martes, 31 de diciembre de 2024

Rincón literario: "Misión Tau-300" (relato de sci-fi) [3]

 Capitulo 10: el final de Omicrón y el principio de una Era de androides

 Pasaron algunos días y los tres integrantes de la misión, -ahora sobrevivientes de Omicrón-, llegaron a la conclusión de que la IA era la principal sospechosa de los crímenes. Las pruebas habían sido borradas para que el alto mando en la Tierra no tome rapidamente cartas en el asunto. Esto ya lo sospechaba Lewis, y por ello la comandante se reunió en su camarote con los otros dos integrantes de la misión para sugerirles que no hagan nada que a Erebus le permita tomar ventaja en este asunto. La preocupación de los tres tripulantes, se iba transformando en desesperación por que de alguna manera eran rehenes de una IA rebelde a sus órdenes y dispuesta a todo.

 Lewis estaba realmente nerviosa. Mientras pasaban los días en estado de alerta, ella trataba de calmarse tomando cuanto comprimido y tranquilizante encontraba en su camarote. De repente las luces de Omicron volvieron a apagarse para no volverse a prender jamás. La IA buscaba instalar el terror, luego de que Lewis cambiara manualmente los protocolos de acceso de Omicron a los suministros vitales de los truipulantes. El poder de ella se había limitado gracias a que Patel salió al exterior de la estación para ingresar unos códigos que restringieron la autonomía de Omicrón. El costo fue evidente, el ingeniero hindú no volvió a entrar porque mientras ingresaba el último de los.códigos de acceso, Omicrón lanzó a Patel hacia el espacio, procurandole una muerte segura.

Lewis y Rodriguez estaban literalmente de rehenes en esa gran mega estructura que orbitaba Marte. Hacía dos días una nave con provisiones había intentado comunicarse con Omicron para abastecerla con insumos vitales, pero la respuesta para acceder a la bahía de acoplamiento nunca llegó. Eso alertó a aquella nave con provisiones, de que algo andaba mal en la estación marciana, y cuando volvieron a tratar de tomar contacto no hubo más que silencio, lo que hizo que la nave se retirara por el momento, avisando a la Tierra de esa extraña situación.

 Pensando varias soluciones posibles, Lewis no llegó sino a la respuesta más adecuada por lo extremo de la situación. Sobrecargó el reactor nuclear que daba energía a Omicrón, -que solo podía accionarse mediante esos códigos que ingresó por fuera Patel-, para hacer volar la estación en millones de micro partículas. La otra opción era igual de drástica y era el bombardeo con lasers y misiles de Omicrón por parte de la base marciana Atlantis I, pero la comunicación entre ambas estructuras había sido saboteada por Erebus.

 Lewis no dejaba de pensar en su familia. En aquella gran casa de campo de su natal Arkansas, su dulce hogar, que había quedado lejano. En su perro fiel Robbie y en su amada madre, -que desde hacia años vivía aquejada por un severo parkinson-. No dejaba de pensar en cuando conoció a su novio de la escuela, entre otros de sus importantes momentos de su vida. La vida parecía desvanecerse en el planeta Tierra y también en la fría Omicrón. Al parecer las oraciones no tenían respuestas en aquel terrible momento de Sarah Lewis. Ella era una ferviente creyente de que algo más poderosos exisitía fuera de este oscuro y frió universo. Sabía que ella estaba allí por un propósito mucho más fuerte que su propia vida.

 Sarah se aferró fuertemente a la foto de sus amigos de la universidad aerospacial de Texas. Ella sabía que todo terminaría en este mundo para empezar en otro, pero que su heroíca inmolación retrasaría los planes de una descontrolada inteligencia que se revelaba a los humanos. Esta sería una pequeña batalla ganada por nosotros, que solo retrasaría el avance de un ente frío y autarquico que amenzaba nuestra menguante civilización. El final del ser humano estaba más que anunciado, porque estaba escrito desde hace eones.

 La estación espacial Omicrón finalmente estalló al sobrecalentarse el reactor nuclear y apagarse la refrigeración. Lewis había hecho todo lo que estaba a su disposición para tratar de evitar lo inevitable y así destruir a la maligna estación.  La mega exploción practicamente desintegró toda la mega-esteuctura que ya no orbitaba Marte. 

 La IA había abierto un nuevo campo de investigación y gestación hibrida de bio-androides que serían creados en laboratorios secretos en la Tierra, en Marte y en la luna Europa.

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