A menudo caminamos por una cornisa muy angosta y por ende peligrosa. Esa línea abismal es la diferencia entre lo que es real o imaginario, el límite entre la cordura o la locura, entre la civilización o la barbarie, el amor y el odio, etc. Estas dicotomias suelen confundir nuestros sentidos hasta el punto tal de perdernos en la locura misma, porque ambos mundos chocan de frente contra nuestras frágiles percepciones humanas y estas, a menudo, no saben como recepcionarlas.
La mente y el cuerpo, -dotados de virtuosas percepciones-, nos hacen pensar y cuestionar que es real y que no. Ponen en tela de juicio absolutamente todo lo que vemos, vivimos o sentimos. Nos hace preguntar en que debemos creer, aunque algunas cosas si las tenemos en claro, otras mas complejas no las entendemos ni por asomo.
La mente es una computadora que ha transformado y creado el mundo actual, le dió forma y también le puso nombres a las cosas que interactuan con el Hombre. Es ese facinante procesador natural el que ha facilitado nuestra dura y cruda existencia en este planeta. Es gracias a que usamos el razonamiento, nos movemos y percibimos nuestra existencia como tal. Le damos respuestas a cuestiones lógicas que sin el poder de la mente no resolveriamos. Ella es a la vez, una antena receptora de información, fundamental para percibir nuestro entorno y diferenciar ese mundo dividido en dos, -que ya hemos descrito en el primer párrafo-, y que podriamos percibir como problemático e inseguro.
Cierto es también que esta matrix se alimenta de nuestros miedos, -originados por las propias dicotomías que se potencian en nuestro ser-, y que es producto de un mundo ajeno a las virtudes del amor y hostil a la verdad. La matrix luciferina es muchas veces engañosa para cualquier ojo humano porque está escrita con un lenguaje agradable al oído, pero falso en su sustentabilidad. El propio Jesúcristo le advirtió a sus díscipulos que se cuidasen de la levadura (conocimiento) de los Fariseos y Saduceos (maestros de la ley en el Israel antigüo), porque eran expertos en confundir al pueblo elegido por Dios (Mateo 16:5)
Entidades parasitarias
Podríamos afirmar, -a través de distintos escritos-, que existen distintas entidades parasitarias, -en la biblia aparecen como demonios (divisores)-, dichas criaturas (en un principio creadas por Dios), se las han arreglado para ligarse a la humanidad, creando portales energeticos hacia nuestras existencias, canalizando nuestra energía negativa, que son nuestros sufrimientos, miedos y temores.
Nuestra existencia está transitando este espacio-tiempo (de 3ra y 4ta dimención) de sistemática producción de energías negativas y enajenaciones. Esto fue advertido por Dios en el libro del Génesis cuando le dijo a Adán (el primer Hombre creado a su semejanza), que si comían del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal, morirían una y otra vez (indefinidamente)
En fin, hay infinidad de citas biblicas que no mencionaré ahora, pero que si el lector tomara su biblia de bolsillo o la que está en su casa, o en el internet, encontraría (desde el Génesis) muchos datos utiles para entender la sabiduría con la que fuimos dotados en un principio y que luego fuimos perdiendo a lo largo de los milenios. Allí se habla de la caída de nuestra raza, su consecuente esclavitud y su prometida salvación.
En definitiva, para contrarrestar esta matrix de demonios esclavistas, hay que empezar a procesar en nuestras mentes un mundo lleno del amor de Dios (liberador de almas), -que está más cerca de lo que creíamos-, siendo UNO con el Creador y siendo espirituales cada uno de nosotros. Somos una pequeña chispa de divinidad sumergida en un mar de confusión, listos para ser rescatados por su infinita bondad.
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