Aunque a muchos les parezca digno de una historia de ciencia ficción en un mundo antiguo, hace más de 2000 años nació entre nosotros, en la región de Galilea, un hombre que venció nada más y nada menos que a la mismísima muerte. Su nombre es un signo vivo del cristianismo, aquel hombre era Jesús.
Él nos enseñó una regla fundamental y de oro para cualquier creyente, el ser portadores de una FE inamovible. Esa Fe nos conduciría a la salvación eterna de nuestras almas, que es por lo que vinimos a esta Tierra.
Con respecto a su resurrección de entre los muertos, Jesucristo nos dice en la escritura: "Destruyan este templo, y en tres días lo levantaré." (Juan 2:19). Esto les decía Jesús a los fariseos y algunos miembros del sanedrín cuando estaban presentes en aquel majestuoso templo construido por Salomón, en la época del esplendor judío. La mirada de los hebreos fue de asombro porque no entendían porque les decía esto. Claramente Jesucristo les hablaba de su muerte y posterior resurrección.
Pero tal vez, el pasaje bíblico que mejor ilustra aquel sepulcro vacío y el renacer de la esperanza de los discípulos de que Jesús estaba vivo es el siguiente:
El domingo, al amanecer, las mujeres fueron a la tumba de Jesús para llevar los perfumes que habían preparado. Cuando llegaron, vieron que la piedra que tapaba la entrada de la tumba ya no estaba en su lugar. Entonces entraron en la tumba, pero no encontraron el cuerpo de Jesús. Ellas no sabían qué hacer ni qué pensar.
De pronto, dos hombres se pararon junto a ellas. Tenían ropa muy blanca y brillante. Las mujeres tuvieron tanto miedo que se inclinaron hasta tocar el suelo con su frente. Los hombres les dijeron:
«¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? Recuerden lo que Jesús, el Hijo del hombre, les dijo cuando todavía estaba en la región de Galilea. Él les dijo que sería entregado a hombres malvados que lo matarían en una cruz, pero que al tercer día iba a resucitar.» (Lucas 24:1-7)
Con respecto a su resurrección de entre los muertos, Jesucristo nos dice en la escritura: "Destruyan este templo, y en tres días lo levantaré." (Juan 2:19). Esto les decía Jesús a los fariseos y algunos miembros del sanedrín cuando estaban presentes en aquel majestuoso templo construido por Salomón, en la época del esplendor judío. La mirada de los hebreos fue de asombro porque no entendían porque les decía esto. Claramente Jesucristo les hablaba de su muerte y posterior resurrección.
Pero tal vez, el pasaje bíblico que mejor ilustra aquel sepulcro vacío y el renacer de la esperanza de los discípulos de que Jesús estaba vivo es el siguiente:
El domingo, al amanecer, las mujeres fueron a la tumba de Jesús para llevar los perfumes que habían preparado. Cuando llegaron, vieron que la piedra que tapaba la entrada de la tumba ya no estaba en su lugar. Entonces entraron en la tumba, pero no encontraron el cuerpo de Jesús. Ellas no sabían qué hacer ni qué pensar.
De pronto, dos hombres se pararon junto a ellas. Tenían ropa muy blanca y brillante. Las mujeres tuvieron tanto miedo que se inclinaron hasta tocar el suelo con su frente. Los hombres les dijeron:
«¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? Recuerden lo que Jesús, el Hijo del hombre, les dijo cuando todavía estaba en la región de Galilea. Él les dijo que sería entregado a hombres malvados que lo matarían en una cruz, pero que al tercer día iba a resucitar.» (Lucas 24:1-7)
Increíblemente los que hablaban con esas simples y humildes mujeres eran guardianes celestiales o seres de una dimensión superior que veían con naturalidad la realidad del hombre que se aproximaba, la de la resurrección. Ellos acompañaban a Jesús, pero esto era algo que todavía se escapaba al entendimiento de los hombres en ese entonces y aún hoy todavía.
También dice en otra parte del evangelio que Él ha vencido al mundo (Juan 16:33) en alusión de que ha superado lo que todo hombre nunca pudo: la muerte. La muerte ha entrado a este mundo por el pecado original, ha reinado en la Tierra desde la caída de Adán y Eva. La cita bíblica más famosa del antiguo testamento esta en el libro del Génesis y lo cuenta así:
"Dios habló con ellos y les preguntó si habían comido del fruto del árbol del bien y del mal. Le contestaron que Satanás les había dicho que comieran, y ellos habían comido" (Génesis 3:13)
Palabras más, palabras menos, Jesucristo es reconocido como nuestro Mesías y salvador que dio la vida por nosotros para que la tengamos en abundancia, nos enseñó que el más grande entre nosotros debe ser el que sirve a los demás y no el servido. Él nos dejó un mandamiento fundamental basado en el amor:
"Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros; que como yo os he amado, así también os améis los unos a los otros". (Juan 13:34)
Jesucristo también es reconocido en otras religiones como el judaísmo y el Islam como un gran profeta que enseñó preceptos morales y la regla fundamental del amor entre los Hombres.
Muchos todavía no comprenden el verdadero mensaje que Dios mismo, a través de su hijo Jesucristo, quiere darnos a conocer: que su amor por nosotros es infinito y que es muy elevado, que Dios le encomendó la misión más importante de todas, que es el rescate de sus hijos, de su creación caída en manos de lo que fue una raza puramente maligna, que hizo caer a la Humanidad entera en el pecado, retratada en la Biblia como una serpiente con brazos y piernas y que además, dotada de astucia e inteligencia, hablaba. Satanas o Lucifer es portador de muchos nombres, precisamente por su naturaleza maligna "es el padre de la mentira". Cuando la Palabra de Dios habla del demonio (divisor) y sus seguidores dice:
"Ustedes son de su padre el diablo y quieren hacer los deseos de su padre. El fue un asesino desde el principio, y no se ha mantenido en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, habla de su propia naturaleza, porque es mentiroso y el padre de la mentira". (Juan 8:44)
Dios viene a rescatarnos del padre de la mentira, como está escrito, entonces es fundamental que tracemos una linea entre el reino de Satanás en la Tierra, que utiliza a ricos y poderosos para concretar sus deseos y al Reino de Dios en este mundo (los creyentes en Dios)
Dios viene a rescatarnos del padre de la mentira, como está escrito, entonces es fundamental que tracemos una linea entre el reino de Satanás en la Tierra, que utiliza a ricos y poderosos para concretar sus deseos y al Reino de Dios en este mundo (los creyentes en Dios)
Para entender este mensaje fundamental de la FE en un Dios todopoderoso que habita en todos lados y también nosotros mismos (siempre estamos junto a Él), necesitamos ser parte primordial de esta aventura que es esta vida, que muchas veces nos pone pruebas muy duras de Fe. Mientras las piedras son más grandes en esta dura matrix de la cuarta dimensión, más duro será atravesar ese sendero tortuoso, pero a la larga la dicha de ver y presenciar la verdad es más grande.
Esa verdad es vivir en el amor de Dios, la mentira es esta matrix maligna, que según las escrituras también es una cárcel dimensional de las almas que no siguieron los preceptos de la Fe y el amor a Dios. Misteriosamente esa prisión dimensional se sitúa en un abismo infinito bajo tierra, la cual nadie que posea un alma la querrá visitar.
Esa verdad es vivir en el amor de Dios, la mentira es esta matrix maligna, que según las escrituras también es una cárcel dimensional de las almas que no siguieron los preceptos de la Fe y el amor a Dios. Misteriosamente esa prisión dimensional se sitúa en un abismo infinito bajo tierra, la cual nadie que posea un alma la querrá visitar.
Aquí entran a jugar distintas conjeturas sobre el origen del mal, sobre nuestro propio origen, sobre alguna raza extraterrestre que habiendo sido creada por Dios en un principió, salió por completo de su fase vibratoria o dimensional original, cayendo a este mundo o como muchos teóricos de la conspiración e investigadores del misterio llaman: una cárcel dimensional.
En la Biblia se nombra a los elohim, como una raza híbrida producto de una mezcla entre una raza de ángeles que cayeron a esta Tierra y los seres humanos. En algunas versiones se los nombra como los hijos de Dios y las hijas de los Hombres que tuvieron como hijos a unos gigantes.
Cuando los hombres comenzaron a multiplicarse sobre la tierra y les nacieron hijas, los hijos de Dios vieron que estas eran hermosas, y tomaron como mujeres a todas las que quisieron. Entonces el Señor dijo: "Mi espíritu no va a permanecer activo para siempre en el hombre, porque este no es más que carne; por eso no vivirá más de ciento veinte años". En aquellos días, y aún después, cuando los hijos de Dios se unieron con las hijas de los hombres y ellas tuvieron hijos, había en la tierra gigantes: estos fueron los héroes famosos de la antigüedad. (Génesis 6:1-4)
En el "Libro de Enoc", solamente reconocido por la iglesia cristiana de Etiopía, se los llama "vigilantes". Es en este interesante libro, apócrifo para la Iglesia Católica, que la información sobre estos "vigilantes" es rica y abundante. Todo lo escrito en ese antiguo libro es para dedicarle un post, pues el antiguo profeta Enoc hace un viaje a otra dimensión llegando hasta la presencia del Creador.
Muchas serán las conjeturas que se saquen alrededor del hombre más grande que jamás allá pisado la Tierra, para muchos será el Dios vivo, para otros un gran profeta, para otros un hombre sabio, en definitiva, Él nos dejó un legado de amor que en realidad es muy posible de cumplir. Todavía nos falta un largo trecho por caminar como una humanidad unida en el amor fraterno, como Él siempre quiso. La Fe es lo que nos salva ante un mundo de oscuridad y confusión. Como alguna vez dijo en breves palabras:
"Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al padre sino por mi". (Juan 14:6)