lunes, 17 de agosto de 2015

El hombre que sabía demasiado: el misterioso caso de Danny Casolaro y la Octopus conspiración.

 Era 10 de agosto 1991, en Martinsburg, West Virginia, un miembro del personal en el hotel Sherrington abrió la habitación 571 para la limpieza.

 En la bañera, en un charco de agua con sangre, encontraron el cuerpo del escritor independiente estadounidense Danny Casolaro. Sus muñecas se habían recortado varias veces y su sangre fue rociada en las paredes y en el suelo. La escena era dantesca. Tan sangrienta, que el ama de llaves se desmayó al verlo.

El periodista Danny Casoraro,
 asesinado en USA en tiempos de
demon-cracia.
 Bajo su cuerpo había una hoja de afeitar, dos bolsas de plástico blanco y una lata de cerveza. También había una botella de vino cerca y no había señales de una aparente lucha, todo esto según un informe de la policía, que descartó el asesinato y lo declaró oficialmente como un suicidio. ¿No se habrán apurado mucho para esa conclusión?

 En apoyo de esta hipótesis se encontró una supuesta nota de suicidio, escrita en un bloc de notas en el escritorio, que decía:

 "A los que más quiero:... Por favor perdóname por lo peor que podría haber hecho, más lo siento a mi hijo, yo sé muy dentro mio que Dios me llevará con Él"

 Casolaro estaba en Martinsburg para cumplir con una fuente relacionada con la historia que había estado trabajando en la que se refirió como "El pulpo". Una investigación que involucraba planes sobre conspiración en las altas esferas del gobierno. Lo que en los círculos conspiratorios se conoce como el gobierno entre las sombras.

 El Pulpo, según Casolaro, era una camarilla política secreta internacional, que él había descubierto durante una investigación sobre el caso Islaw en los años 80. Islaw.inc era un fabricante de software con sede en Washington DC que desarrolló un sofisticado programa llamado "Promis" (sistema de información de gestión del fiscal) de seguimiento, que habían desarrollado para el departamento de justicia de los Estados Unidos.

 El programa PROMIS era un programa capaz de combinar un sin número de bases de datos, sin importar lo que los programas de funcionamiento requerían y que estaban alojados en el idioma. El PROMIS podía rastrear a todos los involucrados en los casos judiciales. A los jueces, a los acusados, a los abogados defensores, etc. involucrados en alguna investigación judicial.

 El caso Islaw se convirtió en un escándalo. Ellos demandaron al Departamento de Justicia por negarse a pagar por las versiones avanzadas de su programa, y ​​los acusaron de piratería y venta de copias de Troya del programa de seguimiento a otros países con el fin de espiar a ellos (el gobierno). Los pagos retenidos finalmente llevaron a Islaw Inc. a la quiebra, y la sensación de que eran víctima de una conspiración, la compañía se declaró en banca rota en un juicio civil.

 Acusado de forzar a Islaw Inc. en liquidación y al robo de su programa para vender a las naciones extranjeras como parte de sus propias operaciones de inteligencia encubiertas, Islaw dejó de cumplir dentro de los términos de su contacto y el departamento de justicia perdió el caso por una suma de 6,8 millones de dólares, que serían otorgados a Islaw Inc. Un dinero que nunca se pagó.

 Casolaro había estado investigando los posibles vínculos entre Isaw, el Irán-Contra, el cierre del BCCI y la sorpresa de octubre. Por su investigación había estado recibiendo amenazas de muerte en su casa.

 Su ama de llaves confirmó que recibió regularmente estas llamadas de gente que le decía que Casolaro iba a morir. Al saber de que estas amenazas eran constantes dijo a su hermano que si él aparecía herido o muerto en un accidente u otra desgracia, que no era un suicidio, que fue un asesinato por encargo, porque su muerte fue decretada por gente vinculada a la investigación.

"Reportero está enterrado en medio de dudas

   sobre su búsqueda de la idea de la conspiración". Según el diario
más influyente de USA, Casoraro estaba en medio
una espiral de interrogantes las cuales no podían cerrarse.
Los medios, como este diario conservador, manipularon la verdad sobre su "suicidio".

 Su familia no fue informada de que Danny había sido encontrado muerto hasta dos días después. Su cuerpo había sido embalsamado sin su conocimiento y sus trabajos de investigación nunca fueron encontrados. Casolaro, hijo de un médico obstetra, se dijo que había sido muy escrupuloso en torno a la sangre. Tanto es así que no fue capaz de seguir adelante con un análisis de sangre que él tenía programado a principios de ese mes. La familia dijo que la naturaleza de su suicidio estaba completamente fuera de lugar, y que Casolaro jamás iba a atentar contra su propia vida, que jamás se le pasó por la cabeza hacerlo, al menos en forma real.

 Un momento llamativo fue en su funeral, cuando un militar afro-americano apareció en una limusina con otro hombre desconocido. Saludó el ataúd de Casolaro, colocó una medalla en la parte superior de la misma y se fue.

 Danny Casolaro nunca había servido en el ejército, y nadie, ni su familia ni amigos pudo identificar a este militar misterioso.


Fuente: www.reallifeishorror.blogspot.com.ar

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