No es ningún descubrimiento que todo país que posee riquezas naturales está destinado a ser el objetivo de intereses particulares, y en algunos casos colectivos, en lo que repecta a su intensiva explotación. En este caso tendríamos que señalar a un mineral clave para el desarrollo del comercio mundial, -desde hace más de 100 años-, que es codiciado por el corporativismo capitalista, y ese es el petróleo.
Se dice que poseer grandes yacimientos del llamado oro negro, le da a un país o región grandes ventajas económicas, pero eso no es del todo así. Tener dicho mineral también conlleva a una conocida maldición, la que han sufrido una larga lista de países que luego pasaré a enumerar. Maldición que han padecido principalmente sus pueblos, -que son rehenes de estos mezquinos intereses-, pues los territorios ricos en petróleo son objetivos directos del establihment y de la elite fascista, que quieren poner sus tentáculos en ellos para su manejo y explotación. Para ello no dejarán de aumantar la inestabilidad politica, social y económica de un país, hasta someterlo por completo, hasta el punto tal de hacerlo endeudar, para así obtener sus activos (como lo es el petróleo) a perpetuidad o por décadas.
También se han dado invasiones y guerras por el control de este mineral, tanto internas como entre países. Los ejemplos sobran: la guerra contra Irán de la década de los 80's; la 1ra y 2da guerra del Golfo contra Irak (1991 y 2003 respectivamente); la invasión de la NATO a Libia para derrocar al dictador libio Muamar El Gaddafi en el 2011, entre otras tantas incursiones militares.
Dicho escenario podría suceder en Venezuela, -aunque todavía es muy apresurado-, dadas las circunstancias actuales y la división entre partidarios maduristas-chavistas y los que apoyan un cambio de régimen. Se podría llegar a un conflicto armado en caso de que Maduro persista en su intransigencia hacia la oposición, aunque los mitares y las fuerzas para-militares todavía responden al autócrata en su gran mayoría.
Haciendo un poco de memoria: los mécanismos de amedrentamiento
La desestabilización y aislamiento económico para asfixiar al pueblo venezolano vienen desde hace años, cuando Washington ponía gobiernos títeres en Caracas para explotar su petróleo. Todo esto se iba sumando a la gran corrupción gubernamental, con dirigentes multimillonarios adictos al régimen, que le agregan más combustible al fuego. Toda esta corrupción de gobernantes ricos sigue en vigencia pero con un régimen independiente a las desiciones de occidente.
En pleno siglo XXI, como hace más de 60 años, Venezuela sigue siendo el país con una de las reservas de petróleo más grandes del planeta, -luego de las que poseen el Reino de Arabia Saudita y la República Islámica de Irán-, y la más importante del continente, que la sitúan entre los paises miembros de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo)
¿Qué es pertenecer a OPEP o la OPEC?
Pertenecer a la OPEP es sentarse en una mesa de negociaciones muy importante, donde Venezuela, -junto a una cierta cantidad de países-, tienen un asiento y un voto previlegiado para así poder fijar la cantidad de producción del crudo, entre otras cosas.
Determinando la oferta, -la producción en cantidad de barriles que van a producir en el año-, se puede hacer subir o bajar su precio, manipulando el mismo. Este precio está regulado por el mercado (equilibrio entre la oferta y la demanda)
La revolución bolivariana de Hugo Chávez llegó para quedarse
Luego de la nacionalización del petróleo venezolano, -extraído principalmente de la cuenca del río Orinoco-, por parte del entonces comandante Hugo Chavez Frías, los ataques de Estados Unidos hacia Caracas se fueron recrudeciendo con el pasar de los años. Aunque recientemente Washington levantó una serie de restricciones económicas y de compra de crudo venezolano, debido a la interminable guerra de Rusia contra Ucrania, que hizo elevar considerablemente los precios del petróleo, y por consecuencia de los combustibles en aquel país.
Hoy en día ese gran negocio y manejo de recursos energéticos sigue en manos del gobierno, -manejado por el autócrata Nicolás Maduro-, proclamado este domingo por el CNE (Consejo Nacional Electoral) otra vez ganador de las elecciones presidenciales de su país. Elecciones que muchos ponen en duda, -entre ellos buena parte de la comunidad internacional-, por su falta de transparencia, insistiendo en que se incurrió en serias irregularidades. Es por eso que la oposición y los veedores internacionales piden que se demuestre en Actas el supuesto triunfo oficialista que dió como resultado la re-elección de Maduro a la presidencia de la nación caribeña.
Entonces, la pregunta que muchos se hacen es: ¿Estos intereses económicos están jugando fuerte en la estabilidad politica y económica del país? La respuesta es que sí, dado que el posicionamiento de la Venezuela del siglo pasado ha sido siempre como un jugador importante en la oferta mundial de este mineral, también lo es en este primer cuarto del siglo XXI, donde el mundo sigue demandando mucho este mineral.
Por otro lado, la estatización de PDVSA (Petróleos de Venezuela Sociedad Anónima) por parte del chavismo, no es perdonada por el imperialismo norteamericano que quiere volver a recuperar esos recursos, para poder tener una mayor influencia en el mercado y en un jugador importante como es este país.
La cuestión central es que el gobierno no quiere ni va a reconocer una derrota electoral evidente, a pesar de que hay un gran descontento popular por tantos años de mal manejo económico y aislamiento internacional. Al contrario de la oposición que si está dispuesta a ir a fondo para reclamar el gobierno que sostienen haber ganado en las urnas.
La dirigente opositora Corina Machado, ha dicho que mientras no se presenten las debidas credenciales del resultado electoral, el gobierno ha imcurrido en un fraude emectoral, por lo que corre un serio riesgo otro derramamiento de sangre, como ya ocurrió en el 2014 y también en el caracaso de 1992. De hecho miles de manifestantes ya se están haciendo sentir en las calles de Caracas y otras ciudades, con sendos cacerolazos y manifestaciones cada vez más multitudinarias.
Los sectores de la clase baja y media, -que antes eran en su gran mayoría chavistas-, ahora se manifiestan en contra de un régimen que hace oídos sordos a los reclamos y necesidades básicas de la mayoría de los venezolanos, que lejos están de ser satisfechas. El hartazgo al autoritarismo, al no reconocerse a la oposición como ganadora de estas elecciones, puede llevar a Venezuela a otro conflicto social de gran embergadura
Extrañamente, Nicolás Maduro ha declarado que el sistema electoral de ese país ha sido hackeado desde Macedonia del Norte. ¿Será esta una de las coartadas del gobierno para victimizarse ante los reclamos de buena parte de su población y de la comundidad internacional? Lo cierto es que aunque Maduro tenga a la milicia y a la policia leales a su gobierno, esto no descarta que elementos "subversivos" se armen e intenten un golpe, o aun peor, una guerra civil manipulada desde Washington. Mientras tanto el presidente (ahora dictador) de Venezuela sigue reprimiendo a los manifestantes, secuestrando opositores y torturandolos.