domingo, 7 de diciembre de 2014

Un duro editorial: “In gold we trust…” (a las puertas de la caída de un imperio)

 La tiranía de un imperio que se resquebraja, pero que a la vez apuntala sus podridos cimientos, está dando los pasos más inseguros desde su fundación, hace más de 200 años.

 Los padres fundadores de los EE.UU. ya en el siglo XVIII, tenían la visión de la grandeza de su nación, de su predestinación como una nación que se alzaría contra toda tiranía opresora de los débiles. Pues, en realidad, este discurso histórico fue la bandera de los presidentes asesinados durante todos esos años: Lincoln, Kennedy, entre otros. Asesinados por la mano de la masonería satánica que impuso un sistema esclavista. Una élite perversa y todo poderosa que hizo guerras y levantó sus propias banderas a pura codicia.

 Después de dos siglos de demon-cracia, la prepotencia de los cerrados grupos elitistas que manejaron los destinos de ese país, dieron culto a la oscura opresión y divinización del mal. La verdad sobre los que ganaron la batalla interna en aquel país, fue la de una élite luciferiana, dispuesta a "borrar" a todo aquel que interfiera en sus decisiones.  

 En lo superficial, ellos mostraron un camino de libertad individual (junto a pensadores franceses como Rosseau y Montesquieu), de política y separación de poderes, pero también vino con esta libertad individual, un libertinaje estrepitoso, salido desde la profundidad, esa es la verdadera política norteamericana: su legado satánico.
 La humanidad esta conociendo sin limites la inmoralidad de la libre pornografía en la web, (manejada por empresas americanas y por el propio gobierno), el erotismo, la degeneración, la violencia con y sin sentido. Hay una cultura de la muerte, promovida y permitida por la cultura occidental.

 La prioridad de Washington es la perturbación y el dominio de las masas para su completo control. Sino la pueden controlar o dominar, debe perturbarse hasta fragmentarla y eliminarla. Es un dogma extraño para la armonía entre las naciones y los pueblos, pero es el de los dictados del poder central luciferiano, de la CIA y sus gobiernos. Como el de Bush padre, -ex-director de la CIA-, y su hijo "W", ese estúpido que no mira mas lejos de sus narices, egocéntrico dictador de la globalización, que anunció los pretextos para la invasión de Afganistán y luego de Irak.

 Estos dos fueron solo dos pequeños pasos hacia la tiranía global de los Illuminatti, - que manejan a la élite política yanqui-,  instalando otra época infame. Mientras tanto el mundo Árabe, -enemigo mortal de Israel-, dividido por sus intereses petroleros y económicos, entregando a cualquier precio su soberanía política y económica, a cuenta de los negocios con las potencias de occidente, sigue siendo corrompido por un puñado de sionistas, que manejan el poder del dinero.

 Del otro lado del mundo tenemos una América Latina cada ves mas desigual, con ejércitos desprovistos de material moderno, - como para ir a la par de las potencias-, a merced de las finanzas internacionales y de los fondos de inversión basura o buitres. Todos estos fondos, apoyados jurídicamente por un marco jurídico internacional frío y despiadado, para con los países débiles.

 Más allá, tenemos a la China pro-capitalista en las antípodas de los derechos humanos que promueve occidente, no promete ni promueve ningún cambio revolucionario, porque acepta las reglas del capitalismo ultra competitivo. Rusia, dormida en los laureles del viejo comunismo, espera los movimientos de Washington con la paciencia de una tortuga.

  Por ultimo, el planeta esta siendo severamente contaminado principalmente por los EE.UU. y Europa, pero... ¿¡Qué hacemos nosotros!? Nada, o mejor dicho somos la causa, porque consumimos su producción, permitimos que lleguen a donde ellos se lo proponen, entretejiendo alianzas mafiosas, matando a todo aquel que se le interponga.

 EE.UU. es un estado matón y atropellador, pero sin Israel, sin el sionismo (dueño de las finanzas y los mercados) y sin sus socios europeos, este maldito monstruo imperialista no tendría tantos resultados positivos a sus propósitos.   

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