responsabilizarme
(de los crímenes) echándome la culpa de todo lo acontecido y actuado por sus
agentes encubiertos”, muestra ahora claramente cuál fue la intención de algunos
jerarcas militares de la dictadura argentina de hacer curiosamente énfasis en
los temibles asesores franceses, ya para entonces largamente superados por los
otros.
Cuando Astiz aceptó declarar
durante tres horas ante el juez Torres, muchos especialistas en derechos
humanos se prepararon para escuchar una presentación muy armada, como sucedió,
para dar largas a la causa.
Y lo hizo también al presentar
estudios supuestamente técnicos para demostrar que era imposible que las
corrientes arrastraran los cuerpos de la monja Duquet y de las Madres
(fundadoras de Plaza de Mayo) Azucena Villaflor, Esther Ballestrino de Careaga
y Mari de Bianco, que fueron enterrados en una zona de la provincia bonaerense
como NN cuando fueron arrojados por el mar a un balneario de la zona costera.
Llevó mucho tiempo luego hasta
que al fin el Equipo de Antropología Forense pudo determinar hace dos años a
quien correspondían esos cadáveres.
Para el abogado Horacio
Méndez, querellante en esta causa, Astiz se prestó a declarar como parte de una
estrategia para “enlodar” la investigación, y agregar nuevos elementos para
dilatarla. La presentación de Febres confirma la estrategia trazada ante la
reactivación decidida de las causas.
Incluso Astiz entregó al Juez
un documental de “Los escuadrones de la Muerte”, basada en el excelente libro
que escribió Marie Monique Robin, para demostrar la responsabilidad de Francia
en el entrenamiento de militares argentinos y otros y en base a esto solicitó
al juez la captura internacional de un presunto agente francés cuyo nombre puede
ser René o Bertrand Perseval por haber sido señalado- argumenta- por la
periodista y un familiar de desaparecidos como presente en el lugar cuando
fueron detenidas las monjas francesas.
Esto y el curioso hecho de que
jefes militares de la dictadura pasada se prestaran a declarar sobre el tema
del involucramiento francés, sin mencionar para nada lo que está documentado
sobre el papel de Estados Unidos en estas dictaduras debe hacer reflexionar a
familiares y jueces sobre una estrategia ya diseñada mucho antes de la
declaración de Astiz.
Jorge Rafael Videla fue
condenado a 50 años de prisión
por la expropiación de bebes y
el confinamiento de embarazadas
durante la ultima dictadura
militar argentina.
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Resulta una buena desviación
en causas donde está documentado el papel dominante de Estados Unidos, tan bien
revelado en Chile, Uruguay, Paraguay, Argentina, Bolivia y otros y en la
Operación contrainsurgente Cóndor, que coordinó para matar a militares y
policías de todos estos países y mercenarios del mundo.
Sin desconocer el papel jugado
por los siniestros asesores franceses, tomar por este viejo camino, podría
llevar a olvidar la mano que meció verdaderamente la cuna de la muerte, que
costó un genocidio en América Latina en el siglo XX:
Y de paso Astiz toma venganza
de Francia cuya justicia lo ha juzgado y condenado en ausencia por esos
crímenes.
Stella Calloni para Red Voltaire.
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