Mientras los Estados Unidos insisten en tomar medidas económicas agresivas hacia Rusia y sus aliados, -como sanciones económicas y una drástica reducción en la cooperación bilateral-, el mundo sigue su implacable paso hacia una mayor polarización en la población mundial, -en términos políticos y económicos-, y al acceso restringido de los recursos naturales y tecnológicos, que ellos mismos explotan en los paises sub-desarrollados. La concentración económica en pocos países y pocas familias sigue siendo una realidad cada vez más patente.
La polarización global que lleva al mundo al desasarraigo y a la guerra.
Tenemos a unos pocos ricos adueñándose de los recursos naturales del planeta contra una población empobrecida y dependiente de las estructuras económicas de los plutocratas y del estado, es la realidad de cara al futuro, pero en realidad ese futuro ya está entre nosotros. Menos del 5% de la población mundial posee el 90% (aprox.) de los recursos, dejando a la gran mayoría con el reparto del resto de la riqueza global. Siempre hablando del acceso a las riquezas que genera el capitalismo global (en terminos de ahorro y desarrollo en el tiempo)
Esta tendencia se vino acentuando desde el fin de la cortina de hierro y la caída del imperio soviético, -con la consolidación del liberalismo económico a principios de los noventa-, hasta nuestros días.
Sin ninguna alternativa fiable al capitalismo salvaje, -como lo era el socialismo del siglo XX-, Wall Street quedó servido y la dominación del dólar hizo lo suyo: se consolidó como moneda de referencia en un mercado mundial cada vez más inequitativo. Una de las peores consecuencias de esta tremenda desigualdad social, es la progresiva suba en el precio de los alimentos y otros bienes básicos para el sustento y el desarrollo de cualquier población en el planeta.
Sin ninguna alternativa fiable al capitalismo salvaje, -como lo era el socialismo del siglo XX-, Wall Street quedó servido y la dominación del dólar hizo lo suyo: se consolidó como moneda de referencia en un mercado mundial cada vez más inequitativo. Una de las peores consecuencias de esta tremenda desigualdad social, es la progresiva suba en el precio de los alimentos y otros bienes básicos para el sustento y el desarrollo de cualquier población en el planeta.
El encarecimiento de muchos productos básicos, por la permanente acción del dólar en el intercambio comercial entre las naciones y los mercados, sumado al desconcertante aumento de la desocupación (ingresos de las personas), -por la gran cantidad de puestos de trabajo destruidos en todo el mundo-, aceleró notablemente las condiciones del poder adquisitivo de la población mundial, incluyendo por primera vez a los países industrializados.
El disfraz político de los demócratas y la mentira de la democracia liberal norteamericana.
La elección de Obama fue una cortina de humo en una sociedad polarizada económicamente, -como lo es la sociedad norteamericana-, poniendo a un chico de color para perpetrar un gran engaño y así hacerles creer al público que el gran sueño americano resurgió entre las cenizas. Nada más sensacionalista que una familia feliz, de color y ocupando el trono (temporal) de la realeza yanqui.
Los medios inflaron este sueño triunfalista americano, siendo que Obama, -que ni siquiera tiene raíces afroamericanas-, se abogaba ser el representante de las minorías de su país.
En realidad, fue la dedocracia entre los plutocratas de Wall Street, los que eligieron con su poder y dinero al candidato del momento. Mostrando una cara "más benevolente" de la política yanqui, pero en realidad se seguiría con la misma línea agresiva y belicista de los halcones de Washington, en su afán de guerrear contra los gobiernos fascistas y autoritarios del medio oriente, pero no contra todos...claro está. Los aliados como Arabia Saudí y los emiratos pertenecientes a la peninsula arábiga.
El imperio yanqui y el dominio del mundo.
La primera fase de la OTAN, (organismo militar manejado por los Estados Unidos), fue dominar su campo de influencia, - o sea Occidente -, con eso prácticamente consolidado, Washington esta poniendo en práctica la segunda fase: la dominación del mundo, cuestión que EE.UU. no va a poder lograr sino consigue una alianza con sus actuales enemigos y rivales, Rusia y China.
Con el pretexto de las guerras por las "causas justas", la OTAN, los empresarios ligados a la alianza y los políticos que las generan, se hicieron más ricos y poderosos, porque esto benefició económicamente a los contratistas militares, por ejemplo el grupo Carlyle, -siendo que entre sus accionistas están los Bush-, que junto a un importante sector político-económico pro-OTAN, buscarán renovar la tecnología en el armamento y culpar a sus enemigos de las terribles consecuencias de una gran guerra. Esas consecuencias pueden ser también, un objetivo de la élite tecnocrata, y es nada más y nada menos que la posible reducción de la población mundial.
En todo este desastre de magnitud apocalíptica, el peor de los escenarios se lo podría llevar el propio EE.UU., cuando las fuerzas militares rusas y chinas no duden en bombardear una población asustada, nunca vulnerada por una guerra mundial, -al menos en su propio territorio-, y que además ya venía siendo aterrorizada por las malas políticas de su país.
EE.UU. no gana ninguna guerra sin alianzas de gran magnitud.
Es sabido que la primera potencia militar actual, no ha podido ganar ni una sola guerra de importancia en soledad. Es más, nunca se ha arriesgado a pelear en ese tipo de escenarios solo, y de alguna manera esta apreciación de que EE.UU. esta militarmente sola, retrasa la beligerancia yanqui contra grandes potencias militares como Rusia y China. Mientras estos últimos crecen año a año en cuanto a su poderío militar y armamentístico, EE.UU. ha estado varios años manteniendo la misma maquinaria bélica que hace un par de décadas atrás, por eso la importancia de las guerras para los consorcios militares occidentales, dado que eso le daría el estímulo adecuado para renovar su armamento regular.
Un ejemplo de ello, es la guerra contra el "terrorismo" que declaró Bush (hijo) en septiembre del 2001, y que este decadente país ha librado contra algunos estados islámicos pequeños. Esto solo muestra a su gobierno detrás de una cortina de humo, que las grandes cadenas televisivas se encargaron de materializar. Su objetivo fue y es engañar a la opinión publica norteamericana, que pasa largas horas detrás de la caja boba y que se mantiene ociosa gracias al subsidio del estado a una cantidad importante de desocupados. La única alternativa al subsidio social es el ejercito que les promete un futuro en su educación y un ascenso social. Es toda una trampa de ratón que empuja a los pobres a las guerras más impopulares en décadas y que como dijimos con anterioridad, renuevan el armamento del US ARMY, un gran negocio para el complejo industrial militar de Washington.
La élite llevará a los Estados Unidos a la bancarrota y a su destrucción.
El objetivo final de los poderosos y adinerados es reducir la población mundial para crear una nueva sociedad basada en la tecnología, impulsando una sociedad controlada y una de las más sofisticadas y más modernas de la historia.
Estamos cerca de la cresta y cuando llegue al pico del desarrollo de "dicha tecnología", entonces ahí, "por casualidad", aparecerán nuevas guerras y pestes, así como lo profetizan la sagrada biblia y algunos gurus de derecha e izquierda.
La base de esta nefasta sociedad "futurista", sería su código genético perfecto, la elección de células madres para la procreación de tejidos que sustituyan y curen las enfermedades terminales de los ricos, así como la prolongación de su vida terrenal.
El futuro no es nada alentador para los pobres, pero ya llegó y no llegó como lo esperábamos.
El futuro no es nada alentador para los pobres, pero ya llegó y no llegó como lo esperábamos.
Del autor del blog.
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