En concreto, Pyongyang promete convertir a cinco islas surcoreanas en "un mar de llamas" si se produce cualquier eventualidad susceptible de ser interpretada como agresión en el marco de los ejercicios navales emprendidos este lunes por Estados Unidos y Corea del Sur. Las maniobras se desarrollan con la participación de un submarino atómico, casi dos meses después de que otras maniobras similares agudizaran la tensión en la península.
El responsable del centro de Estudios Coreanos, José Manuel Brañas, opina que comenzar nuevos ejercicios militares en estas condiciones es una provocación de Seúl, puesto que las maniobras conjuntas que pueden dar lugar a un error —dice— no tienen justificación.
"El punto central en estos momentos, de EE.UU. y también de Corea del Sur, es evitar de cualquier forma posible que Corea del Norte se convierta en una potencia atómica o avance más en su potencial atómico", comenta el analista en declaraciones a RT.
Por otro lado, Breñas considera que hay un cambio radical en la región debido a la posición mucho más clara de China que, sostiene, "está desmarcándose claramente de Corea del Norte", lo que permite que "tanto EE.UU. como Corea del Sur puedan jugar un papel un poco más fuerte, más beligerante".
A pesar de las tensiones, Corea del Norte retiró dos misiles de tipo Musudan de un sitio de lanzamiento ubicado en el este del país y levantó su alerta máxima de combate. Sin embargo, Corea del Sur va a estar en alerta "frente a cualquier tipo de provocaciones" de sus vecinos del norte.
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