"Rusia vende armas a Siria, tenemos fuertes lazos económicos. Siria es nuestro socio estratégico", dijo el presidente ruso.
"Confío en que habrá más cooperación en el ámbito humanitario incluido los suministros de ayuda a la población civil que está en una situación muy difícil", añadió.
"El uso de armas químicas en Siria es una provocación de los terroristas que buscan apoyo", afirmó el mandatario.
Asimismo, señaló que "la gran mayoría de la población mundial está en contra de [emprender] acciones bélicas en Siria".
Concretó que mientras que EE.UU., Turquía, Canadá, Arabia Saudita y Francia están abogando por una intervención en Siria, el Parlamento británico se ha mostrado en contra, y Alemania se comporta con discreción; los países como Rusia, China, India, Indonesia, Argentina, Brasil, Sudáfrica e Italia, así como el secretario general de la ONU, están en contra de las acciones militares.
Recordó también la carta enviada por el papa Francisco y en la que el Sumo Pontífice pide a los países miembros de la cumbre que busquen una solución pacífica a la crisis siria.
Putin reiteró que "el uso de la fuerza contra un Estado soberano" solo es aceptable cuando se trata de autodefensa o cuando hay una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, y "Siria no está agrediendo a nadie".
Agregó que "como dijo ayer una de las participantes en nuestro debate, aquellos que actúan de otra manera se ponen fuera de la ley".
El conflicto en el país árabe, al igual que todo lo que se refiere a Oriente Próximo, repercute también en la economía mundial, señaló el mandatario ruso.
"Todo lo que está relacionado con los acontecimientos en Oriente Próximo repercute muy seriamente en la economía mundial, ya que esta región suministra recursos energéticos a toda la economía mundial, o por lo menos a su gran parte", indicó Putin.
"Sabemos que en cuanto suceden en esa zona enfrentamientos o desastres, de inmediato aumentan los precios de la energía", explicó.
Se ha concluido el programa de dos días de la cumbre del G-20 en San Petersburgo. En estas 48 horas se han celebrado dos reuniones y un desayuno de trabajo al que fueron invitados los líderes de varios países y organizaciones internacionales.
Los participantes de la cumbre abordaron una serie de asuntos clave para la economía global.
Asimismo, trataron el tema que actualmente centra la atención de toda la comunidad internacional: la situación en torno a Siria.
Países divididos: se dividen las aguas en torno a un conflicto internacional
Quedó en evidencia las diferencias que mantiene la comunidad internacional respecto al conflicto en Siria, y que dejan ver dos bloques claramente enfrentados.
Por un lado, el que conforman los países que declararon estar a favor de la intervención militar (EEUU, Francia, Canadá, Turquía, Arabia Saudí y el primer ministro de Reino Unido, que no recibió el respaldo de su Parlamento para participar en un posible ataque). Y por otro, los que se oponen al ataque (Rusia, Alemania, China, India, Indonesia, Argentina, Brasil, Sudáfrica e Italia).
Un total de diez países firmaron una declaración conjunta que reclama "una fuerte respuesta internacional" contra el régimen del presidente Bachar Asad tras el ataque con armas químicas del pasado 21 de agosto a las afueras de Damasco y apoyan los esfuerzos internacionales por prohibir el uso de este tipo de armamento.
Los líderes y representantes de Australia, Canadá, Francia, Japón, la República de Corea, Arabia Saudí, Turquía, Reino Unido y EEUU suscriben también ese documento, difundido este viernes por la web de la Casa Blanca. De esta manera Obama logró el apoyo de la mitad de los miembros del G-20.
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