martes, 2 de agosto de 2022

¿Cual será el legado del siglo XXI para las naciones del mundo?

 Ya sea por la vertigonosa carrera por conquistar el espacio, Marte o la Luna, por la voragine de la ciencia y sus consecuencias ilimitadas en la civilización o por la tecnología puesta al resguardo del deshumanizado transhumanismo, el ser humano se adentra en un siglo trunco, que lo ha enceguecido enormemente, con una elite de ricos que se sienten dioses en un mundo de esclavos con grilletes invisibles.

  Esa endiosada elite de sociopatas utiliza sus enormes tentáculos impunemente para crear ejercitos de zombies para sus oscuros propositos, alejando al ser humano de su centro con los valores humanos, su centro con el Creador. Una pregunta interesante de hacer, pero dificil de responder es: ¿Es inevitable lo que se viene para la humanidad? 

Él fue quien nos dió una nueva oportunidad como humanidad a través de Jesucristo, que agoniza para ir a una vida nueva con Él. Dios padre ya tenía este plan para la salvación espiritual de su creación desde la caída de Adán. Desde que nos bautizan, somos sus hijos adoptivos, los cuales nunca seremos olvidados ni desechados.

 En muchos lugares del planeta ya se vive de tal forma que la supervivencia es algo viejo y cotidiano. Para el resto, tal vez, cuando se esté por terminar este confuso siglo de avances cientificos, las palabras necesarias serán de consuelo, pero resonarán otras más condenatorias. Tal vez suenen como un trueno en todo el planeta una y otra vez en un profundo lamento: 

 "Actualmente se libran en el planeta muchas batallas por la supervivencia de la especie: la IA (inteligencia artificial) domina por completo todos los campos humanos, la ciencia ha mejorado notoriamente la salud y la vida de unos pocos Hombres (a costa del sacrificio de casi todos), las expediciones a Marte y Venus han fracasado rotundamente y las guerras, pestes y hambrunas han diezmado a muchisimos pueblos de la Tierra". 

 Entonces, ante este panorama apocaliptico y desolador ¿Que nos queda? Un mundo ciego, sordo y mudo*

 Nos quedaría intentar resolver estos problemas propios de criaturas imprudentes y llenas de egoismo por el projimo, o sino  volver a empezar nuevamente de cero despúes de este fracaso sin rumbo, sin el rebaño de clones humanos que algún día supo llenar la Tierra a sus anchas, de norte a sur y de este a oeste, como un virus que invade por completo un organismo vivo.

 La bendición y la gracia de Dios siempre acompañaron a la inigualable creación de quien nunca debió ser quitado de entre los hombres y mujeres, aunque este Hombre se chocase contra un iceberg es echura destinada a reinar espiritualmente ¿Acaso esta película ya la hemos vivido hace eones? Tal vez si, pero sin un llamado especial como un padre que llama celosamente a sus hijos.

 SIEMPRE SOMOS ADVERTIDOS:

 Si definitivamente no hacemos caso a las advertencias de autodestrucción que están latentes en todas nuestras huellas civilizatorias, las naciones del mundo deberán estar preparadas para la era de la supervivencia, para caer de vuelta en el derrotero de una vida absorvida por el placer y el materialismo, los cuales han llevado a la peor de las debacles como especie civilizada. Así y todo, aunque los cielos sucumban ante el estruendo de un millón de demonios cayendo sobre la Tierra desde sus oscuras guaridas, tomandando por sorpresa a los que no se han querido arrepentir de vivir altaneramente una vida equivocada desde lo moral y espiritual, desconociendo por completo a un Dios vivo y bueno, el Hombre que no se renueve y sea arrepentido encontrará solamente condenación luego de su transgreción.

 Estamos a las puertas de una encrucijada que tiene al cristianismo como protagonista nuevamente, y tal vez como una victima expiatoria del pecado de un mundo como el pre-diluviano, que sigue su instinto animal como a su sombra, inclinandose al mal. 

 Nuestro Señor Jesucristo fue víctima de ese mal hecho por hombres malos, llevados por las postestades satánicas que vinieron aquí expulsadas del paraiso, pero que están destinadas a ser expulsadas nuevamente y definitivamente de este mundo.

 Lo mas importante aquí, como conclución, es que en el mundo finalmente triunfó el amor de un Dios vivo, que dio a su hijo por amor a los Hombres. Es que la vida siempre se impone ante la muerte y esta última es la que vienen siguiendo los seres humanos desde hace milenios, pero no por mucho tiempo mas, porque Dios no abandona a los suyos, al contrario, los acompaña en espiritu hasta el final.

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