Alemania es el segundo país con mayores reservas bancarias de oro del mundo después de EE.UU. El 45% de las reservas germanas están depositadas en la Reserva Federal de EE.UU. El problema es que no puede hacerlas llegar a Berlín.
La estrategia del banco central de Alemania, el Bundesbank, a la hora de comprar oro en bolsas extranjeras siempre fue depositarlo en los bancos de los países de compra en lugar de importarlo, argumentando que de esa manera se evitaban los costes de transporte si en algún momento era necesario revender el metal. Según la cifra oficial, actualmente el total de las reservas alemanas de oro alcanza las 3.386 toneladas.
En enero de 2013 el Bundesbank anunció que cambiaba de estrategia y que quería repatriar a Alemania tanto las 374 toneladas depositadas en el Banco de Francia en París como las 300 toneladas almacenadas en la Reserva Federal de Nueva York. EE.UU. pidió un plazo de siete años para completar la operación. 18 meses después, Berlín ha logrado recuperar solo 37 toneladas en total: 32 toneladas procedentes de París y solo 5 toneladas del oro guardado en Nueva York.
Este 23 de junio la agencia de noticias Bloomberg informó de que el Gobierno de Angela Merkel decidió "eliminar un potencial irritador" en las relaciones entre Berlín y Washington y abandonó la idea de la repatriación, concluyendo que "almacenar la mitad de nuestros lingotes en el extranjero es prudente al fin y al cabo". "Los estadounidenses están cuidando bien de nuestro oro. Objetivamente, no hay ninguna razón para desconfiar", cita Bloomberg al portavoz presupuestario de la Unión Demócrata Cristiana (el partido de Merkel) en el Parlamento, Norbert Barthle, haciendo referencia a una entrevista con el político alemán.
"Lógicamente, esto ha provocado nuevos interrogantes sobre si el oro alemán todavía está en las cajas fuertes de Manhattan o si fue fundido, arrendado o incluso vendido", comenta el portal zerohedge.com. El portal cita al líder del movimiento '¡Repatrien nuestro oro!', Peter Boehringer, quien destaca que no hay ninguna prueba de que las 1.500 toneladas del oro alemán de las cajas fuertes neoyorquinas sigan intactas. Según adelanta Boehringer, su movimiento continuará con la campaña pública por la repatriación de los lingotes.