En su artículo para 'The Guardian', el activista escribe que “no es un secreto que tanto en Internet como en la comunicación telefónica todas las vías desde y hacia América Latina cruzan Estados Unidos”.
“La infraestructura de Internet lleva el 99% del tráfico hacia y desde América del Sur por líneas de fibra óptica que físicamente atraviesan las fronteras estadounidenses”, sostiene Assange.
En una aparente referencia al programa secreto PRISM, el periodista australiano resaltó que el Gobierno estadounidense no ha mostrado ningún escrúpulo en violar sus propias leyes metiéndose en estas líneas y espiando a sus propios ciudadanos, mientras “no existen leyes contra el espionaje de ciudadanos extranjeros”.
“Cada día cientos de millones de mensajes de todo el continente latinoamericano son devorados por las agencias de espionaje de EE.UU., y se quedan para siempre en los almacenes del tamaño de pequeñas ciudades”, subrayó el activista refugiado en la Embajada de Ecuador en Londres.
Pero el problema no solo se limita a la geografía.
Sus dispositivos son a menudo deliberadamente fallidos, así que no importa quién los utilice y cómo se utilicen, las agencias estadounidenses pueden descifrar la señal y leer los mensajes.
Assange menciona dispositivos criptográficos -equipos y programas que cifran los mensajes y después los descifran en el otro extremo- que muchos gobiernos y militares latinoamericanos usan para proteger sus secretos y evitar intercepciones.
“Sin embargo, las empresas que venden estos dispositivos costosos gozan de vínculos estrechos con agencias de inteligencia de EE.UU.”, sostiene Assange.
Según él, muchos de los directores y empleados de alto nivel de esas empresas son matemáticos e ingenieros que colaboran con la Agencia de Seguridad Nacional y aprovechan los inventos que han creado para el estado de vigilancia.
“Sus dispositivos son a menudo deliberadamente fallidos, así que no importa quién los utilice y cómo se utilicen, las agencias estadounidenses pueden descifrar la señal y leer los mensajes”.
Como remedio contra la vigilancia, Assange propone el desarrollo de la criptografía informática, con la que “se puede hacer frente a la tiranía del superpoder contra otros Estados”.
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