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sábado, 17 de diciembre de 2022

Crónicas desde el apocalipsis: se asoma el NOM (CAPITULO 2)

 Increiblemente se había perpetrado el ataque militar más fulminante contra una potencia de occidente en toda su historia. Las manos del comandante del submarino que recibió la terrible noticia, temblaban sin que este pudiera detenerlas. Las caras de incertidumbre de toda la tripulación lo decían todo y no decían nada, las palabras que salían de los submarinistas era de bronca y odio, porque sabían que ya nada podían hacer por su querida Londres. Amigos y familiares de algunos de los tripulantes habían muerto o desaparecido y en lo único que pensaban era en vengarse del artero ataque enemigo.

 Todos ellos sabían que ese submarino era una unidad insignia, dotada de armas letates de gran alcance y destrucción. Esa unidad era la que comandaba toda la flotilla del atlántico sur, porque el resto de las naves de superficie se replegaron a la isla Asención, cerca de las costas africanas, por temor al acecho de los submarinos rusos y chinos, que merodeaban cerca de la plataforma maritima sudamericana en el Atlántico.


 Ellos integraban una flota mas grande ďe embarcaciones de la NATO, y que también poseían una verdadera pesadilla para los rusos y chinos: los temerosos misiles Trident, capaces de contener ojivas nucleares y que podrían destruir un gran objetivo en segundos y a miles de kilometros. Ese objetivo seguramente sería Moscú, Beijing o algún otro punto importante de Eurasia.

La respuesta de Bruselas es volver a la edad de piedra

 Mientras ingleses y yanquis seguían en aguas del atlántico sur, ellos necesitaban comunicarse con sus aliados franceses, que preferían no lanzar ningún misil nuclear todavía, salvo que algún misil enemigo este destinado a uno o más puntos de Francia o de sus colonias. Esto descontentó al alto mando británico que necesitaba que el pais galo coordine con ellos un ataque nuclear a gran escala contra Rusia. Por otra parte, los británicos ahora comandaban a sus tropas desde Bélgica, dado que la capital británica ya no existía, y si esto seguía así, el Reino Unido perdería mas ciudades importantes. 

 En su historia, Europa nunca estuvo en tal peligro de desaparecer, Londres ya había caído y el próximo objetivo podría ser Paris, Roma, Berlin o Bruselas (sede del cuartel general de la NATO en Europa), aunque el Pentágono (verdadero cuartel general de la alianza atlántica), era un target mas tentador para el eje de los llamados "paises libres". Las dos super-potencias militares asiaticas ya habían hecho la primera jugada, dejando a occidente con un hierro candente entre sus manos, todo esto mientras la capital británica había sido arrasada por un misil termo-nuclear ruso.

Finalmente, el reloj del Apocalipsis dio las 00:01

 Las alertas rojas sonaban en todos los cuarteles de la alianza militar mas grande de la historia, el mando civil norteamericano (su presidente y asesores), todavía no querían lanzar misil alguno, porque sabían que si daban ese paso, el mundo volvería a la edad de piedra en cuestión de horas, aunque los militares en Washington y Londres ya estaban listos para actuar.

 En la mesa del comando estratégico de los EE.UU. estaban realmente todos nerviosos por la estripitosa escalada rusa contra las islas británicas, e informaron al presidente que los altos mandos rusos, chinos y coreanos estaban alojados en bases secretas, tal vez subterraneas y que era necesario actuar rapidamente y sin titubear. El presidente escuchaba atentamente las propuestas de los altos mandos militares y preguntó, con la voz entrecortada:

 - ¿Se puede hacer algo para evitar un holocausto nuclear?

 Todos ellos se miraron asombrados y solamente un general de cinco estrellas respondió por todos cuando dijo:

- Señor, con todo respeto... ya se ha declarado la tercer guerra mundial.

 A lo que el presidente contestó:

- Si y esta será la primera y la última de este tipo.

 Otro general preguntó firmemente:

-¿Y que sugiere que hagamos señor?

 Luego de un breve silencio y tomándose la cabeza con ambas manos, respondió:

- Ataquen sus principales objetivos con ojivas nucleares: Beijing y Moscú primero, luego Dios sabrá lo que nos toque a nosotros. Está ya no es una guerra ideológica, es una cruzada religiosa y de Fe. Es el mundo libre contra la barbarie del comunismo y el ateísmo.

- ¡Si y así se hará señor! (respondió uno de los generales)

 En pocas horas, una oleada de misiles Trident, - lanzados desde submarinos -, misiles Minutemen, disparados desde bases secretas norteamericanas en el Pacifico, entre otros, invadieron los cielos y cayeron en cuestión de minutos, destruyendo Moscú, San Petesburgo, Pyongyang y Beijing. Sus escudos antimisiles, poco y nada pudieron hacer contra ese tamaño ataque y destrucción.

 Era el principio del fin de nuestra civilización, un suceso que muchas veces fue contado de manera ficticia, estaba en pleno desarrollo.

miércoles, 16 de noviembre de 2022

¿Quién es responsable del hambre y el alza de los precios de los alimentos?

 A iniciativa del Gobierno de Biden, los políticos capitalistas, directores ejecutivos y periodistas comprados de todo el mundo han derramado una lluvia de lágrimas de cocodrilo por la crisis alimentaria global, alegando que fue creada únicamente por Vladímir Putin.

 Frente a una audiencia bien alimentada en el World Economic Forum en Davos, Suiza, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen manifestó una nueva preocupación por “los países frágiles y las poblaciones vulnerables” que “sufrirán más” por el aumento en los precios de los alimentos. La multitud de milmillonarios aplaudió con aires farisaicos cuando la también ex-ministra de Defensa alemana culpó a Rusia de lucrar “desvergonzadamente” del hambre. La desvergonzada audiencia VIP (Very Important Person), asintió enérgicamente con la cabeza cuando los urgió a entregarle al "Programa Mundial de Alimentos", los suministros que necesita urgentemente, para aliviar la amenaza de una hambruna masiva.

 Hipocresía absoluta. Hace seis meses, el presidente del Programa Mundial de Alimentos de la ONU, David Beasley, hizo “una solicitud única a los milmillonarios para que ayuden a combatir la hambruna”, explicando que si las personas más ricas del mundo donarían meramente $6,6 mil millones de su riqueza colectiva de $13,1 billones (o bien 0,04 por ciento del total), se podría eliminar el hambre mundial en 2022 y salvar millones de vidas.

 Esta solicitud predeciblemente llegó a oídos sordos. En los próximos seis meses, en un mundo moderno con un progreso tecnológico increíble, 4,5 millones de seres humanos murieron de la forma más antigüa imaginable. Cada año, nueve millones de personas mueren de hambre y son prácticamente ignoradas por la prensa capitalista, que solo los desentierra para la propaganda de guerra.

Casi mil millones de seres humanos pasan hambre, cuando esto podría revertirse con un salvataje alimentario por parte de los paises más ricos, algo que no está sucediendo y al parecer no sucederá.

Las verdadera causas del hambre en el planeta

 El verdadero origen de la inanición masiva y el hambre a nivel global es el capitalismo. Esta semana, Oxfam emitió un reporte que detalla el aumento masivo de la desigualdad social a lo largo de la pandemia de coronavirus, que se cobró 20 millones de vidas. Oxfam reportó que ha emergido un nuevo milmillonario “cada 30 horas en promedio durante la pandemia”, incluyendo a 62 individuos que lucraron del aumento en los precios de los alimentos en la industria agrícola. “Las corporaciones y las dinastías de multimillonarios que controlan una parte tan grande de nuestro sistema alimentario, están disfrutando considerables aumentos en sus ganancias”, indicó el reporte.

 Por ejemplo, cuando von der Leyen denunció a Vladímir Putin de “usar el hambre y los granos para ejercer poder”, dos hombres presentes —el director ejecutivo de la empresa de alimentos Cargill (una de las multinacionales alimenticias más grandes del planeta), David MacLennan, y Brian Sikes, el director operativo— que quizás aplaudieron. Pero, según el reporte de Oxfam, la riqueza combinada de la familia Cargill aumentó $14,4 mil millones desde el comienzo de la pandemia, lo suficiente para alimentar a los hambrientos del mundo dos veces y tener aún miles de millones de sobra.

 Como lo ha demostrado la pandemia de COVID-19, no existe un límite en la cifra de vidas que la burguesía sacrificará antes de perder incluso la fracción más pequeña de su riqueza. Los arquitectos de la guerra por delegación de EE.UU. y la OTAN contra Rusia están igual de preparados para sacrificar las vidas de miles de millones, tanto a través del hambre como una catástrofe nuclear, con tal de subyugar a Rusia y conquistar sus recursos.

 En cuanto al alza actual de los alimentos, el Gobierno de Biden y sus aliados imperialistas son los principales responsables. Joe Biden ha declarado repetidamente que el objetivo del Gobierno de EE.UU. es garantizar una “guerra prolongada y dolorosa”. El aumento en los precios de alimentos se debe en gran medida a las sanciones encabezadas por EE.UU., como resultado de la prolongación de la guerra. El canciller de Egipto le dijo al Financial Times, “morirán millones”.

 Un experto de la industria le indicó al Consejo de Seguridad de la ONU, la semana pasada, “Esto es sísmico. Nos enfrentamos al peligro de una cantidad extraordinaria de sufrimiento humano”. Según un reporte del 23 de mayo del Eurasia Group, 400 millones de personas entraron en las filas de la inseguridad alimentaria en tan solo 90 días, llevando el total a la cifra impactante de 1,6 mil millones. El mismo reporte explica que, de continuar la guerra, los precios globales de los alimentos aumentarán 45 por ciento este año, otro aumento sin precedentes.

 El desembolso de $40 mil millones aprobado por el Congreso de EE.UU. este mes, busca intencionalmente prolongar la guerra e intensificará la crisis alimentaria al interrumpir las temporadas de cosecha. Los centavos que el proyecto de ley asigna para la ayuda “humanitaria” son apenas una fachada. Casi todo terminará en los bolsillos de oficiales corruptos y criminales, así como la “ayuda” enviada por EE.UU. durante las ocupaciones de Afganistán e Irak.

 Todos los políticos y las organizaciones que apoyaron este proyecto de ley votaron a favor de hurtar comida de la boca de millones de trabajadores en todo el mundo. Esto incluye a Alexandria Ocasio-Cortez, Bernie Sanders, Rashida Tlaib, Ilhan Omar y Jamaal Bowman, los Socialistas Democráticos de Estados Unidos (DSA, por sus siglas en inglés), y grupos de la “izquierda” internacional como la Liga Internacional Socialista, el Nuevo Partido Anticapitalista y los Partidos Verdes del mundo. A través de su apoyo a la guerra, se han puesto la marca imborrable de enemigos de la clase trabajadora, que está sufriendo un impacto catastrófico por la guerra.

 La intensificación de la crisis alimentaria está impulsando a masa de trabajadores a la lucha de clases. Los niveles masivos de desigualdad social y el bombeo constante de dinero hacia los mercados financieros ha creado una inflación descontrolada que está incrementando el costo de todos los productos y servicios de primera necesidad.

 David Beasley, director del Programa Mundial de Alimentos, advirtió recientemente: “Ya estamos viendo disturbios y protestas mientras hablamos: Sri Lanka, Indonesia, Pakistán, Perú. Ya hemos visto dinámicas desestabilizadoras en el Sahel de Burkina Faso, Malí, Chad. Estos son solo las señales de lo que está por venir”.

El hambre no discrimina a la niñez, por el contrario un gran porcentaje de niños en el planeta lo sufren. Aquí una foto de niños siendo asistidos en comedores populares en México. Entre los malvados objetivos de la elite está hambrear a los pueblos para someterlos y eliminarlos en su dignidad. Si son doblegados de muy jóvenes, de más grandes no podrán pensar para quitarse las cadenas que los someten.

 Han estallado protestas masivas en todo Irán, donde un alza del 300 por ciento en los productos básicos a base de harina ha provocado manifestaciones que coinciden con las huelgas de los trabajadores en ciudades como Teherán, con una población de 8,5 millones de habitantes. En Sri Lanka, Perú y otros países siguen produciéndose protestas y huelgas de carácter nacional.

 En todos los países, los sindicatos sirven para frenar la lucha de clases e impiden a los trabajadores lleven a cabo una lucha unida para satisfacer las necesidades sociales urgentes.

 En Túnez, la principal confederación sindical se vio obligada a anunciar los preparativos de una huelga general para alejar el fantasma de una acción masiva. Los trabajadores de la salud de todo el Cabo Oriental de Sudáfrica hicieron huelga este mes, sin la aprobación de los sindicatos, como consecuencia del aumento de los precios de los alimentos y del desastroso impacto de la pandemia en el sistema sanitario. Los conductores de autobús de Córdoba (Argentina) iniciaron una huelga salvaje por los alimentos y otros costes de vida.

 Este movimiento no se limita al mundo en desarrollo. El pasado fin de semana, los maleteros en Copenhague iniciaron una huelga salvaje por el alza de los alimentos y otras necesidades básicas. Según la prensa danesa, “el tribunal laboral danés dictaminó el domingo que el personal de equipajes debía reanudar su trabajo el lunes, pero no se cumplió”. Los trabajadores aéreos de Saint-Nazaire (Francia) han iniciado paros diarios por los salarios y los aumentos del coste de la vida.

 En Reino Unido, el Banco de Inglaterra ha calificado la crisis del coste de la vida de “apocalíptica”. Los trabajadores se enfrentan a una inflación del 9 por ciento y a un aumento récord del 54 por ciento en las facturas de gas y electricidad. Según una encuesta de Ipsos, el 85 por ciento de los británicos está preocupado por el impacto del aumento del coste de la vida en los próximos seis meses.

 En este contexto explosivo, la huelga salvaje de 1.000 trabajadores de varias plataformas petroleras y de gas natural en el mar del Norte, que exigen aumentos salariales masivos que compensen por el aumento del coste de la vida, es una poderosa señal de que los trabajadores ven a los sindicatos como obstáculos –y no como facilitadores— en la lucha contra el aumento del coste de la vida. Aunque la huelga fue objeto de un apagón mediático, una noticia del sector señalaba: “La revolución salarial ha comenzado; no estamos señalando a una empresa, sino a toda la industria mundial”.

 No hay forma de abordar la crisis del coste de la vida ni la crisis alimentaria mundial en el marco de una lucha individual contra un empleador o una empresa, por muy militante que sea. En la lucha por alimentos y productos de primera necesidad asequibles y por un aumento masivo de los salarios, la clase obrera debe unirse en todos los lugares de trabajo, en todas las industrias y en todos los países para sacar provecho de toda su fuerza.

 Esta es una lucha política contra toda la clase capitalista y los gobiernos que controlan. No se puede ganar sin detener la guerra imperialista, que drena el genio tecnológico y el poderío industrial de la humanidad, dirigiéndolo hacia la muerte y la destrucción cuando se necesita desesperadamente para salvar y mejorar vidas en todas partes. Esto requiere una revolución socialista, la expropiación de la riqueza de los ricos y el control democrático de las fuerzas productivas del mundo en manos de la clase obrera para abolir el hambre y la necesidad para siempre.

 Instamos a todos los trabajadores interesados en unirse a este movimiento internacional de la clase obrera a que se pongan en contacto hoy mismo con la Alianza Internacional Obrera de los Comités de Base (AIO-CB).

(Publicado originalmente en inglés el 24 de mayo de 2022)


Fuente: wsws.org

viernes, 4 de noviembre de 2022

Crónicas desde el apocalipsis: se asoma el NOM (CAPITULO 1)

  A continuación les presentaré un articulo ficcionado haciendo una crónica de un posible apocalipsis nuclear, entre una contienda entre las dos últimas grandes alianzas de la Historia,  desde una visión apocaliptica de los últimos tiempos, profetizados en varias religiones antiguas desde hacr milenios, algunas de ellas desaparecidas. También desde la perspectiva misma de la cultura judio-cristiana, en donde una alianza de paises con un gran ejercito, decide atacar la NATO y un país clave, Israel.

El principio del fin

 Luego de que la pandemia del COVID-19 hiciera estragos por todo el mundo, las enfermedades con sus virus siguieron haciendo de las suyas por todo el planeta. La grave crisis economica mundial que esto trajo, dejó diezmada a todas las economias del mundo,  semi-paralizandolas por dentro. En apenas un año muchas fábricas cerraron sus puertas y varios bancos internacionales dejaron de operar, ese sería el efecto domino por sobre toda la economía planetaria. Las ciudades de Europa, Asia, América y Australia parecían gigantescos y desolados cementerios al encontrarse vacias y carentes de todo movimiento, muchos huyeron al campo o pequeños poblados, pues lo mas peligroso estaba por acontecer: la destrucción nuclear estaba a la vuelta de la esquina y esta vez esas amenazas de Moscú y Pekin parecían ir enserio.
 
 Lo que la naturaleza tardaría millones de años en desarrollar, el ser humano, tristemente, lo destruiría en pocos años. Este estado de cosas se dió así desde que el ser humano desarrolló esa terrible maquinaria de guerra que mantuvo y ostentó durante décadas. Allí comenzó el derrotero de la civilización contemporanea, viendo como las potencias gastaron ingentes fortunas modernizando todo su arsenal bélico, mientras la pobreza mundial era cada vez mayor y mas dificil de extirpar. Y muchos de nosotros, acobijados en nuestros cómodos hogares, presenciabamos expectantes, como se iba aquel crepúsculo de la vida para dar lugar  a una noche lugubre y profunda. Todo el mundo iba a padecer el cambio brusco y todo ese panorama se parecía a un lugar inóspito, ni siquiera concebido en el imaginario de las personas, acostumbras al confort. Ahora el peor de los escenarios era toda una realidad: la falta notoria y permanente de alimentos en las gondolas de los supermercados, la falta de combustible (solo se conseguía a un precio muy alto), de medicinas y otros articulos de vital necesidad como es el agua potable.

Rusia y los EE.UU. se enfrentarían en pocos años una vez que Rusia concretaría una gran alianza que incluiría a China, decididas a atacar Londres, Washington y Jerusalén (en ese orden)


 En el medio de todo este panorama dantesco, el abrazo del fuego se extiendía minuto a minuto por las selvas del amazonas, del Africa y del Borneo. Tristemente debo decir que el medio ambiente nunca ha sido tan maltratado inutilmente y en tan poco tiempo, no solo por fuerzas humanas sino por la impiadosa, pero sabia naturaleza, sin que ya nada se pudiera hacer.

 El reloj del apocalipsis marca las 00:00

 La vida en la Tierra pendía de un hilo según las inteligencias británicas, la CIA y el MOSSAD israelí, que habían asegurado que Rusia y China harían caer el infierno sobre Gran Bretaña, Israel y los EE.UU.. Aquel vaticinio se daría en solamente 12 horas aproximadamente, sobre una gran cantidad de ciudades estratégicas de lo que la coalición de naciones de oriente llamó: "los tentáculos del sionismo internacional".

 En un comunicado escueto, el Partido Comunista Chino anunció la liberación del mundo occidental de las garras del imperialismo sionista y de su decadencia a "cualquier precio", "liberando a un mundo empujado por fuerzas sionistas". El comunicado fue firmado por varias naciones que ya no pertenecían a las Naciones Unidas, pero si a una larga liga de paises sub-desarrollados, entre los que estaban Rusia, China, Corea del Norte, las naciones de la liga árabe, los países satélites asiáticos alrededor de Rusia, la gran mayoría de las naciones africanas y la mayoría de los paises sudamericanos, que luego de la caída del sistema financiero mundial, vieron sus economías terriblemente sacudidas, con niveles sociales calamitosos.

La peor calaña del Norte mira al Sur

 Antes que toda esa información viajase por el hiper espacio de las comunicaciones, varios submarinos norteamericanos y británicos pusieron rumbo al hemisferio sur, mas precisamente a las islas Malvinas, lugar donde la OTAN (Organización para el Atlántico Norte) posee una estratégica base militar fuertemente guarnecida desde 1982. Para no ser detectados por los radares chinos, los subamarinos de la alianza se sumergieron muy profundo, así evitarían pasar por mayores peligros a madida que se acercaban al continente sudamericano. Su posibilidad de escapar ilesos de la destrucción nuclear que se avesinaba para buena parte de Europa, era cada vez mas concreta.

 Cuando TODO paso

 Mientras los elementos beligerantes de la NATO seguían rumbo al archipielago de las Malvinas y llegaban a las cercanias del continente, las alarmas se encendían en uno de los submarinos nucleares británicos. 

 ¡Acababan de lanzar el primer misil nuclear supersónico hacia Londres!

 El silencio de toda la tripulación fue sepulcral, desde la proa hasta la popa de la embarcación, ante la atenta mirada de los comandantes, que comunicados entre si por una pantalla, esperaron noticias alentadoras del ataque de la alianza de los autoproclamados "paises libres". Sabían que rusos, chinos y coreanos atacarían la capital en primer lugar y luego otras ciudades británicas. La esperanza  que tenían era que esos ataques pudieran repelerse con éxito con los sistemas de misiles pertinentes para la ocación, pero eso no sucedería.

 A la media hora de adentrarse en aguas del continente sudamericano, se escucha una fuerte rafaga interrumpir la señal de todos los monitores, - antes se escucharon gritos de desesperación del comando militar en Londres -, y de repente un grito de alerta resonó en ese sarcófago de metal, por parte de uno de los operadores.

- Comunication breakdown! Comunication breakdown! Fuck!

 Tuvieron que esperar alrededor de 15 minutos a que se restauren las comunicaciones para poder saber algo del comando central en Europa. El rostro de cada uno de los tripulantes de la nave era de horror. Lo que los monitores mostraban era solamente ruido blanco y las noticias que llegaban de otras ciudades (y de la propia Londres)  era que un misil "SATAN" ruso golpeó la capital del país, dejando un gran número de muertos y desaparecidos e incalculable de heridos. Dios sabe que nuevo mundo se estaba asomando con la mojada de oreja a la mas grande alianza militar de la historia, con una guerra nuclear que apenas comenzaba a asomar. Faltaba ver con que y cuando repondería el eje Washington-Londres-Telaviv.


 Fin 1ra parte.
  

jueves, 29 de septiembre de 2022

Como se veían algunas de las más conocidas figuras históricas justo después de su defunción

 Estos personajes pertenecen a la historia universal de los últimos siglos. Todos ellos son considerados personajes importantes y transendenatales de nuestra civilización, que marcaron un antes y un despúes en la sociedad en la que vivíeron y en la cultura vigente. 

 Las mascaras mortuorias tenían el proposito de captar ese momento final en el que las almas de estos hombres dejaron su cuerpo físico, para así entrar a un plano superior. Aquí algunas de ellas:






























martes, 9 de agosto de 2022

La NASA podría estar en problemas: la misión espacial de China prueba que Estados Unidos nunca fue a la Luna

 Cuando se considera toda la evidencia, la teoría de que el alunizaje fue realizado tiene perfecto sentido.

El gobierno de Estados Unidos, en particular, está acusado de mentir sobre el alunizaje para establecerse como el equipo líder en exploración espacial.

 Los chinos, por otro lado, aterrizaron recientemente Chang’e 3, una sonda no tripulada en la luna.

Desde que terminó el viaje a la luna, la película ha vuelto para consternación de todos, reiterando el hecho de que Estados Unidos no ha aterrizado en la luna.

La Agencia Espacial Nacional de China descubrió que la atmósfera de la Luna ya no es gris, sino marrón, como se ve en las fotografías a continuación.


 Esta es la primera vez que hemos podido ver el verdadero color de la atmósfera de la Luna.

China quiere colonizar la Luna y convertirla en una estrella de la muerte donde puedan realizar experimentos balísticos a gran escala y convertirla en su principal plataforma para vuelos de exploración espacial, según un portal ruso llamado «Vesti».


Fuente: https://ufoymisterios.es/antiguas-culturas/la-nasa-podria-estar-en-problemas-la-mision-espacial-de-china-prueba-que-estados-unidos-nunca-fue-a-la-luna/

martes, 2 de agosto de 2022

¿Cual será el legado del siglo XXI para las naciones del mundo?

 Ya sea por la vertigonosa carrera por conquistar el espacio, Marte o la Luna, por la voragine de la ciencia y sus consecuencias ilimitadas en la civilización o por la tecnología puesta al resguardo del deshumanizado transhumanismo, el ser humano se adentra en un siglo trunco, que lo ha enceguecido enormemente, con una elite de ricos que se sienten dioses en un mundo de esclavos con grilletes invisibles.

  Esa endiosada elite de sociopatas utiliza sus enormes tentáculos impunemente para crear ejercitos de zombies para sus oscuros propositos, alejando al ser humano de su centro con los valores humanos, su centro con el Creador. Una pregunta interesante de hacer, pero dificil de responder es: ¿Es inevitable lo que se viene para la humanidad? 

Él fue quien nos dió una nueva oportunidad como humanidad a través de Jesucristo, que agoniza para ir a una vida nueva con Él. Dios padre ya tenía este plan para la salvación espiritual de su creación desde la caída de Adán. Desde que nos bautizan, somos sus hijos adoptivos, los cuales nunca seremos olvidados ni desechados.

 En muchos lugares del planeta ya se vive de tal forma que la supervivencia es algo viejo y cotidiano. Para el resto, tal vez, cuando se esté por terminar este confuso siglo de avances cientificos, las palabras necesarias serán de consuelo, pero resonarán otras más condenatorias. Tal vez suenen como un trueno en todo el planeta una y otra vez en un profundo lamento: 

 "Actualmente se libran en el planeta muchas batallas por la supervivencia de la especie: la IA (inteligencia artificial) domina por completo todos los campos humanos, la ciencia ha mejorado notoriamente la salud y la vida de unos pocos Hombres (a costa del sacrificio de casi todos), las expediciones a Marte y Venus han fracasado rotundamente y las guerras, pestes y hambrunas han diezmado a muchisimos pueblos de la Tierra". 

 Entonces, ante este panorama apocaliptico y desolador ¿Que nos queda? Un mundo ciego, sordo y mudo*

 Nos quedaría intentar resolver estos problemas propios de criaturas imprudentes y llenas de egoismo por el projimo, o sino  volver a empezar nuevamente de cero despúes de este fracaso sin rumbo, sin el rebaño de clones humanos que algún día supo llenar la Tierra a sus anchas, de norte a sur y de este a oeste, como un virus que invade por completo un organismo vivo.

 La bendición y la gracia de Dios siempre acompañaron a la inigualable creación de quien nunca debió ser quitado de entre los hombres y mujeres, aunque este Hombre se chocase contra un iceberg es echura destinada a reinar espiritualmente ¿Acaso esta película ya la hemos vivido hace eones? Tal vez si, pero sin un llamado especial como un padre que llama celosamente a sus hijos.

 SIEMPRE SOMOS ADVERTIDOS:

 Si definitivamente no hacemos caso a las advertencias de autodestrucción que están latentes en todas nuestras huellas civilizatorias, las naciones del mundo deberán estar preparadas para la era de la supervivencia, para caer de vuelta en el derrotero de una vida absorvida por el placer y el materialismo, los cuales han llevado a la peor de las debacles como especie civilizada. Así y todo, aunque los cielos sucumban ante el estruendo de un millón de demonios cayendo sobre la Tierra desde sus oscuras guaridas, tomandando por sorpresa a los que no se han querido arrepentir de vivir altaneramente una vida equivocada desde lo moral y espiritual, desconociendo por completo a un Dios vivo y bueno, el Hombre que no se renueve y sea arrepentido encontrará solamente condenación luego de su transgreción.

 Estamos a las puertas de una encrucijada que tiene al cristianismo como protagonista nuevamente, y tal vez como una victima expiatoria del pecado de un mundo como el pre-diluviano, que sigue su instinto animal como a su sombra, inclinandose al mal. 

 Nuestro Señor Jesucristo fue víctima de ese mal hecho por hombres malos, llevados por las postestades satánicas que vinieron aquí expulsadas del paraiso, pero que están destinadas a ser expulsadas nuevamente y definitivamente de este mundo.

 Lo mas importante aquí, como conclución, es que en el mundo finalmente triunfó el amor de un Dios vivo, que dio a su hijo por amor a los Hombres. Es que la vida siempre se impone ante la muerte y esta última es la que vienen siguiendo los seres humanos desde hace milenios, pero no por mucho tiempo mas, porque Dios no abandona a los suyos, al contrario, los acompaña en espiritu hasta el final.

lunes, 2 de mayo de 2022

La Atlántida desvelada: El relato de Platón estaba basado en un lugar real

 Nos encontramos en el año 360 a. C., viviendo el amanecer de la civilización occidental. Atenas, cuna de la democracia, es el epicentro del mundo antiguo. En sus diálogos de Timeo y Critias, Platón nos presenta el relato de una avanzada civilización prehistórica, que desde entonces ha cautivado la imaginación de todas las generaciones. Se trata de la historia de la Atlántida, una isla paradisíaca e idílica que a menudo los expertos navegantes exploraban tras cruzar el Atlántico. La Atlántida, según Platón, finalmente se hundió en el mar. Su recuerdo, pese a todo, jamás se borró.

Ilustración artistica de las ruinas de la Atlántida


 ¡Durante dos milenios, mucha gente siguió buscando la isla legendaria sin éxito, haciendo de la Atlántida una de las más duraderas y fascinantes historias de todos los tiempos! En cuanto a sus buscadores, sin embargo, ¿existe alguno que haya afirmado haber encontrado la isla perdida? La verdad es que, hasta ahora, nadie fue capaz de hallar un lugar que encajase exactamente con la descripción ofrecida por Platón. En cambio, sí contamos con todo tipo de teorías sobre las posibles hipótesis acerca del paradero de la Atlántida. ¿Por qué se produce tal profusión de posibles respuestas si todos utilizan el mismo texto? Si todos se guían por la misma historia, ¿por qué la aparente confusión? ¿Puede deberse a una pésima interpretación por parte de los investigadores? o ¿acaso los antiguos traductores fallaron a la hora de captar y transmitir de forma correcta la narración de Platón? Y, ¿cuáles son los motivos del revuelo cronológico existente en torno a este relato platónico? 

 Tomemos, por ejemplo, la hipótesis original sobre Santorini. Incuestionablemente, la isla de Santorini, con su erupción volcánica y su avanzada civilización Minoica era lo más parecido que teníamos a la Atlántida hasta hace poco. Sin embargo nunca resultó ser una hipótesis exacta, ya que siempre existió la contradicción de la cronología aportada por Platón que nos habla del año 9.600 a. C. A partir de ese dato  tuvo que ser desechada (ya que Atenas y la mayor parte de detalles sobre su historia no pertenecían a aquel período). Pero es que, además, existe otro problema mayor respecto a esta teoría. Aunque Santorini, sin lugar a dudas, encaja en la descripción del lugar en el que se alzaba la magnífica ciudad de la Atlántida (con sus anillos concéntricos de tierra y agua), nunca se ajustó enteramente al relato que nos ofrece Platón. La isla principal de la Atlántida, que Platón afirmó que se encontraba a 9 kilómetros de distancia, no aparece en el escenario geográfico particular correspondiente al año 1.600 a. C. Estos importantes datos, que hay que tener tan en cuenta, han posibilitado a los críticos plantear dudas acerca de esta hipótesis y nos obligan a continuar preguntándonos sobre la validez del relato de Platón.

Mapa de como pudo ser la región donde se encontraba la Atlántida.


 Desde luego, una investigación seria sobre la Atlántida nunca ha sido posible. Sobre ella se ha escrito ciencia ficción, se han rodado películas y se han realizado todo tipo de manifestaciones artísticas de cultura popular, que con el tiempo han capitalizado la popularidad de esta historia y, contrariamente a lo que se relata en los textos de Platón, han convertido finalmente a la Atlántida en una sociedad ultramoderna con aparatos voladores y tecnología mucho más avanzada que, incluso, la nuestra.

 Sin embargo, tarde o temprano toda búsqueda llega a su final. Recientemente, un estudio realizado durante cuatro años, que incluyó un minucioso análisis de la obra de Platón, remarcó los serios errores deslizados por los primeros traductores que nos transmitieron una versión del documento traducido que incluía posibles malas interpretaciones del original.


 El reciente estudio no sólo ha situado decididamente a la Atlántida en el Mar Mediterráneo, sino que concluyó además con el descubrimiento y la identificación de una isla sumergida prehistórica que, en todo, se corresponde con la Atlántida de Platón. Mientras que hasta ahora se pensaba que encontrar la Atlántida era mucho más difícil que ganar dinero con la lotería, ahora aparece un lugar tangible cuyas características físicas encajan totalmente con la descripción de Platón. La topografía, la cronología aportada, la geología volcánica, la flora y la fauna de aquel período, la destrucción de la isla por una gran inundación, la presencia de una civilización desconocida prehistórica en el área, y el ADN son claras evidencias que apuntan a un genuino descubrimiento. 

 Más expresamente, el estudio demuestra que alrededor del año 9600 a. C., cuando según Platón la Atlántida flotaba sobre las aguas, las actuales Islas Cícladas se encontraban unidas a la meseta de las Cícladas, una planicie (ahora a 400 pies por debajo del nivel de mar,) que formaba parte del territorio de una enorme isla. Cuando esta isla prehistórica se compara con la Atlántida de Platón, se hace evidente, de inmediato, que debió de ser la tierra de la que Platón hablaba. Su región norte era una zona montañosa que llegaba hasta la costa. Bajo esta región montañosa había un valle oblongo cuya superficie abarcaba 555 Km cuadrados. A su vez, por debajo de este valle oblongo había otro valle más pequeño, con unos 370 Km cuadrados de superficie, unos 2/3 de la extensión del valle oblongo. Así era la isla principal. A nueve kilómetros de distancia de la isla principal y precisamente como Platón describió, se encuentra la isla de Santorini, una isla con forma de anillo circular con su interior inundado y una pequeña isla en el centro (Santorini es en efecto una isla dentro de otra isla, un volcán marino cuyo centro se hundió. Antes de la erupción volcánica de 1600 a. C. contaba con una sola abertura en su anillo exterior que permitía a los barcos entrar en su inundada caldera).


 La consecuencia de descubrir la Atlántida en un marco temporal que gira en torno al año 9.600 a. C. sin duda indica que Platón basó su historia en un lugar real y en una civilización prehistórica conocida por los antiguos griegos, a la que a fin de comunicar con éxito algunas de sus ideas filosóficas (lo divino frente a lo humano, los ideales sociales frente a la corrupción) añadió información más reciente, que incluía detalles procedentes de la era Minoica que le resultaba más familiar. La existencia de un lugar en una época en torno al 9600 a. C., que en la esencia se corresponde con el relato, demuestra que Platón hizo exactamente lo que Homero con Troya 400 años antes. (La Ilíada de Homero es un relato completamente ficticio que gira alrededor de un lugar real y un hecho histórico ocurrido 600 años antes del propio Homero.)

 El mar se tragó la super-isla de la Meseta de las Cícladas (la Atlántida de Platón) hacia el año 8000 a. C., durante la rápida subida del nivel del Mediterráneo y justo antes de que se inundara el Mar Negro (ver el estudio de UNESCO del año 2009.) Casualmente también en esta época, el Lago Agassiz, un lago glacial gigantesco de Norteamérica, también reventó, agrietándose y pasando a verter sus aguas al Atlántico. Es necesario recordar que el Lago Agassiz cubría un área más grande que todos los Grandes Lagos juntos (440.000 Km2) y en algún momento, contuvo más agua dulce que todos los lagos del mundo de la actualidad juntos. ¡El inmenso vertido de toda su agua dulce fue de tal magnitud que los científicos creen que elevó el nivel de los océanos unos nueve pies (2,75 metros) y acabó por provocar el evento 8.2 kiloyear al que siguió una mini-era glacial que duró 400 años! Este cataclismo global al final de la última era glacial, que en última instancia aumentó los niveles del mar en 400 pies (121 metros), no sólo borró nuestra historia más ancestral, sino que también pudo tratarse del acontecimiento que solemos conocer como "El Diluvio Universal".


 En cuanto a la isla/continente más allá de los Pilares de Hércules, de mayor tamaño que Libia y Asia juntas, el último estudio demuestra que la referencia de Platón al continente americano fue malinterpretada al entender que se trataba de otro continente, la Atlántida. La mención del continente más allá del Atlántico, "que abarcaba verdaderamente el océano," fue un recurso poético de Platón para demostrar la increíble capacidad  naval de la Atlántida para atravesar el océano, saltando de isla en isla (por Escocia, las Orcadas, Feroe, Islandia y Groenlandia.) Diversos indicios y pruebas arqueológicas confirman que los antiguos griegos conocían realmente la existencia del continente americano y por ello Platón lo incluyó en su historia.

 Las implicaciones de localizar la Atlántida en Mediterráneo van más allá del descubrimiento en sí mismo. Este hallazgo no sólo justifica la defensa por parte de Platón de los viajes prehistóricos transatlánticos, sino que puede ayudar a explicar cómo el haplogrupo mediterráneo X llegó a Norteamérica hace entre 10.000 y 12.000 años.

 Mientras que la mayor parte de genetistas mantiene a día de hoy que el haplogrupo X llegó hasta América cruzando el Estrecho de Bering, mapas genéticos muestran que la región más lejana al este del Mediterráneo, con pequeños rastros del haplogrupo X, es la República de Altai al sur de Rusia. No existe rastro alguno del haplogrupo X entre la República de Altai y la extensa región de los Grandes Lagos. Si el haplogrupo X se introdujo en Norteamérica por el Estrecho de Bering, entonces ¿por qué encontramos la mayor concentración del haplogrupo X (lejos de Mediterráneo) alrededor de los Grandes Lagos y no en Alaska o cerca de la costa occidental? Más importante aún: ¿cómo se explica que también existan indudables rastros del haplogrupo X en Escocia, las Islas Orcadas, Islas Feroe e Islandia, que son, esencialmente,  las islas-puente entre Europa y Norteamérica?

 Finalmente, una civilización mediterránea de hace 10.000 años, puede ayudar a explicar singularidades arqueológicas de esta región. La reciente erosión y pruebas sísmicas en la Meseta de Giza, indicaron que la Gran Esfinge puede ser una estructura mucho más antigua de lo que pensamos y lo mismo sucede con Gobekli Tepe, en Turquía, ambos parecen coincidir con la historia de Platón de la Atlántida. ¿Será posible que Gobekli Tepe y el monumento de la Gran Esfinge puedan ser los restos de la avanzada civilización a la que se refería Platón en su historia, una civilización que progresaba agresivamente frente a sus vecinos de África y Oriente Medio? o ¿pertenecerán a otra cultura? Y en cuanto a los avanzados pueblos proto-Eufrateos que descendieron  para ocupar Mesopotamia en torno al año 7.000 a. C., procedentes de una región "desconocida", esta gente tan "enigmática", ¿acaso podrían ser refugiados de la misma cultura que escaparon de la cuenca mediterránea  y se movieron hacia el este para evitar la inundación? Indudablemente, traerían con ellos la historia de la gran inundación así como sus habilidades y su tecnología para influir en otra gran civilización como fue la de los antiguos Sumerios (tal y como los supervivientes de las Cícladas e islas vecinas en última instancia pudieron haber contribuido al desarrollo de los Minoicos).



Autor: Christos Djonis 🇬🇷

sábado, 9 de abril de 2022

Hito argentino: cuando la Confederación Argentina venció a la primera y a la segunda potencia mundial.

 El 4 de junio de 1846 se libró la batalla de Punta del Quebracho. La escuadra anglo-francesa y sus aliados recibieron una contundente derrota acelerando el fin del bloqueo.

1. El bloqueo anglo-francés

 Las derrotas sufridas por los unitarios en Costa Brava y Arroyo Grande (ver revista DeySeg Nros. 27 y 29) permitieron el establecimiento del segundo sitio de Montevideo. Fructuoso Rivera y sus aliados de la Comisión Argentina fueron cercados por las fuerzas de Manuel Oribe y la Confederación Argentina. El 3 de enero de 1843 la escuadra argentina comandada por el almirante Guillermo Brown zarpó de Buenos Aires para comenzar un nuevo bloqueo sobre la capital oriental, 26 días después 2.500 argentinos enviados por Juan Manuel de Rosas desembarcaron en Colonia y se sumaron a las tropas de M. Oribe. El bloqueo naval se vio interrumpido por la intervención de las naves británicas dirigidas por el comodoro Brett Purvis. Estas acciones hostiles motivaron una serie de incidentes diplomáticos que hicieron que el bloqueo naval recién pudiera restablecerse a mediados de junio. Mientras tanto los unitarios intentaron sacar partido de la situación enviando a Florencio Varela a Londres para que el Foreign Office apoyara las acciones del comodoro B. Purvis. Solicitaron la intervención armada prometiendo entregar a cambio la Mesopotamia donde se establecería un protectorado. Tres años después el propio F. Varela escribía en el periódico El Comercio del Plata: “Nada importa que sean provincias [se refiere a Entre Ríos y Corrientes] un Estado independiente (...). Quisiéramos que la cuestión que empieza a ocupar los espíritus, de si convendría o no la separación de las dos provincias entrerrianas, no produjese embarazos ni tropiezos; nosotros no apoyamos ni combatimos la idea; si hubiera conformidad de pareceres, nada tendríamos que objetar”. (1) Paralelamente el sitio de Montevideo avanzaba lentamente gracias a que ingleses y franceses abastecían la ciudad con armas, pertrechos y víveres. F. Rivera pudo volver a poner en pie una fuerza respetable, pero el 24 de enero de 1844 al frente de 3.000 hombres fue derrotado por Justo José de Urquiza en la batalla de Arroyo Sauce. El 24 de abril el general José María Paz fracasó en su intento de romper el sitio de Montevideo al ser vencido en Arroyo Pantanoso. Los unitarios tuvieron un golpe adicional el 4 de julio al perder a su comandante más capaz. Cansado de las intrigas de F. Rivera y la Comisión Argentina, el general J. M. Paz renunció a la dirección de la defensa de Montevideo y se marchó a Río de Janeiro. El 27 de marzo de 1845 F. Rivera fue nuevamente derrotado por J. J. de Urquiza, esta vez en la batalla de India Muerta. Sobre el campo de batalla dejó 400 muertos y 500 prisioneros, huyendo a Río Grande en Brasil. La suerte estaba echada y en cuestión de días Montevideo caería. Cuando todo parecía perdido, se produjo la intervención armada de Gran Bretaña y Francia, comenzando el bloqueo anglo–francés. En Montevideo quedaban solamente 4.000 defensores, la mayoría extranjeros, bloqueados por tierra y por el río frente a más de 12.000 sitiadores (2). F. Rivera ofreció al Brasil convertir a la Banda Oriental en un protectorado, pero la intervención de Gran Bretaña y Francia lo impidieron.

El General Juan M. De Rosas, fue gobernador de la provincia de Buenos Aires durante el asedio anglo-frances. También fue llamado el "Restaurador de la ley" por sus partidarios en una época donde reinaban la anarquía y la división política entre Unitarios y Federales. Y también fue llamado dictador por sus enemigos políticos.


 El bloqueo de las fuerzas de la Confederación Argentina afectaba los intereses económicos de Francia y Gran Bretaña, pero además existían otros factores que impedían el desarrollo de la política imperialista practicada por estos Estados:

 La política económica dirigida por el gobierno de Buenos Aires encabezado por J. M. de Rosas resultaba perjudicial para estas naciones que rechazaban el proteccionismo generado a partir de la ley de aduanas del 18 de diciembre de 1835, sumado a la negativa de permitir la libre navegación de los ríos interiores. Gran Bretaña y Francia exigían que los ríos argentinos fueran considerados como si se tratara de aguas internacionales. Evidentemente esta pretensión se aplicaba a los ríos argentinos pero no al Támesis o al Sena. Como el gobierno de la Confederación no aceptaba la apertura de los ríos interiores y el levantamiento de las medidas proteccionistas, esto se lograría por la fuerza. El teniente Lauchlan Bellingham Mackinnon, oficial de la corbeta a vapor Alecto dejó un interesante testimonio en su diario de viaje: “La expedición de las fuerzas combinadas, con la intención de destruir el poder de Rosas, dio la oportunidad a cuantos buques deseaban obtener ventaja en la protección militar, para sacar libremente los productos que estaban pudriéndose en los depósitos de dichas provincias, y la oportunidad de introducir al mismo tiempo una gran cantidad de artículos manufacturados”. (3) Si se lograban forzar la libre navegación de los ríos Paraná y Uruguay, los buques mercantes podrían trasladar sus mercaderías al interior de la Confederación Argentina y llegar hasta el Paraguay y Brasil. Para poder realizar esta empresa contaban con el apoyo del gobernador de Corrientes, Joaquín Madariaga, y con el del gobierno paraguayo dirigido por Carlos Antonio López que quería la libre navegación de los ríos interiores argentinos para romper el aislamiento del Paraguay y permitir la salida de sus productos por esta vía.

 Existía la posibilidad de que la Banda Oriental se reintegrara a la Confederación Argentina si triunfaban las fuerzas de M. Oribe. El Uruguay se había independizado en gran medida por las maniobras encabezadas por el mediador británico Lord Ponsomby. Desde su independencia el Estado oriental se convirtió en una importante base de comercio para los europeos. Con los federales en ambas márgenes del río Uruguay, las potencias no tendrían las ventajas económicas de las que gozaban bajo el gobierno de F. Rivera y los unitarios, partidarios del libre comercio.

 Francia y Gran Bretaña fueron tentadas por ofrecimiento de la Comisión Argentina de establecer un protectorado en la Mesopotamia, cercenando Entre Ríos y Corrientes (en esos momentos Misiones formaba parte de Corrientes) de la Confederación Argentina.

 Los problemas económicos de Gran Bretaña aceleraron la decisión del primer ministro, Lord Aberdeen, de enviar fuerzas al río de la Plata. Rápidamente obtuvo el apoyo del rey Luis Felipe de Francia, todavía resentido por la derrota sufrida durante el bloqueo francés (1838–1840). La situación se tornó crítica tras la derrota de F. Rivera en India Muerta. La Gran Albión envió a Guillermo Gore Ouseley (4) y Francia hizo lo propio con el barón Deffaudis (5). Los diplomáticos debían impedir a toda costa que Montevideo cayera en manos de los federales. Tenían órdenes de presentarse como mediadores –título que J. M. de Rosas nunca les reconoció- en el conflicto entre la Confederación Argentina y el gobierno de F. Rivera. Pero las verdaderas intenciones estaban lejos de la mediación pues, mientras llegaban los diplomáticos, las naves anglo–francesas ancladas cerca de Montevideo desembarcaban armas y abastecimientos para reforzar las defensas de la ciudad. La declamada neutralidad o mediación era en realidad beligerancia. A su vez los comandantes de las escuadras  –los Almirantes Inglefield y Lainé– informaron a M. Oribe que no tolerarían un ataque a la ciudad y que desconocían el bloqueo naval sostenido por la escuadra del almirante G. Brown. Al momento de la intervención Gran Bretaña disponía de 10 buques de guerra con 134 cañones y 1.310 hombres. Francia alineó otras 10 naves con 282 cañones y 2.230 hombres, más todos los refuerzos que pudieran llegar.

2. La agresión

 G. Ouseley llegó a Montevideo el 27 de abril de 1845, comprobando la desesperante situación de la sitiada plaza. El 8 de mayo el diplomático británico arribó a Buenos Aires donde presentó sus credenciales a Felipe Arana, encargado de las relaciones exteriores de la Confederación. El representante británico dio a conocer las instrucciones que había recibido de Lord Aberdeen, insistiendo en poner fin al bloqueo a Montevideo y en el cese total de las hostilidades. El 30 de mayo llegó a Buenos Aires el representante francés, barón Deffaudis, presentando sus credenciales el 6 de junio. Inmediatamente ambos interventores comenzaron a actuar en forma conjunta. Se produjo un intercambio de exigencias, con las consiguientes respuestas con J. M. de Rosas y F. Arana negándose a aceptarlas. Simultáneamente los unitarios abrieron un nuevo frente de guerra. El general J. M. Paz, transportado en una nave brasileña, fue llevado a Corrientes donde junto a los hermanos Joaquín y José Madariaga reorganizó el ejército correntino. Estos a su vez firmaron un tratado con el dictador de Paraguay Carlos Antonio López. Acordaron cederle parte de Corrientes –cumpliendo el gran proyecto de C. A. López de lograr una salida al río de la Plata a través de los ríos interiores argentinos, rompiendo su aislamiento- a cambio de apoyo militar. La hostilidad del Paraguay había ido aumentando porque J. M. de Rosas se negaba a reconocer su independencia. La situación se complicó al comenzar las operaciones militares del general J. M. Paz en Corrientes a la vez que Juan Pablo López invadía Santa Fe.(6) A pesar del aumento de la tensión, J. M. de Rosas rechazó sistemáticamente las amenazas de los interventores. El destacado historiador Adolfo Saldías expresó: “El momento era, pues, solemne y decisivo. Ceder a la actitud ultrajante y belicosa de los interventores, era humillar la dignidad nacional, y someter al país a los fáciles avances de la fuerza envanecida con una victoria más fácil todavía”.(7) El 30 de julio de 1845 el Restaurador de las Leyes envió una nota a los interventores y les adjuntó sus pasaportes, es decir los instó a abandonar el territorio argentino. G. Ouseley y el barón Deffaudis se trasladaron a Montevideo para ultimar los detalles para el inicio de las operaciones militares contra la Confederación Argentina.

La flota anglo-francesa averiada por las baterias de la Confederación Argentina.

 El 31 de julio los comandantes de la escuadra anglo–francesa ordenaron al almirante G. Brown levantar el bloqueo a la ciudad, indicando a los tripulantes ingleses y franceses que servían en la escuadra argentina dejar los buques bajo la amenaza de la pena de muerte si no lo cumplían. Para no aumentar la tensión G. Brown accedió al pedido. El 2 de agosto la flota argentina comenzó a retirarse de Montevideo pero, sin aviso previo y a pesar de haber acordado el repliegue, fue arteramente atacada por las naves anglo–francesas. Ante la imposibilidad de resistir por lo inesperado del ataque, los buques argentinos fueron apresados (8). Las hostilidades quedaron declaradas.

 Los interventores le ordenaron al mercenario italiano José Garibaldi la formación de una escuadra para incursionar sobre los ríos interiores argentinos. El 31 de agosto 28 buques con más de 200 cañones bombardearon Colonia. Después de cuatro horas de cañoneo y dos de combates en tierra fue tomada. La ciudad fue saqueada, su templo e imágenes sagradas profanados y la esposa del general Juan Antonio Lavalleja insultada. El 5 de septiembre el J. Garibaldi tomó la isla Martín García, defendida por el mayor Ramón Rodríguez con doce hombres. El 17 se septiembre los interventores declararon el bloqueo a los puertos de la Confederación Argentina. El 19 de septiembre las fuerzas de J. Garibaldi atacaron y saquearon durante dos días Gualeguaychú. El 21 de ese mes fueron tomados Caracoles Grandes, Fray Bentos y Bopicuá, repitiéndose las atrocidades. Ocho días después, con 18 buques, atacó Paysandú pero fue rechazado por la artillería del general Antonio Díaz. El 4 de octubre realizó un nuevo ataque, esta vez sobre Concordia. El general Eugenio Garzón en persona, con 8 lanchones y 350 hombres le propinó una fuerte derrota poniéndolo en fuga. Nueve días después le tocó el turno de ser saqueado al pueblo de Salto, siendo asesinados numerosos vecinos y la iglesia local convertida en cuartel. Mientras J. Garibaldi saqueaba las costas del río Uruguay la escuadra anglo-francesa se internó en el Paraná con el fin de forzar su navegación, tomar contacto con las fuerzas del general J. M. Paz en Corrientes y escoltar a las naves mercantes para que pudieran llevar sus productos hasta el Paraguay. Se formó así un convoy inicial de 11 naves de guerra con 101 cañones secundadas por un centenar de buques mercantes provenientes de Montevideo.

3. La guerra en el río Paraná

 Al conocerse las intenciones de los interventores de forzar la navegación del río Paraná, J. M. de Rosas encargó a su cuñado, el general Lucio Mansilla, organizar su defensa.(9) El 20 de noviembre de 1845 se produjo la primera batalla en la Vuelta de Obligado. Tras casi 12 horas de encarnizados combates las defensas argentinas fueron superadas. No trataremos esta batalla por haber sido objeto de otra nota y nos centraremos en los sucesos posteriores (ver Vuelta de Obligado - La Batalla del Honor Nacional). A pesar de la derrota militar, la heroica resistencia de los argentinos generó una consecuencia positiva ya que muchas de las naves mercantes que intentaban remontar el Paraná para vender sus mercaderías consideraron que la travesía sería demasiado riesgosa por lo que volvieron a Montevideo. La repercusión nacional e internacional de la batalla y de la agresión fue inmediata. La prensa de América y Europa se pronunció contra los interventores celebrando el coraje argentino. El mundo observaba admirado y conmovido como un pequeño Estado se batía gallardamente frente a las dos primeras potencias del mundo en plena época de auge del imperialismo. La figura de J. M. de Rosas comenzó a causar admiración en el mundo entero, siendo llamado “El gran americano”. El general L. Mansilla, todavía recuperándose de las heridas sufridas durante la batalla envió una carta al sargento mayor Agustín Fernández –comandante militar del Rosario– anticipando lo que le sucedería a la escuadra interventora: “(...) A pesar de la excesiva ventaja de los cañones de los inicuos extranjeros hayan conseguido desmontar y despedazar las baterías de Obligado, no por eso osarán a invadir en tierra. Las caballerías cubren los alrededores de aquel punto, y no ocupan nuestros cobardes agresores más terreno que el que alcanza su metralla. Tengo unidos mil hombres en el campo de Tonelero: con éstos y con las fuerzas que los observan seguiré sus movimientos siempre a la mira de ellos, dando aviso de lo que ocurra, hasta reunirme con las fuerzas de esa benemérita provincia para impedir que pisen el suelo que tan atrozmente han ofendido”.(10)

 Los buques aliados permanecieron unos días en la Vuelta de Obligado reparando sus averías, reiniciando la navegación para tomar contacto con el ejército correntino. El 9 de enero de 1846 las fuerzas de la Confederación cañonearon a la escuadra anglo–francesa en Acevedo. El 11 de enero de 1846 el general J. de San Martín escribió una carta a J. M. Rosas ofreciéndole sus servicios. El 16 de enero las baterías mandadas por L. Masilla, por los capitanes José Serezo, Santiago Maurice y Álvaro Alzogaray se enfrentaron a 6 naves de guerra –el vapor Gorgon, la corbeta Expeditive, los bergantines Dolphin y King y dos goletas armadas en Colonia- y 32 mercantes en San Lorenzo, lugar que eligió por ser el paraje en el cual combatió el general J. de San Martín. En la batalla lograron infringir fuertes daños a los mercantes. En el litoral la vanguardia del general J. M. Paz fue vencida el 4 de febrero de 1846 por el gobernador de Entre Ríos Justo José de Urquiza en Laguna Limpia, complicando más la situación de la escuadra. Juan Madariaga, hermano del gobernador de Corrientes, cayó prisionero por lo que los correntinos comenzaron a negociar con el gobernador entrerriano. El 10 de febrero las fuerzas de la Confederación mandadas por el mayor Manuel Virto atacaron a la escuadra en Tonelero. Así describió la acción el teniente L. Mackinnon: “(…) Los enemigos empezaron con gran eficacia y el primer tiro casi atravesó la chimenea del vapor produciendo un ruido estruendoso. Muy luego el pescante del ancla delantera fue partido y destrozado; el proyectil reventó y varios de sus fragmentos hirieron a cinco hombres (…). Fue algo extraordinario que no nos causaran daño mayor, porque tiraban desde una posición bien defendida y, dado lo pequeño de sus cañones, podían volver a cargar con mucha más rapidez que nosotros; a veces tres o cuatro veces mientras cargábamos una vez (…)”.(11) La flota continuó el viaje a duras penas siendo hostigada constantemente por las fuerzas de L. Mansilla. Refiriéndose a la situación de los buques a vela de la escuadra, el 16 de febrero el teniente L. Mackinnon escribió en su diario: “Estos barcos, estaban, si era posible, en peor estado que los primeros, y casi había cundido en ellos el hambre. No quedaba un trozo de carne y se habían producido a bordo algunos casos de escorbuto maligno (…)”.(12) Cada vez que los marinos desembarcaban en la costa para buscar provisiones eran atacados por las partidas de caballería que retiraban el ganado y hostigaban a los invasores: “(…) Enormes tropas de caballos y vacas pastaban en los campos cercanos y de ella se proveía el ejército, [de la Confederación] pero ¡ay! No estaban al alcance de nuestros hambrientos marineros. Porque en el momento en que hubiéramos intentado apoderarnos de un solo animal habría surgido en seguida una horda de caballería gaucha por todos lados y los hubieran conducido tierra adentro. La escasez de provisiones frescas era tan grande que el escorbuto se había propagado entre la tripulación a despecho de algunas legumbres plantadas en la isla, que, afortunadamente, habíamos ocupado (…)”.(13) La situación recién mejoró al llegar a las costas correntinas, todavía en manos de las fuerzas al mando del general J. M. Paz, donde el gobierno de Joaquín Madariaga recibió a sus aliados anglo-franceses.

Juan B. Thorne nació en Nueva
York y había adoptado a la
Argentina como su patria, por la cual luchó
en el bando de la Confederación.

 El 6 de abril el teniente coronel Juan Bautista Thorne (14) volvió a cañonear a los invasores, esta vez en el Quebracho, cerca de San Lorenzo sufriendo la corbeta Alecto considerables daños. La posición había sido bien elegida por L. Mansilla: “Aunque lanzamos entre setenta y ochenta tiros de cañón, supongo que causamos poco daños en proporción a la munición que gastamos, sobre todo en las partes más estrechas del río, porque al menos que los tiros pegaran en el filo mismo de la barranca o en las bocas de los cañones enemigos y en el primer momento del disparo, resultaba luego que, por la gran elevación se perdían muchos que caían en tierra, detrás de las baterías”.(15) El combate fue sumamente violento, desde las elevadas posiciones en la barranca, en un sector donde el Paraná se vuelve más angosto, las baterías de la Confederación abrieron fuego hacia abajo donde los buques enemigos se volvían blanco fácil a la vez que dificultaban la puntería de los anglo-franceses. El teniente L. Mackinnon registró en su diario: “A las dos y media, las granadas empezaron a hacer su efecto al caer, y en diez minutos más ya teníamos los tres cañones y los cohetes en pleno fuego. Este fue contestado con los cañones más bajos de las baterías con balas redondas, hasta que llegamos a la parte más angosta a unas doscientas cincuenta yardas en que nos acribillaban a la vez con bala y metralla, En este tiempo los cañones estuvieron barriéndonos en una posición tal, que no podíamos responder y sólo estábamos en condición de hacer fuego a los cañones que teníamos de costado. Permanecimos así, moviéndonos con dificultad, por lo menos de proa, durante veinte minutos recibiendo el fuego de siete cañones de dieciocho libras, varios de los cuales hacían puntería sobre cubierta”.(16) Trece días después las fuerzas de L. Mansilla lograron recuperar mediante un abordaje el pailebot Federal que había sido capturado por los interventores cuando atacaron la escuadra argentina en Montevideo y rebautizado Obligado. Nuevamente se destacó en las acciones el teniente coronel J. B. Thorne. Este brillante militar volvió a demostrar su valor el 21 de abril al dirigir las baterías que dejaron fuera de combate al vapor Lizard, volteando el mástil donde hondeaba la bandera inglesa que cayó al río. Las naves continuaron navegando bajo el acoso constante de las fuerzas terrestres. Al llegar a Corrientes fueron bien recibidos por el general J. M. Paz pero el rechazo de la población fue generalizado. Las mercaderías se pudrían en el interior de las bodegas de los mercantes. Desalentados por las pérdidas y el nulo éxito comercial de la expedición, los mercantes y buques de guerra iniciaron el lento retorno a Montevideo.

 El 10 de mayo el general J. de San Martín escribió al general Tomás Guido: “Ya sabía la acción de Obligado; ¡que inquidad! De todos modos los interventores habrán visto este échantillon que los argentinos no son empanadas que se comen sin más trabajo que abrir la boca. A un tal proceder no nos queda otro partido que el de no mirar el porvenir y cumplir con el deber de hombres libres, sea cual fuere la suerte que nos depare el destino, que en la íntima convicción no sería un momento dudosa en nuestro favor si todos los argentinos se persuadiesen del deshonor que recaerá sobre nuestra patria si las naciones europeas triunfan en esta contienda, que en mi opinión es de tanta trascendencia como la de nuestra emancipación de la España” (17). El general J. de San Martín dio a la guerra contra Francia, Gran Bretaña y sus aliados tanta trascendencia como la de la guerra de independencia. El juicio era acertado ya que de su resultado dependía la independencia y la integridad territorial de la Confederación Argentina.

4. Punta del Quebracho

 La escuadra anglo-francesa continuó escoltando a los buques mercantes por el río Paraná, pero el viaje no fue sencillo. A los constantes cañoneos de las baterías móviles dirigidas por L. Mansilla y sus oficiales se sumaba en fuego de fusilería y los ataques de las partidas de caballería que impedían los desembarcos. A medida que la flota avanzaba por el Paraná lentamente se desgranaba ya que muchos de los mercantes eran averiados o desistían continuar el viaje por los peligros y porque las mercaderías transportadas no encontraban clientes. La expedición se convirtió en un fracaso económico completo. A las peripecias desde lo militar se sumaba la presión económica y el despliegue diplomático que desgastaban a los interventores. Mientras tanto L. Mansilla había preparado nuevas baterías en las costas del Paraná para cerrarles el paso. La cuestión generó mucha preocupación a los interventores porque las fuerzas de la Confederación habían tenido tiempo para levantar defensas más elaboradas que las que debieron enfrentar los anglo-franceses durante el viaje de ida. Entre la documentación tomada al recuperar al pailebot Federal se encontró una carta del teniente Robins, oficial de la fragata Firebrand, donde afirmaba: “Rozas está levantando baterías a lo largo de las barrancas entre nosotros y Obligado, si no hay una poderosa diversión abajo con fuerzas de tierra para sacar a los hombres de la barranca, ellos echarán a pique algunos de los buques del convoy, y probablemente harán gran daño a los de guerra. Hemos tomado una posición que no podemos sostener sin muchas posiciones fortificadas (…)”.(18) Tras abandonar Corrientes, la escuadra puso rumbo al sur acompañada por un centenar de buques mercantes. Mientras tanto L. Mansilla concentró sus defensas en una zona donde el río Paraná se vuelve más estrecho. El sitio elegido fue la angostura o punta del Quebracho en las costas de la provincia de Santa Fe (a 35 km de Rosario). Consientes del peligro, los comandantes anglo-franceses reorganizaron la flota para intentar forzar el paso. Los buques de guerra fueron divididos en tres grupos:

Vanguardia: vapores Firebrand, Gazendi, Gorgon, Fulton y Alecto seguidos por el bergantín-goleta Dolphin. 

Centro: bergantines San Martín, Fanny y Prócida. 

Retaguardia: buque Coquette y vapores Lizard y Harpy. Durante las noches previas, sin ser detectados, los británicos instalaron una batería de cohetes a la Congreve en una isla ubicada frente a las baterías para sorprender a los defensores al iniciarse la batalla.

Justo J. Urquiza fue varias veces gobernador de la provincia de Entre Ríos, líder del Partido Federal y presidente de la Confederación Argentina entre 1854 y 1860.


 Los mercantes fueron distribuidos entre y detrás de las naves de guerra. La navegación se veía sumamente dificultada porque en ese sector del Paraná la corriente es difícil de dominar, más aún para los buques a vela, y por la angostura del río que puso a las naves al alcance de las baterías. En total los aliados disponían de 12 buques de guerra con 85 cañones y 95 naves mercantes. Durante varios días anclaron en las proximidades de la posición de L. Mansilla para esperar que el viento les fuera favorable.

 El general L. Mansilla organizó a sus fuerzas de la siguiente manera: 

Derecha: una batería, tropas del batallón San Nicolás y del regimiento de Patricios de Buenos Aires al mando del mayor Manuel Virto. 

Centro: dos baterías, las principales, y dos compañías de infantería al mando del teniente coronel J. B. Thorne. 

Izquierda: una batería y un regimiento de infantería al mando del coronel Martín Santa Coloma. 

Reserva: 200 infantes, dos escuadrones de lanceros de Santa Fe y la escolta del general L. Mansilla. 

 En total las fuerzas de la Confederación contaban con 17 cañones y alrededor de 750 hombres.

 La batalla se inició a las 11 de la mañana cuando el Gorgon abrió fuego contra las defensas argentinas. L. Mansilla tomó la bandera nacional y al grito de ¡Viva la soberana independencia argentina! contestó los disparos. A la vez disparó la batería de cohetes a la Congreve que los británicos habían ocultado en una isla frente a las baterías, comandada por el teniente L. Mackinnon. A pesar de la enorme diferencia de bocas de fuego, los aliados vieron dificultada su puntería por la posición de las baterías estratégicamente ubicadas en lo alto de las barrancas, debiendo luchar contra las tropas de la Confederación Argentina a la vez que lo hacían contra la corriente. Los mercantes comenzaron a desorganizarse al intentar superar con rapidez la barrera de fuego de las baterías argentinas, pero sus maniobras generaron desorden, chocando los buques unos contra otros mientras eran arrastrados por la corriente. El teniente L. Mackinnon dejó registrado en su diario: “Mientras avanzábamos hacia la Caledonia, [barca inglesa que había quedado varada] vino a encallar también junto a ella una goleta pequeña; otro buque la siguió y luego encalló otro más, como ovejas que marcharan para la esquila. Cuatro barcos se juntaron allí apretujados (…). En esos precisos momentos, otra goleta, la cuarta, dejó la fila del convoy encaminándose hacia el abra de la que tratábamos de salir. Pero no se hallaba sin duda en condiciones de andar; tenía cortadas varias de sus jarcias y apenas si llevaba dirección. La tripulación de la goleta se hallaba presa del pánico y los hombres corrían a ponerse a cubierto del fuego enemigo, detrás de las pilas de cueros que llevaban como carga en la cubierta. Había entrado a la deriva por alguna distancia en el lugar, impulsada por las velas de proa y su posición no podía ser más crítica (…)”. (19) Los buques de guerra Firebrand, Gazendi, Gorgon, Harpy y Alecto retrocedieron para proteger a los mercantes más comprometidos pero nada pudieron hacer. Ante la imposibilidad de hacerlos salir de la varadura fueron incendiados por sus propias tripulaciones. El teniente Proctor escribió al capitán Charles Hotham, comandante de las naves británicas en el Paraná: “El fuego fue sostenido con gran determinación, fuimos perseguidos por artillería volante y por considerable número de tropas que cubrían las márgenes haciéndonos un vivo fuego de fusilería. El Harpy está bastante destruido; tiene muchos balazos en el casco, chimeneas y cofas”.(20)

 La batalla de prolongó durante hasta las dos de la tarde, siendo averiada una gran cantidad de naves de guerra y mercantes que a duras penas lograron pasar. Los aliados sufrieron la pérdida de 60 hombres entre muertos y heridos. Fueron hundidos una barca, tres goletas y un pailebot cargados con mercaderías valor de cien mil duros, parte de las cuales salvó L. Mansilla consiguiendo apagar el fuego del pailebot. El capitán C. Hotham, en su parte al almirante Inglefield, declaró: “los buques han sufrido mucho”.

 Los daños producidos a los invasores fueron muy superiores a los generados en la batalla de Vuelta de Obligado ya que se logró hundir a cinco naves a costa de apenas un muerto y cuatro heridos entre las fuerzas argentinas, lo que evidencia lo acertado de la elección de la posición y la pericia demostrada en la elaboración de los parapetos donde se ubicó a la artillería. Entre los heridos estaba el teniente coronel J. B. Thorne, herido en la espalda por un casco de metralla. Este hijo adoptivo de la Argentina dijo una vez: “Llevo con orgullo las severas impresiones del plomo del Brasil, del plomo de la Francia, del plomo de la Gran Bretaña, y estos signos me hermosean a mi vista y estos signos me enorgullecen al contemplarlos”.

 El mismo día del enfrentamiento L. Mansilla escribió al coronel Vicente González: “La valiente división de mi mando ha sostenido con digno valor e inteligencia los fuegos desproporcionados del enemigo, haciéndole presentar el denuedo y bizarría de los verdaderos hijos de la patria. Los anglofranceses tan soberbios en los mares, se han cubierto hoy de ignominia. No han conseguido ni la más ligera ventaja. Algunos de sus buques de guerra fueron tan mal tratados por nuestra artillería, que se pusieron luego fuera de combate, y han arrojado al agua más de 30 cadáveres. El convoy de piratas llevó su merecido. Están aún ardiendo a nuestra vista una barca, dos goletas y un pailebot con todo su cargamento. En medio de la confusión producida por nuestros pequeños cañones, estos buques vararon en la costa de enfrente, y los protectores del comercio del Paraná, los que ha poco aseguraban a los salvajes unitarios de Montevideo, y a los ministros Ouseley y Deffaudis que el Paraná estaba franco, no encontraron mejor remedio que incendiar los buques de sus protegidos por no arrostrar un raro más el fuego de nuestras piezas. Esta vez se han mostrado muy cobardes los fanfarrones Hotham y Trehouart (…). Preciso será que ellos y sus mandatarios se persuadan que el pecho de los argentinos es una muralla invencible, cuando se trata de defender su cara independencia y sus sagrados derechos (…)".(21)

Lucio Mansilla, fue un destacado militar argentino, yerno de Juan M. De Rosas.

 Otro testimonio interesante quedó registrado por el doctor Sabino O’Donnell en una carta enviada a Adolfo Alsina donde resumió en gran medida el resultado: “Mi querido primo: llegó al fin el día tan esperado, día de inmensa gloria, de imperecedero recuerdo. El convoy de piratas y sus protectores, los bárbaros anglo-franceses que esperaban hace días un viento favorable, se presentaron hoy al frente de nuestros fuegos. Empezó el combate cerca de las 11 y duró más de tres horas. Han sufrido mucho y a mi juicio van bien escarmentados. En el desorden que les causó nuestra artillería, dirigida con inteligencia y valor, algunos buques mercantes vararon en al costa de enfrente, y esos miserables protectores del comercio de piratas, han incendiado cuatro buques mercantes que aún arden a mi vista (...). Quedarán convencidos que la navegación de nuestros ríos no se hace impunemente; que nada pueden los [cañones] de a 80 contra los valientes pechos en cuyo corazón está fija la idea de los derechos y el honor de la Patria (...). La mano de la Divina providencia se ha señalado a favor de nuestros derechos y de nuestro valientes”.(22)

 Las consecuencias de la batalla fueron inmediatas: cundió la alarma en Montevideo, se decidió la retirada definitiva de la flota en el río Paraná y se aumentaron los impuestos y precios de las mercaderías con el fin de poder obtener nuevos recursos para financiar la fracasada empresa.

5. Diplomacia y algo más ….

 Mientras en las costas del Paraná se luchaba a sangre y fuego contra la escuadra anglo-francesa y sus aliados unitarios, también el gobierno de la Confederación Argentina desplegaba otros recursos para vencer a los agresores. 

 El primero de esos recursos fue la diplomacia. Por decisión de las provincias el gobernador de Buenos Aires era el encargado del manejo de las relaciones exteriores de la Confederación. En virtud de ello ya desde su primer mandato, Juan Manuel de Rosas había establecido un cuerpo diplomático encabezado por Felipe Arana con representantes en varios Estados:

Carlos María de Alvear en Estados Unidos. 

Tomás Guido en Brasil.

Manuel Moreno en Gran Bretaña.

Manuel de Sarratea en París.

 Desde el comienzo del conflicto los diplomáticos desplegaron una intensa actividad para lograr la condena a la intervención por parte de otros Estados y el reconocimiento de los derechos argentinos por parte de los agresores. A los diplomáticos destacados en Europa se sumó la intensa y patriótica colaboración del general J. de San Martín. Dado su prestigio su opinión tenía mucho peso en el viejo continente y contribuyó a que los gobiernos interventores, presionados por la opinión pública, finalizaran la guerra. El 28 de diciembre de 1845 escribió una carta al cónsul general en Londres, Federico Dickson, en la que expresó la imposibilidad de una victoria militar de los europeos. Citaré el último párrafo en el que se refiere a lo que ocurriría si los agresores lograban, incluso, tomar Buenos Aires: “Sostener una guerra en América con tropas europeas no sólo es muy costoso, sino más que dudoso su buen éxito para tratar de hacerla con los hijos del país; mucho dificulto y aún creo imposible encuentren quien quiera enrolarse con el extranjero. En conclusión, con 8.000 hombres de caballería del país y 25 o 30 piezas de artillería, piezas que con mucha facilidad puede mantener el general Rosas, son suficientes no solo para tener en un cómodo bloqueo terrestre a Buenos Aires, sino también impedir que un ejército europeo de 20.000 hombres salga a 30 leguas de la capital, sin exponerse a una completa ruina por falta de todo recurso; tal es mi opinión y la experiencia lo demostrará, a menos (como es de esperar) que el nuevo ministro inglés no cambie su política seguida por el precedente.” (23) La carta tuvo una repercusión inmediata y contribuyó eficazmente al levantamiento del bloqueo.

En el círculo rojo señala el lugar donde tuvo lugar la batalla de Punta del Quebracho, a unos 35 km al norte de la ciudad de Rosario (Santa Fe)


 Mientras tanto los periódicos unitarios celebraban la agresión anglo–francesa. F. Varela escribió en el Comercio del Plata: “Nosotros, americanos de nacimiento y de corazón, pero que no comprendemos entre los intereses americanos y los europeos diferencias que los hagan incompatibles, y menos que deban mantenerlos en lucha; nosotros necesitamos combatir aquel embuste de Esos; defender de sus calumnias a nuestros amigos políticos; justificar esta situación nueva, mostrar su tendencia enteramente pacificadora de civilización y de progreso mercantil y económico; tranquilizar, en fin, a las poblaciones del Plata, mostrándoles en la intervención extranjera un apoyo desinteresado; haciéndoles comprender que la independencia de los estados que forman esta sección de América no tienen guardianes más celosos que los enemigos del Dictador: que él es el único que provoca la situación presente, el único que pone en riesgo la independencia y el honor de estos países.” (24) En El Nacional de Montevideo expresaron: “Oh: esta mudanza en la suerte la ha preparado nuestro valor, nuestras virtudes, nuestra admirable perseverancia, nuestra ardiente fe, nuestra heroica resistencia en suma: y las dos poderosas naciones que están al frente de la civilización europea han resuelto al fin consumarla. ¡Gloria a la Inglaterra! ¡Gloria a la Francia! ¡Gloria a los hijos de la República Oriental y a sus generosos amigos que han combatido a su lado por su noble causa!”. (25) Mientras los enemigos internos se aliaban con los agresores, el cuerpo diplomático argentino desempeñaba una brillante tarea que se centró en dos aspectos principales:

 Presentar a los interventores y al mundo los argumentos legales para demostrar lo injusto de la agresión, no realizando declaraciones vacías sino presentando argumentos de derecho sólido.

 Mostrar al mundo lo injusto del bloqueo con el fin de lograr apoyo internacional en la lucha. Para ello no solamente se valieron de las notas y comunicados diplomáticos sino de los periódicos en el exterior que eran subvencionados por el gobierno argentino a la vez que lograron convencer a muchos de los periódicos de las propias naciones interventoras de la verdadera naturaleza del bloqueo. Manuel Moreno envió una serie de notas al periódico Morning Chronicle, el propio diplomático afirmó –refiriéndose a los artículos publicados-: “Exponen de una manera incontestable los errores, designios e injusticias de los interventores; todo aquello que no puede decirse a Lord Aberdeen cara a cara, sin ofender las conveniencias”. (26) Desde este medio se criticó la intervención, se presentaron los argumentos argentinos y se acusó al gobierno británico de generar una acción contraproducente al producir un perjuicio económico a la nación a costa de un dudoso éxito, presintiendo que el final sería similar al del bloqueo francés. La mayor parte de las variadas notas publicadas en el Morning Chronicle fueron escritas por M. Moreno que aprovechó hábilmente la oposición que tenían los redactores de este periódico liberal a la política de Lord Aberdeen. A las críticas del Morning Chronicle se sumaron las de otras publicaciones como el Manchester Courier, el Morning Post y el Atlas de Londres. En Francia la reacción de los periódicos fue encabezada por La Presse y por el Courrier de Havre. Los periódicos y publicaciones de Brasil, México, Chile, Estados Unidos y Bolivia se hicieron eco de los reclamos argentinos pues en esos momentos se desarrollaba un proyecto de recolonización para someter al continente a las potencias europeas. Incluso Estados como Brasil que eran enemigos de la Confederación Argentina comprendieron que si la intervención triunfaba sería seguida por nuevos ataques de los que cualquier Estado americano podía ser blanco. Esto da una idea de la trascendencia de lo que estaba en juego con la guerra.

 La tarea de los diplomáticos y los militares se combinó con la presión económica. Entre los primeros en ponerse en contra del bloqueo estuvieron los mercaderes ingleses que residían en Buenos Aires que vieron interrumpido el comercio y que consideraban a J. M. de Rosas como una garantía de orden. A ello se sumaron rápidamente los accionistas de la casa Baring Brothers, la más importante de Gran Bretaña, con los que la Argentina había contraído una importante deuda durante el gobierno de Martín Rodríguez y Bernardino Rivadavia (1820-1824). J. M. de Rosas expresó que a pesar de que lo deseaba no podría continuar pagando esta deuda a causa del bloqueo. La comunicación dio el esperado y calculado efecto. Los accionistas de esta casa de comercio empezaron a presionar a su propio gobierno, especialmente mediante artículos en el diario The Times donde criticaban la intervención, y solicitaron que finalizara la agresión y de esta manera poder cobrar. Hábilmente el gobierno de la Confederación había utilizado el mismo recurso durante el bloqueo francés, haciendo que los comerciantes británicos presionaran a su gobierno para que a su vez presionara al francés para poner fin al conflicto. Algo considerado como una debilidad, una deuda, fue convertido en un elemento de presión para enfrentar al enemigo.(27)

Representación de soldados federales leales a la Confederación Argentina, con la bandera nacional.


 Se combinaron entonces cuatro factores contra los agresores: la fuerza militar, la diplomacia, los medios de comunicación y la presión económica. Si bien todos fueron importantes, la fortaleza de estos elementos radicó justamente no en su empleo aislado sino en su aplicación simultánea y coordinada.

 La situación se tornó cada vez más difícil para los interventores. Para intentar destrabar el conflicto Gran Bretaña envió a Thomas Samuel Hood que arribó a Buenos Aires el 13 de julio de 1846. La Confederación Argentina aceptó las propuestas de paz, ya que implicaban la finalización del bloqueo, la devolución de lo robado por los interventores, el reconocimiento de la soberanía argentina en los ríos interiores, el de M. Oribe como presidente de la Banda Oriental y el desagravio a la bandera argentina. Las condiciones de la Confederación Argentina fueron aceptadas, pero las gestiones combinadas de la Comisión Argentina, el barón Defaudis y G. Ouseley hicieron fracasar las negociaciones. El 13 de septiembre S. Hood se embarcó rumbo a Gran Bretaña. La escalada del conflicto que se creía inicialmente una rápida victoria generó el envió de nuevos diplomáticos para intentar un arreglo de paz. La misión fue encabezada por Lord Howden (Gran Bretaña) y el conde Colona Walewski (Francia), hijo de Napoleón Bonaparte. Los emisarios llegaron a Buenos Aires el 8 y el 10 de mayo de 1847 respectivamente. Nuevamente las negociaciones fracasaron. J. M. de Rosas se negó a aceptar que los invasores no devolvieran la isla Martín García, que no reconocieran a M. Oribe como presidente de la Banda Oriental y que no aceptaran la soberanía argentina en los ríos interiores. A su vez la propuesta implicaba reconocer a los interventores como mediadores, por lo que implícitamente se legitimaba la agresión. Al no resolverse la cuestión con rapidez, los británicos comenzaron a sentir los efectos de la paralización del comercio. Ante la firmeza de la Confederación, Lord Howden ordenó unilateralmente el cese de hostilidades y el retiro de las fuerzas británicas que guarnecían Montevideo. La unidad de los aliados se rompió. Francia no gozaba de las ventajas de las que disfrutaba Gran Bretaña antes del bloqueo, teniendo menos que perder, por lo que continuó el bloqueo. Las derrotas sufridas por los unitarios en 1847 en Los Laureles (1 de enero), Salto (8 de enero), Paysandú (23 de enero), Sierra de las Ánimas (26 de enero), Mercedes (27 de enero), Carmelo (3 de febrero) y Río Negro (10 de febrero) hicieron más complicada la situación para Francia. F. Rivera ofreció la paz a M. Oribe pero hasta sus propios compañeros consideraron a esto humillante y lo desterraron. El golpe de gracia a los apoyos internos de Francia fue dado por el general J. J. de Urquiza al destruir completamente al ejército unitario del general Joaquín Madariaga el 27 de noviembre de 1847 en Potrero Vences.

 En marzo de 1848 llegó una nueva misión diplomática, Francia envió al barón Gross y Gran Bretaña a Robert Gore. Las propuestas que trajeron fueron bien recibidas por M. Oribe, pero J. M. de Rosas se negó a aceptar el punto en el que la Confederación reconocía a las naciones agresoras como mediadoras, ya que esto implicaba sentar un precedente en el derecho internacional que podría generar nuevas intervenciones. A fines de ese año llegó a la Argentina Henry Southern, enviado por los británicos para poner fin al conflicto. El nuevo enviado francés, el contralmirante Lepredour también inició negociaciones.

 El 24 de noviembre de 1849 se firmó con Gran Bretaña el tratado Arana–Southern, acordándose:

La devolución de todo lo tomado por los británicos durante el bloqueo, incluida la escuadra nacional, los mercantes capturados y la isla Martín García.

 El desarme de los extranjeros que defendían Montevideo y el retiro de las fuerzas argentinas. Esto último ocurriría cuando se firmara también la paz con Francia, hasta entonces no se concretaría. La situación deba la ventaja a las tropas de M. Oribe ya que les permitiría tomar la ciudad con el apoyo de las tropas de la Confederación. 

 Gran Bretaña reconoció a la Confederación Argentina como parte beligerante del conflicto en la Banda Oriental, lo que implicó aceptar la justicia de la causa contra F. Rivera.

 Manuel Oribe fue reconocido como presidente legítimo de la Banda Oriental.

 Los británicos reconocieron la soberanía argentina en los ríos interiores.

 Como símbolo de desagravio, la bandera argentina sería saludada con 21 disparos de cañón por las naves inglesas antes de retirarse. Esto fue concretado por la fragata Harpy.

 Poco antes de conocerse los resultados finales de la convención Arana–Southern el Libertador José de San Martín expresó a Rosas en una carta el 2 de noviembre de 1848: “Así he tenido una verdadera satisfacción al saber el levantamiento del injusto bloqueo con que nos hostilizaban las dos primeras naciones de Europa; esta satisfacción es tanto más completa cuando el honor del país no ha tenido nada que sufrir, y por el contrario presenta a todos los nuevos estados Americanos un modelo que seguir y más cuando éste está apoyado en la Justicia. No vaya a creer por lo que dejo expuesto, el que jamás he dudado que nuestra patria tuviese que avergonzarse de ninguna concesión humillante presidiendo usted sus destinos; por el contrario, más bien he creído no tirase usted demasiado de la cuerda de las negociaciones seguidas cuando se trataba del honor nacional”.(28)

 En su carta del 6 de mayo de 1850, el general J. de San Martín expresó a J. M. de Rosas: “El objeto de ésta [carta] es tributar a Ud. mis más sinceros agradecimientos al ver la constancia con que se empeña en honrar la memoria de este su viejo amigo; como acaba de verificar en su importante mensaje del 27 de Diciembre pasado; mensaje que por segunda vez me ha hecho leer, y que como argentino me llena de verdadero orgullo al ver la prosperidad, paz interior, el orden y el honor restablecidos en nuestra querida patria; y todos estos progresos efectuados en medio de circunstancias tan difíciles, en que pocos Estados se habrán hallado.

 Por tantos bienes realizados, yo felicito a Ud. sinceramente, como igualmente a toda la Confederación Argentina. Que goce Ud. de salud completa, y que al terminar su vida pública, sea colmado del justo reconocimiento de todo Argentino, son los votos que hace y hará siempre a favor de Ud. este su apasionado amigo y compatriota.” (29)

 Francia tardó más tiempo en ceder, incluso reforzó su escuadra en el río de la Plata, pero sin apoyos internos en la Confederación, con los ejércitos unitarios destruidos y abandonada por Gran Bretaña finamente solicitó la paz. El 31 de agosto de 1851 se firmó el tratado Arana–Lepredour, siendo muy similar el texto al del Arana-Southern. La magnitud de la victoria fue impresionante y contundente. La Confederación Argentina logró vencer a la primera y a la segunda potencia mundial, si lo comparamos con la actualidad es como si la Argentina hubiera vencido militarmente a la OTAN del siglo XIX.



Autor: Sebastián Miranda.

El autor es Licenciado y profesor de Historia.

 

Publicada en la revista Defensa y Seguridad Mercosur, año 10, Nro. 59, enero-febrero de 2011, pp. 44-59.


Fuente: defensa y seguridad.


Otras fuentes:

1 UZAL, Francisco Hipólito. Obligado. La batalla de la soberanía, Buenos Aires, Moharra, 1970, p. 62.
2 Adolfo Saldías da el detalle de la composición de las fuerzas sitiadoras y de las sitiadas. Ver: SALDÍAS, Adolfo. Historia de la Confederación Argentina, Buenos Aires, El Ateneo, 1951, T III, pp. 23–25. 
3 MACKINNON, Lauchlan Bellingham. La escuadra anglo– francesa en el Paraná 1846, Buenos Aires, Hachette, 1957, p. 34. Sirvió con el grado de teniente en esta nave que llegó al río Paraná después de la batalla de Vuelta de Obligado. Remontó dos veces el Paraná y una vez el Uruguay. Tras la finalización del bloqueo continuó sirviendo en la Marina Británica y se convirtió en miembro del Parlamento.
4 El detalle sobre el contenido de las instrucciones dadas por Lord Aberdeen puede consultarse en SIERRA VICENTE. D. Historia de la Argentina, Buenos Aires, Editorial Científica Argentina, 1978, T IX, pp. 204–5. G. Ouseley era pariente directo del general Whitelocke, comandante de la segunda invasión británica a Buenos Aires en 1807, y caído en desgracia tras el fracaso. Por esta razón G. Ouseley guardaba un especial resentimiento a la Confederación. También pueden consultarse en MUÑOZ ASPIRI, José Luis. Rosas frente al imperio británico, segunda edición, Buenos Aires, Theoría, 1974, pp. 183–4. 
5 Las instrucciones a Deffaudis han sido reproducidas por MASES, Enrique Hugo. El bloqueo anglo–francés y la Vuelta de Obligado, incluido en Documentos para la Historia Argentina, Buenos Aires CEAL, 1982, T II, p. 424.
6 Logró tomar la ciudad, pero la victoria fue efímera pues el 12 de agosto de 1845 Pascual Echagüe destruyó a las fuerzas unitarias en San Jerónimo. Con muy pocos hombres, Juan Pablo López escapó y se unió el general J. M. Paz en Corrientes. 
7 SALDÍAS, Adolfo. Op. cit., p. 59. El detalle del intercambio de notas, amenazas y respuestas puede consultarse en el capítulo L de esta obra o en el primero del libro segundo del tomo IX de la obra de Vicente Sierra. 
8 La escuadra estaba integrada por los bergantines General San Martín y General Echagüe y las corbetas Maipú, 9 de Julio y 25 de Mayo. La carta que el almirante G. Brown envió a F. Arana dando cuenta de los hechos puede consultarse en MASES, Enrique Hugo. Op. cit., pp. 428–430 y en SIERRA, Vicente. Op. cit., pp. 220–1.
9 Estaba casado con la hermana menor de Rosas, Agustina Ortiz de Rosas. Participó en la Reconquista (1806), en la campaña sanmartiniana a Chile. Fue gobernador de Entre Ríos y diputado por La Rioja en el Congreso Constituyente de 1826. Se destacó en las batallas de Ituzaingó, Camacuá y Ombú durante la guerra contra el Brasil. 
10 SALDÍAS, Adolfo. Op. cit., pp. 525–6. Carta del 22 de noviembre de 1845. El autor reproduce el texto completo de la carta.
11 MACKINNON, L. B. Op. cit., pp. 56-58. 
12 MACKINNON, L. B. Op. cit., p. 76. El escorbuto era una enfermedad producida como consecuencia de la falta de consumo de determinados nutrientes presentes en las verduras y frutas frescas. Al no poder descender a tierra por los ataques de las tropas de la Confederación, las tripulaciones no podían proveerse de estos alimentos. 
13 MACKINNON, L. B. Op. cit., p. 53. 
14 Nacido en Nueva York en 1807 sirvió a la Argentina. Se destacó en la batalla de Carmen de Patagones durante la guerra contra el Brasil (ver DeySeg Nro. 37) y en la guerra en el Paraná. 
15 MACKINNON, L. B. Op. cit., p. 139.
16 MACKINNON, L. B. Op. cit., p. 137. 
17 ROSA, José María. Historia Argentina, Buenos Aires, Oriente, 1965, T V, p. 212.
18 Publicado en la Gaceta Mercantil el 2 de mayo de 1846.
19 MACKINNON, L. B. Op. cit., p. 192. 
20 La Gaceta Mercantil del 8 de enero de 1847. En: SALDÍAS, Adolfo. Op. cit., p. 123.

21 Carta de L. Mansilla al coronel Vicente González, apodado el carancho del monte, datada el 4 de junio de 1846. En: SALDÍAS. Op. cit., pp. 538-9. 
22 Carta del doctor Sabino O’Donnell a Aldolfo Alsina, 4 de junio de 1846.
23 PICCINALI, Héctor Juan. San Martín y Rosas, Buenos Aires, Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, 1998., pp. 361. 2. 
24 Citado por MASES, Enrique Hugo. Op. cit., p. 437. 
25 Citado por MASES, Enrique Hugo. Op. cit., p. 438.
26 Citado por: IRAZUSTA, Julio. Vida política de Juan Manuel de Rosas, Bogotá, Editorial Andes, 1975, T V. p. 266. 
27 Compare el lector estas acciones con las actitudes claudicantes frente a los acreedores que han tenido las últimas administraciones de nuestra Patria.
28 FONT EZCURRA, RICARDO. San Martín y Rosas, Buenos Aires, Editorial Juan Manuel de Rosas, 1965, p. 53. 
29 FONT EZCURRA, RICARDO. Op. cit., p. 61.