viernes, 12 de enero de 2024

¿La matrix luciferina es producto de nuestra mente parasitada?

 A menudo caminamos por una cornisa muy angosta y por ende peligrosa. Esa línea abismal es la diferencia entre lo que es real o imaginario, el límite entre la cordura o la locura, entre la civilización o la barbarie, el amor y el odio, etc. Estas dicotomias suelen confundir nuestros sentidos hasta el punto tal de perdernos en la locura misma, porque ambos mundos chocan de frente contra nuestras frágiles percepciones humanas y estas, a menudo, no saben como recepcionarlas.

 La mente y el cuerpo, -dotados de virtuosas percepciones-, nos hacen pensar y cuestionar que es real y que no. Ponen en tela de juicio absolutamente todo lo que vemos, vivimos o sentimos. Nos hace preguntar en que debemos creer, aunque algunas cosas si las tenemos en claro, otras mas complejas no las entendemos ni por asomo.

"Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, 9 y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. 10 Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. 11 El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles" y le servían. 
(Mateo 4:8-11)

 La mente es una computadora que ha transformado y creado el mundo actual, le dió forma y también le puso nombres a las cosas que interactuan con el Hombre. Es ese facinante procesador natural el que ha facilitado nuestra dura y cruda existencia en este planeta. Es gracias a que usamos el razonamiento, nos movemos y percibimos nuestra existencia como tal. Le damos respuestas a cuestiones lógicas que sin el poder de la mente no resolveriamos. Ella es a la vez, una antena receptora de información, fundamental para percibir nuestro entorno y diferenciar ese mundo dividido en dos, -que ya hemos descrito en el primer párrafo-, y que podriamos percibir como problemático e inseguro.

 Cierto es también que esta matrix se alimenta de nuestros miedos, -originados por las propias dicotomías que se potencian en nuestro ser-, y que es producto de un mundo ajeno a las virtudes del amor y  hostil a la verdad. La matrix luciferina es muchas veces engañosa para cualquier ojo humano porque está escrita con un lenguaje agradable al oído, pero falso en su sustentabilidad. El propio Jesúcristo le advirtió a sus díscipulos que se cuidasen de la levadura (conocimiento) de los Fariseos y Saduceos (maestros de la ley en el Israel antigüo), porque eran expertos en confundir al pueblo elegido por Dios (Mateo 16:5)

 Entidades parasitarias

 Podríamos afirmar, -a través de distintos escritos-, que existen distintas entidades parasitarias, -en la biblia aparecen como demonios (divisores)-, dichas criaturas (en un principio creadas por Dios), se las han arreglado para ligarse a la humanidad, creando portales energeticos hacia nuestras existencias, canalizando nuestra energía negativa, que son nuestros sufrimientos, miedos y temores.

 Nuestra existencia está transitando este espacio-tiempo (de 3ra y 4ta dimención) de sistemática producción de energías negativas y enajenaciones. Esto fue advertido por Dios en el libro del Génesis cuando le dijo a Adán (el primer Hombre creado a su semejanza), que si comían del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal, morirían una y otra vez (indefinidamente)

 En fin, hay infinidad de citas biblicas que no mencionaré ahora, pero que si el lector tomara su biblia de bolsillo o la que está en su casa, o en el internet, encontraría (desde el Génesis) muchos datos utiles para entender la sabiduría con la que fuimos dotados en un principio y que luego fuimos perdiendo a lo largo de los milenios. Allí se habla de la caída de nuestra raza, su consecuente esclavitud y su prometida salvación.

 En definitiva, para contrarrestar esta matrix de demonios esclavistas, hay que empezar a procesar en nuestras mentes un mundo lleno del amor de Dios (liberador de almas), -que está más cerca de lo que creíamos-, siendo UNO con el Creador y siendo espirituales cada uno de nosotros. Somos una pequeña chispa de divinidad sumergida en un mar de confusión, listos para ser rescatados por su infinita bondad.


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