martes, 1 de mayo de 2012

Dia del esclavo

A la libertad la llamamos cadenas 
 En Argentina hay cada vez más programas televisivos que buscan monopolizar la atención de la prole, de la empobrecida clase trabajadora  que no sabe de futuros ni de “grandes expectativas”. Es presa de las grandes redes de los medios que captan su atención con burdos programas diarios o semanales a cambio de darles fidelidad por una o dos horas diarias de meta–morfina televisiva. El resultado: algún tipo de distracción o adormecimiento momentáneo a nuestro precario ser, por los problemas cotidianos que se nos presentan en la vida.

 Muchas veces los indignados buscan ser indignados, ayudados por el enemigo, los execrables burgueses, que con su policía corrupta buscan atacar al trabajador en toda su manifestación legitima. Muchas veces, si no hay ordenes de reprimir, es porque evidentemente a los de arriba no les conviene y especulan con nuestra sangre. Es sabido que hay gobiernos de izquierda tan o mas corrompidos como los de derecha y que ambos no quieren pagar el costo político de la violencia, pero no porque les importe al ser humano o al trabajador, sino porque no se quieren ver fuera del sistema como cerdos capataces de los amos esclavistas-explotadores.
 
  La omnipresente oligarquía tendrá los mecanismos legales para amordazar nuestras aspiraciones de dignidad, pero nosotros tendremos el alma pura y la sangre lista para luchar en todas las batallas que nos presenten contra la explotación misma del hombre por el hombre.

 Resuenan en mi mente aquellas palabras aplastantes de la biblia: “y te ganaras el pan con el sudor de tu frente”, aquellas acertadas palabras del hacedor de todos los hombres nos deja perplejos, porque desde los inicios de los tiempos muchos seres humanos ni siquiera pueden comer.

 Nos juntamos para la lucha que hay que darle a la vida, buscamos nuestro pan trabajando y no lo robamos, ni especulamos con él. Todos los hombres de bien queremos la paz social y es extraño,- pero cierto -, que la famosa élite dominante y gobernante del mundo, por siglos no quiera establecer el reino de los trabajadores felices. ¿Estarán preparando un escenario apocalíptico y emprendiendo la retirada de sus fabricas por la industria del vicio y la lujuria después de tantos siglos de usurpación y engaño? ¿Se habrán dado cuenta que les conviene matarnos de a poco, chupándonos la sangre?

 Cierto es también, que deberíamos despertar del largo letargo de la esclavitud (ahora mediatizada), mientras nosotros morimos para que ellos se enriquezcan; gozan de nuestra desgracia, pisotean nuestros derechos, mancillan nuestra humanidad y diluyen nuestros sueños.

Desde hace centurias la élite ha creado un estado policíaco y miles de paredes divisorias, enormes paredes que me aterran decirles muros. El estado de putrefacción de nuestra decadente clase política que debería representarnos, esta mostrando sus asquerosas moscas, la sangre se ha secado, nuestros huesos desgastados, nuestro aliento agotado, pero nuestra alma nunca fue corrompida como la del aristócrata y el burgués, la historia los ve mutar y vender su alma al diablo una y otra ves.
 La vida misma de nuestra golpeada humanidad va decayendo con los siglos, nuestra historia debería volverse a escribir porque van por la destrucción de todo y a todos nos ven simplemente como números. Buscan liquidarnos como liquidan  los saldos contables, números que contabilizan miserias y fracasos, algunos logros de a centavos y todo a merced de nuestra sangre, de nuestro sudor por el pan de cada día.

 Nosotros mismos somos el enemigo, traidores pocos que a mucha gente en desgracia hemos parido.  

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