La ausencia del Ejército libanés en la crisis actual plantea dudas sobre la capacidad de las instituciones estatales para afrontar un conflicto de gran envergadura.
Mientras el conflicto entre Israel y Hezbolá en Líbano sigue dirigiéndose hacia una guerra total en la región, muchos se preguntan si Líbano tiene Ejército y por qué no se le ve por ninguna parte. Sin embargo, su papel y su lugar en el conflicto son mucho más complicados de lo que podría pensarse.
Khalil Helou, general en excedencia del Ejército libanés y profesor de geopolítica en la Universidad St Joseph de Beirut, declaró a 'Euronews' que el papel del Ejército libanés en el Líbano no consiste únicamente en defender las fronteras del país. "No es un Ejército clásico como los occidentales. El ejército libanés está sometido a las instrucciones del gobierno libanés", declaró.
Divisiones extremas
"De momento, y durante mucho tiempo, ha habido divisiones extremas. El ejército estaba abandonado a su suerte. Ahora, quienquiera que mande el Ejército, quienquiera que sea el comandante en jefe del Ejército, debe tomar las decisiones que le parezcan adecuadas". Los dirigentes libaneses tienen varias cuestiones importantes que considerar, todas ellas con graves consecuencias.
Si el Ejército israelí convierte los actuales ataques aéreos en una operación sobre el terreno, como hizo en 2006, y la violencia se extiende desde el sur de Líbano y el valle del Bekka al resto del país, todo Oriente Próximo se verá amenazado.
El sur del Líbano y el valle del Bekka están supuestamente bajo el amparo legal de la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU. Esta resolución establece la creación de una fuerza de mantenimiento de la paz de la ONU, la FINUL, en el sur.
También otorga un papel activo al Ejército libanés y pide al Gobierno de Líbano y a la FINUL "que desplieguen sus fuerzas conjuntamente" para que "no haya armas sin el consentimiento del Gobierno de Líbano, ni más autoridad que la del Gobierno de Líbano", tras la retirada de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF).
En caso de un ataque militar de envergadura, las Fuerzas Armadas libanesas se enfrentarán a un dilema: enfrentarse al Ejército israelí o desarmar a Hezbolá por la fuerza, cumpliendo en ambos casos la resolución de la ONU.
Delicado equilibrio de poder y vecinos poco amistosos
Entre 1975 y 1990, Líbano fue asolado por la Guerra Civil y se convirtió en un campo de juego militar para los actores regionales y las grandes potencias. El actual régimen político del país se divide entre los representantes de las distintas comunidades confesionales, y el Ejército está constitucionalmente subordinado a las instituciones políticas, cuyos miembros tienen visiones contradictorias de la crisis actual.
"Si alguna vez se produce un ataque terrestre, las unidades desplegadas en el sur deben defenderse y deben defender el territorio libanés con los medios de que disponen", explicó Helou.
"Pero básicamente, la misión de las brigadas desplegadas en el sur es colaborar con la FINUL y no con el uso de la fuerza. Así que no es una fuerza de ataque, no es una fuerza que vaya a oponerse a Israel. El equilibrio de fuerzas no está en absoluto a nuestro favor en este caso".
Según la Resolución 1701, Hezbolá debería haber retirado sus grupos armados del sur de Líbano, y especialmente sus sistemas de misiles capaces de apuntar a Israel, pero no ha cumplido los compromisos.
Hezbolá es formalmente, en primer lugar, una fuerza política libanesa legítima y constitucional compuesta en su mayoría por musulmanes chiíes libaneses. Su Fuerza Armada opera como contingentes altamente operativos ajenos a la estructura de mando del Ejército libanés como apoderados de Irán.
Cuando Hezbolá toma la iniciativa unilateral de atacar a Israel, las demás fuerzas políticas libanesas y el Ejército quedan completamente paralizados. Muchos libaneses de distintas confesiones no verían una derrota de Hezbolá como un quebradero de cabeza, podrían convivir fácilmente con ella como un sector relevante del Ejército libanés. Sin embargo, en Líbano todo el mundo sabe que hay líneas rojas intercomunitarias que no se pueden cruzar.
Posible guerra civil
"Enfrentarse a Hezbolá es una receta inmediata y automática para la guerra civil. Y el mando del Ejército sabe que la prioridad absoluta es la estabilidad interna antes que una guerra que podría prolongarse entre el propio Ejército y Hezbolá", declaró Helou. Las relaciones entre Hezbolá y las estructuras de seguridad libanesas también han estado marcadas por algunos momentos constructivos de cooperación crucial:
"Basta pensar en la colaboración entre Hizbulá y el Ejército libanés durante el periodo de máxima expansión del Estado Islámico en Siria e Irak, cuando elementos asociados al grupo Estado Islámico y a Al-Nusra estaban presentes y operaban dentro del propio Líbano en términos de preparación, entrenamiento y reclutamiento", explicó a 'Euronews' Claudio Bortolotti, investigador del Instituto de Investigación de Política Internacional, con sede en Milán.
El brazo armado de Hezbolá tiene una peculiar estructura paramilitar. Posee una vigorosa capacidad balística, pero utiliza unidades de guerrilla como infantería y no tiene ni fuerza aérea ni regimientos de tanques. El Ejército regular libanés, por el contrario, tiene una estructura militar típica pero un armamento insuficiente.
El papel de Europa
"La Unión Europea siempre ha intentado reforzar las capacidades de las Fuerzas Armadas libanesas. Y no es algo nuevo. Han ayudado al Ejército libanés", explica la corresponsal libanesa Agnes Helou.
"Principalmente, digamos que primero Alemania ha ayudado al Ejército libanés a mantener todas las torres, las torres de vigilancia en el lado de la marina, así como en el lado terrestre, fronteras terrestres con Siria y en los sitios navales en el Mediterráneo".
"Algunos países de la UE y Estados Unidos intentarán organizar una conferencia para ayudar a armar al Ejército libanés en la frontera sur si hay una decisión política de enviar al Ejército libanés", explicó.
¿Qué pasa con el Ejército en Bekka?
Se trata de un Ejército incapaz de operar en nuevos frentes. Y si el ejército regular libanés se viera implicado en un enfrentamiento terrestre directo entre las IDF y Hezbolá, causaría enormes problemas políticos a sus patrocinadores financieros en Occidente, Arabia Saudí y los Estados del Golfo.
Creo que podría haber dos escenarios. Es decir, en el caso de una invasión terrestre por parte de Israel, podría haber, y creo que es el escenario más probable, una retirada de las unidades del Ejército regular, dejando así el valle del Bekka al descubierto o dejándolo como campo de batalla entre Israel y Hezbolá".
"El escenario número dos aquí es posible, pero más improbable en cambio, un refuerzo de las Unidades Militares no tanto para contrarrestar una presencia militar como para dar apoyo a Israel. Sin embargo, la presencia del Ejército libanés podría ser un elemento disuasorio para la actividad operativa de Israel", concluyó.
Durante la invasión israelí de 2006, el Ejército libanés evitó cualquier enfrentamiento con las IDF, a pesar del bombardeo de algunas de sus bases militares, aunque tampoco utilizó su fuerza para desarmar a Hezbolá, a pesar de las disposiciones vinculantes de la Resolución 1701, dictada y aprobada por los miembros de la ONU.
Son momentos de zozobra en toda la región que parece prepararse para un conflicto armado sin precedentes. El Medio Oriente está cada vez más sumergido en la violencia, con ataques sistemáticos contra la franja de Gaza por parte del ejercito israelí y crímenes de civiles armados contra la población palestina en Cisjordania.
Las históricas disputas entre el Líbano e Israel por el control de la zona fronteriza de esos países, también tiene en vilo al mundo entero por sus implicancias regionales. Los ataques de Hezbollah contra poblados judios, -con sus bases en el norte de ese país-, se hacen cada vez más recurrentes. En momentos donde el Libano ve pasar un aniversario más de la tremenda explosión en el Puerto de Beirut. Esto fue en agosto del 2020, hace exactamente 4 años.
Dicho estallido fue un tanto llamativo por la magnitud del mismo y por su forma, pareciendose en mucho a una micro detonación nuclear realizada por un dispositivo con esas caracterísiticas. Notese que en la explosión se da una forma de hongo nuclear.
Aunque nunca se encontraron pruebas o evidencias de que aquel desgraciado hecho se haya tratatado de una especie de advertencia de Israel a Beirut, -por dar alojamiento y sustento a los terroristas de Hezbollah-, las dudas de que este haya sido un evento intencional, siempre estuvieron y estarán presentes.
Tanques del poderoso ejercito israelí; milicias de Hezbollah y Hamás; dispositivos y arsenales nucleares en Israel y un intransigente y decidido Nethanyau, son el cóctel perfecto para que todo termine en un baño de sagre para los dos bandos.
Israel, potencia nuclear
Como es sabido desde hace años, Tel Aviv posee un arsenal nuclear no declarado oficialmente, en el cual sus vecinos árabes miran con recelo y preocupación. Tal vez esta sea una de las razones por la cual nunca más se ha formado una coalición de países islámicos contra el estado de Israel, como sí ocurrió durante los años 60's y 70's, con la guerra de Yon Kippur y la guerra de los 6 días. Todas ellas ganadas por Israel.
Lo cierto es que hay imágenes que muestran que aquel "accidente" en Beirut, ocurrido en el 2020 fue realmente desvastador. Este se saldó con más de 200 muertos y unos 7500 heridos. Lo más llamativo fue la tremenda fuerza de su onda expansiva, como si esa explosión partiera de un solo punto. La mayoría de los incendios en almacenes o depositos grandes de productos químicos, no ocurren de esa manera, sino que se dan en varias detonaciones causadas de forma espontanea.
¿Podríamos estar ante una micro explosión detonada por un artefacto nuclear pequeño como una valija o tal vez un objeto más grande? Toda la investigación realizada por las autoridades libanesas, desde ese entonces, apuntaron a un accidente por unas toneladas de fertilizantes que habían sido decomisados en aquel puerto.
El puerto de Beirut antes y después de la exploción del 2020.
¿Y si en realidad se plantó este dispositivo nuclear en aquellos depositos portuarios como una advertencia al Libano? Tal vez esto nunca lo sabremos, lo que si sabemos es que Israel consultá con los Estados Unidos, muchas de las operaciones secretas y no secretas que este país va a realizar contra sus vecinos.
Sus objetivos suelen ser en zonas fronterizas con incursiones sobre Siria, sobre todo sobre los Altos del Golán (en manos de los israelíes desde hace décadas)
Lo cierto es que la paciencia de Israel podría tener un cierto límite. El hilo parce estar cortandose y es cuestión de días para que estalle una guerra abierta en aquella zona caliente. Una guerra que ya es un paso en falso para Israel, por los altos costos humanos que terminarán pagando por un inminente ataque iraní contra posiciones del enemigo sionista.
Tal vez aquella terrible explosión, -para algunos detonada de forma intencional-, del Puerto de Beirut, sea una más de todas las que podrían estar por ocurrir en el Libano, Israel, Siria, Irán, Irak y el resto de los países del medio oriente.
El mundo podría estar acercandose a una verdadera masacre con consecuencias inimaginables.
"Buenas noches”. El saludo en español de Vladimir Putin a dos niños de 9 y 11 años nacidos en Buenos Aires que llegaron a Moscú con sus padres, los espías Artiom Dultsev y Anna Dultseva, expuso mucho más que una escena de ficción. Confirmó la actuación de una red global de inteligencia que tiene a la Argentina como eslabón de una larga cadena, forjada por complicidades, dinero negro y falta de controles. Una maraña de agentes ilegales que tienen vidas “normales” para actuar sin que suenen alarmas. Y que se aprovechan de las oportunidades que ofrecen países como el nuestro, que firmó en 2009, durante el gobierno de Cristina Kirchner, un acuerdo para viajar sin visa y que pese a todas las sospechas sigue vigente. Un dossier secreto al que accedió Infobae revela lo que hizo el matrimonio en los largos años que vivieron en el barrio porteño de Belgrano y expone un modus operandi siniestro.
Para entender este ambiente opaco y complejo puede ser útil mirar con detenimiento el árbol, que representan los Dultsev, y también observar con atención el bosque, que representa la ola de ciudadanos de origen ruso que llegan incesantemente a la Argentina, con especial intensidad después de febrero de 2022. En esa fecha, Putin decidió invadir Ucrania y detonó una guerra contra Occidente que todavía sigue acumulando muertos. Es una marea que continúa ahora. Sobre todo ahora.
Putin escolta a Anna Dultseva, que llega de la mano de su hija de 11 años. Detrás, su esposo, Artiom Dultsev y su hijo de 9. Vivieron durante más de 10 años. Todos acompañados por el autócrata Vladimir Putin.
Hay datos oficiales de Migraciones que le ponen números a este tema, causas judiciales que avanzan a veces a ningún lado, y un alerta creciente en dispositivos de seguridad y de inteligencia por la presencia de agentes rusos que pueden estar actuando en la Argentina sin control. Es más peligroso el contexto, porque con Javier Milei en el poder y su alineamiento sin cortapisas con Estados Unidos, el país dejó de ser un gobierno amigo o neutral para los intereses geopolíticos de Moscú. Lejos quedaron los tiempos en que Alberto Fernández le ofrecía a Putin que Argentina fuera “la puerta de entrada de Rusia a América Latina”.
Hubo esta semana una llamada de atención que sorprendió por su contundencia: “Rusia se ha caracterizado por enviar espías a la Argentina para prepararlos, darles identidad y después mandarlos a distintos lugares del mundo. Los que acaba de recibir Putin son dos espías que vinieron a la Argentina, tuvieron hijos en Argentina, obtuvieron documentación argentina en función de sus hijos -pasaportes argentinos- y con eso entraron a países cercanos para conseguir información y datos importantes para ellos. No fuimos capaces de detectarlos, porque son situaciones que encuentran a la Argentina casi inerme”, dijo en televisión el jefe de Gabinete, Guillermo Francos.
Para este informe, Infobae consultó con funcionarios de las principales áreas involucradas: desde la inteligencia, la defensa, la seguridad, la diplomacia y el ámbito judicial. En reserva, hubo una coincidencia en advertir la gravedad de la situación y el temor a una infiltración masiva de elementos que pueden representar una seria amenaza a los intereses permanentes de la República Argentina.
Para tomar dimensión del “bosque”, es clave informar que en los últimos cinco años y medio, a la Argentina ingresaron más de 111 mil personas con nacionalidad rusa. La inmensa mayoría por razones de turismo. Lo notable, es que a partir de 2022 -que coincide con el inicio de la invasión a Ucrania- se dispararon las entradas de ciudadanos de ese país, ya que de 2.012 que se registraron en 2021, se pasó a 17.729 en 2022 y el año pasado tocó el récord de 37.678. Pero no termina allí: en los primeros siete meses de este año ya ingresaron al país 21.946 personas. Un extraño y sospechoso boom turístico.
"No hay que confundirse. Argentina favorece esta oleada porque tiene el convenio de 2009 que permite ingresos sin visa. Es un destino fácil, que cualquier ruso puede utilizar si quiere irse. Pero los ingresos que representan más peligro no son los que pasan por Migraciones con el pasaporte ruso. Los más peligrosos son aquellos que entran con pasaportes de los países de la ex Unión Soviética o que formaron parte del Pacto de Varsovia, como pueden ser de Kazajistán o Albania”, explicó a Infobae una de las fuentes consultadas que pidieron mantener la identidad en reserva.
Es una aclaración pertinente porque, de hecho, los dos espías que fueron recibidos por Putin con una guardia de honor en el aeropuerto gubernamental moscovita de Vnukovo habían ingresado al país con pasaportes de México y de Austria, y con otras identidades que nada tenían que ver con Rusia: ella se hacía llamar María Rosa Mayer Muños, nacida supuestamente en Grecia; y él Ludwig Gish, nacido en teoría en Keetmanshoop, Namibia.
Pero antes de posar la atención en los árboles de los agentes ilegales, es importante seguir con el “bosque”. Según los datos de la Dirección Nacional de Migraciones, entre 2020 y 2024 (a julio), también hubo un fuerte salto en la cantidad de trámites para solicitar radicaciones de rusos. En la categoría de radicaciones permanentes, en 2020 fueron apenas 78, el año siguiente 91, en el 2022 pegó un salto a 937, y como ocurrió en los ingresos, en 2023 se dio un aumento exponencial de 3.809 solicitudes. Es una tendencia que no cesó en estos primeros siete meses del año: ya hubo 1.644.
En las radicaciones temporarias hay un recorrido similar: en 2020 hubo sólo 32 pedidos, luego 30, posteriormente 740 y, el año pasado ocurrió un aumento impresionante de 3.042 trámites iniciados. Y entre enero y julio de 2024, ya se cursaron 1.053 pedidos. Más allá de que las solicitudes de residencia transitoria fueron mucho menores (apenas 456 en los últimos cuatro años y medio), el informe de la Dirección Nacional de Migraciones confirma que en este período hubo casi 12 mil pedidos de radicación. El más alto, fuera de los pedidos de países vecinos.
Dentro del fuero federal Civil y Comercial se tramitan pedidos para acceder a la ciudadanía argentina. Como reflejan los datos de Migraciones, en este último tiempo hubo una explosión de pedidos de nacionalidad. Fuentes de extensa trayectoria admitieron que se registró en la actualidad un pico que hace recordar al que se dio frente a la caída del Muro de Berlín y el inevitable derrumbe de la Unión Soviética que le sobrevino.
De acuerdo con calificadas fuentes judiciales, lo “habitual” es que primero se obtenga una residencia temporaria, que a veces se gestionan desde Rusia u otro país, y otras al llegar a la Argentina. Ese trámite permite tener DNI pero no pasaporte. “Cuando se necesita un pasaporte, se requiere gestionar una nacionalidad. Argentina tiene una ley muy antigua de hace 150 años, que casi no tuvo modificaciones y que establece un régimen permisivo. Para tener una sentencia se necesita tener residencia permanente de dos años consecutivos y continuos en el país o casarse o tener aquí un hijo”, explicó la misma fuente.
El año pasado el tema tuvo amplia difusión en los medios por los casos de embarazadas provenientes de Rusia que llegaban a pocas semanas de la fecha de parto, con el objetivo de dar a luz y obtener el documento argentino para el recién nacido y, por consiguiente, para la madre. El tema fue abordado por el periodista Omar Lavieri en Infobae con especial foco en una investigación de una organización, ArgentinaFamily, que cobraban tarifas de hasta 15 mil dólares.
“Venían chicas rusas embarazadas en la semana 35 a 36 con visa de turista, nacía su hijo, se le otorgaba la nacionalidad argentina porque nacía en territorio argentino y después sus padres conseguían, vía excepción, la ciudadanía argentina y el pasaporte, que es el verdadero objetivo de todas estas maniobras”, explicó la fuente judicial consultada por Infobae para esta nota. El mismo informante reconoció que es una práctica que “pone en riesgo la calidad del pasaporte argentino, que hasta ahora es reconocida en el mundo entero”.
La historia de los espías
Artiom Dultsev y Anna Dultseva, que durante 10 años se hicieron llamar Ludwig Gish y María Rosa Mayer, son los espías rusos de Vladimir Putin que fueron liberados el 1 de agosto tras un canje de prisioneros entre Rusia y las potencias occidentales. Ellos contaron cómo fue su vida bajo una identidad falsa, que escondieron a sus hijos y llegaron a olvidar hasta su propia lengua materna. Los agentes ilegales, que fueron enviados a Buenos Aires por el régimen autocrático de Putin, hablaron con la prensa y dieron una versión edulcorada de su vida como agentes secretos. Sin embargo, detrás de esa narrativa romántica hay un mundo donde se diluye la frontera entre la vida, la muerte, la legalidad y los crímenes.
Acá empieza la descripción del árbol, que por el detalle y los datos que trascendieron, exponen un modus operandi que se desarrolló en sigilo en Argentina sin que las autoridades nacionales tuvieran eficacia para evitarlo.
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¿Qué hace un espía? ¿Para qué están en Argentina? ¿Por qué tantos rusos? ¿Qué valor tiene el país para Putin? Son algunas de las preguntas inevitables que surgen de confirmar que los rusos, que durante años vivieron en Argentina, fueron los suficientemente importantes para que, al ser descubiertos y quedar detenidos en Liubliana, la capital de Eslovenia, en diciembre de 2022, el propio autócrata de Moscú se interesara personalmente por ellos.
Según relató el agente repatriado en una entrevista a un medio paraestatal, un enviado de Putin le mandó saludos cuando estaba en la cárcel y le transmitió que no los dejarían solos. El haber formado parte de los ocho liberados en el mayor intercambio de prisioneros desde la Guerra Fría, que concretaron Estados Unidos y Rusia, le puso dimensión a la relevancia de ambos. Un dossier secreto al que accedió Infobae también.
De Rusia a África y Buenos Aires
El primer registro que tiene la Argentina de Artiom Dultsev se remonta al 19 de octubre de 2009. En ese entonces tenía documentos austríacos y se hacía llamar Martin Hausmaninger. Ingresó y salió del país seis veces con ese nombre: vino desde Brasil y se fue; luego a Chile, Uruguay e Italia. Ya para esa época se mostraba en las travesías con una joven de apellido Mayer Muños, tanto en Río de Janeiro, en Cataratas del Iguazú (del lado brasileño) y cruzando a Uruguay vía Buquebús, como así también en Córdoba y Mendoza. Después, su rastro se perdió.
Reapareció varios años después, en su última “operación”: fue el 12 de julio de 2012. Llegó en micro desde Uruguay con el nombre de Ludwig Gisch, nacido en teoría en 1984 en Namibia. Ingresó como ciudadano austríaco y se fue directamente a Viedma, Río Negro. En el Registro Civil local hizo los trámites para naturalizarse, por ser supuestamente hijo de una argentina.
Declaró ante esa repartición que nació en Keetmanshoop, región de Karas, Namibia, y que su madre era Helga Tatschke: presentó una partida de nacimiento que, casualmente, había sido usada previamente para otro trámite. Entre agosto de 2012 y noviembre del mismo año fue declarado argentino por opción. Las sospechas de que algo raro pasó en ese Registro sobran.
El espía ruso consiguió en Argentina DNI, Pasaporte, cuenta bancaria, registro de conducir y salió y volvió del país unas 16 veces.
Desde ese momento, el señor Gisch empezó a tener actividades económicas de menor cuantía y, con documento, consiguió el alta de la AFIP, CUIT, primero con monotributo y luego, en condición de autónomo, con actividad principal en “servicios informáticos”. Esto fue en 2013 y tiempo después creó una empresa de tecnología, de nombre DSM & IT, una fachada para generar una actividad formal, mientras realizaba de manera periódica viajes al exterior. De acuerdo con los datos migratorios, entre 2012 y 2022 realizó 16 viajes, el último a Alemania, antes de ser detenido. También viajó a Brasil, Uruguay y Holanda.
Artiom Dultsev y Anna Dultseva. Ludwig Gish y María Rosa Mayer. Los nombres, las caras y la verdad de los espías recibidos por Putin.
Según el dossier clasificado al que accedió Infobae, se instaló en una fecha cercana en un departamento del barrio porteño de Belgrano, en el piso 9 de O’Higgins 2191. Operó con una cuenta en un banco privado de primera línea de capitales nacionales, pero con movimientos bancarios entre modestos a bajos. De hecho, entre 2021 y 2022 apenas movió 1.500 dólares y 180 mil pesos.
De México al barrio de Belgrano
El 17 de septiembre de 2012, un avión de Aeroméxico trajo a María Rosa Mayer Muños. En realidad, la que bajó en Ezeiza fue Anna Dultseva, pareja de Artiom Dultsev, alias Ludwig Gisch, con fecha de nacimiento improbable, también en 1984 en Atenas, Grecia. Presentó un pasaporte de los Estados Unidos Mexicanos, llevaba el pelo recogido y en su foto aparecía levemente maquillada y con una mueca casi sonriente. A diferencia de su pareja, ella se naturalizó mediante el proceso normal, tras dos años de residencia legal: desde 2015 brindó para los papeles la calle O’Higgins como su vivienda.
Pero esa experiencia argentina de María Rosa Mayer Muños no fue la primera: ya había estado en el país. En 2009, en compañía de Martin Hausmaninger recorrieron el país, Chile, Uruguay, Córdoba, Mendoza, Brasil y más.
Tres años después, cuando vinieron a instalarse de manera permanente, se declaró galerista de arte. Tenía cuentas en las redes Facebook e Instagram de su empresa, a la que denominó Art Gallery 5′14. Esa plataforma era la pantalla que le permitía crear una trayectoria de vida económica, que se construía con muestras y viajes de ida y vuelta. También tuvo cuenta en un banco privado de capitales españoles y en otro de capitales nacionales por donde tuvo un movimiento en 2022, el año de su arresto. Tenía unos 1.000 dólares y 120 mil pesos.
Menos de un año después de haber llegado la pareja, el 14 de junio de 2013, nació Sophie, hija de ambos, y el 5 de agosto de 2015, Daniel, el segundo. Tres semanas después, el 14 de septiembre de 2015, Gish y Mayer Muños se casaron por el Registro Civil de Cabildo al 3000, en la ciudad Autónoma de Buenos Aires. Él declaró como profesión comerciante y ella organizadora de eventos. “Cumplidas las formalidades legales y recibido el consentimiento de los contrayentes, en nombre de la ley los declaré unidos en matrimonio”, estableció el acto oficial a la que tuvo acceso Infobae.
Se había consumado el mismo guión de la famosísima serie The Americans.
El arresto y la liberación
En Argentina, el matrimonio Gish-Rosa Mayer/Dultsev-Dultseva y sus dos hijos vivieron como dos inmigrantes pacíficos. Sin llamar la atención de sus vecinos ni de los chicos que iban a la escuela. Ellos dos, que habían nacido en un famoso hospital comunitario del barrio porteño de Almagro, eran dos alumnos que compartían vida con sus compañeritos sin problemas. Sólo hablaban en español.
Pero así como en el barrio porteño de Belgrano iban forjando una identidad, lentamente iban creando otra en Liubliana. Empezaron a viajar desde 2017, según las crónicas periodísticas. Se instalaron en una fecha imprecisa, pero lo que está confirmado es que en diciembre de 2022 en una casa de 35 de la calle Primožičeva de Črnuče, un barrio de la capital eslovena, fueron arrestados por la Policía local, tras una advertencia de los servicios secretos internacionales.
Al hacerle un allanamiento encontraron en un escondite al menos 500 mil dólares en efectivo. Creen que ellos eran los proveedores de dinero a una red de espías mucho más grande y peligrosa que está actuando, en medio de la guerra de Putin contra la OTAN en varios países de Europa.
La fecha de la caída le da sentido a todo el recorrido previo de la pareja de espías. Es que en abril de ese año Eslovenia -que integra la Unión Europea y de la OTAN- expulsó a 33 rusos que trabajaban en la embajada del país en Liubliana, al igual que hicieron la mayoría de los países del continente. El último viaje que tiene registro en Argentina del matrimonio es marzo de ese año: habían ido a Alemania.
El 30 de Enero del año pasado se conoció públicamente el arresto de Gish-Rosa Mayer/Dultsev-Dultseva. En abril la Justicia argentina recibió una notificación de la Justicia de Eslovenia de la existencia de una investigación por el delito de espionaje y de legalización de documento falso contra los “argentinos”. En mayo, el juzgado de María Servini ordenó una serie de actuaciones para determinar el posible comisión de delitos de acción pública, como supresión de identidad de los pequeños Daniel y Sophie y la eventual infracción a la Ley de Espionaje cometida por el matrimonio. Nada más se supo de ese proceso.
Se dio un largo silencio, hasta que en julio se confirmó que Eslovenia condenó a Artiom Dultsev y Anna Dultseva a 1 año y siete meses de prisión -el mismo tiempo que habían estado presos desde la redada- ordenó la expulsión del país con sus hijos. Fueron enviados a Turquía donde se embarcaron para que el 1° de agosto pasado fueran recibidos en medio de un canje impactante de prisiones, por el hombre más poderoso de Rusia: Vladimir Putin.
Más allá de que la televisión rusa paraestatal mostró el caso de los espías como una emocionante experiencia de una pareja y sus hijos -que recién en el avión, cuando volvían a Moscú, se enteraron de que sus padres no eran quiénes creían ellos y todo el mundo conocido por ellos- lo cierto es que representó una vulneración de la legislación vigente y que puso en alerta a un sector importante del ambiente de la inteligencia y la seguridad.
El regodeo de Putin con la pareja de falsos argentinos puso en crisis la vigencia del pacto que firmó la Argentina con Rusia en 2009 -el mismo año que empezaron las visitas de los Gish-Rosa Mayer/Dultsev-Dultseva- sobre viajes sin visa. El artículo seis establece que “cualquiera de las partes podrá suspender plena o parcialmente la aplicación del presente acuerdo, en todo o en parte, por razones de seguridad nacional, orden y salud pública. En este caso la parte notificará tal suspensión, así como de su decisión de levantarla por la vía diplomática, en el plazo de 72 horas, antes de la entrada en vigor de la misma”.
Es que no sólo hay temores en los dispositivos de seguridad e inteligencia de la Argentina por la presencia de casos como los que fueron recibidos por Putin en el aeropuerto de máxima seguridad de Moscú. “Esos agentes se usan para asistir en términos monetarios a los otros, a los que cometen otras acciones. En el mismo avión que llegaron el matrimonio y sus dos hijos había un agente que mató a un checheno”, recordó una de las fuentes consultadas para este informe. Una advertencia seria.
Según la inteligencia norteamericana y el MOSSAD, un ataque de Teherán a territorio israelí sería inminente. Algunas fuentes hablan de una ofensiva este mismo viernes, el fin de semana (durante el Sabbat) o a más tardar el lunes. Aunque no hay nada confirmado, pues se intentaría hacer en un ataque sorpresa y con misiles balísticos.
Esta semana, el Pentágono encendió las alarmas informando al presidente Joe Biden, que un ataque del ejercito iraní era posible de concretarse muy pronto, debido al asesinato por parte de Israel del máximo líder de Hamas.
El grupo terrorista Hezbollah prometió vengarse de la muerte de Ismail Haniya, asesinado en Irán, informó su propia organización.
Este crimen político, -aunque este fuera de un lider terrorista-, trae más incertidumbre que antes a la estabilidad de la región. En momentos donde la República Islámica de Irán tiene un importante intercambio comercial y cooperación militar con Moscú. Se sabe que Rusia ha recibido del país persa una gran cantidad de drones para uso militar y que estos a su vez, le han suministrado tecnología de última generación a los persas.
Esto debería preocuparle a Israel, por una simple razón:
Los misiles más podersos que posee Teherán son hipersónicos y todavía no los ha utilizado contra su ancestral enemigo. Estos misiles no pueden ser detenidos por el escudo de defensa misilistica llamado "escudo de hierro", que posee Tel Aviv y utilizó en el último ataque, hace unos días.
Sus ojivas son capaces de llevar dispositivos nucleares o bacteriológicos, todos suministrados por Rusia.
Lo más preocupante es que los aliados de Israel, -EE.UU. y Europa-, ya han tirado de los bigotes del león, -o debo decir del oso-, mandando aviones F-16 a Ucrania y otras armas de su importante arsenal. También que Putin está al tanto de un ataque ucraniano en territorio ruso, -cerca de la región de Kursk-, y que para alivio de Putin ha sido frenado por tropas del Kremlin.
Este escenario se parece mucho al momento anterior al de la 2da guerra mundial. Podriamos decir que todo está relacionado o concatenado: Estados Unidos está en dos frentes, -como cuando peleó entre 1942 y 1945-, incrementando sus tropas y gastos de defensa. ¿La OTAN está esperando que Rusia y sus aliados persas hagan un movimiento sobre objetivos de Washington o de alguno de sus aliados?
Lo cierto es que la principal potencia militar del mundo incrementó bastante su gasto militar pensando en este escenario: el de una 3ra guerra mundial que les quite su supremacia en todo el planeta. Algo que ya está sucediendo desde hace unos pocos años, con una China emergiendo como superpotencia económica y militar, haciendole sombra a los Estados Unidos. Al parecer, el destino del imperio anglosajón parece inevitable, y es el de su estrepitosa caída.
Y esto los arabes lo tienen en cuenta y no están muy convencidos de seguir siendo aliados de Washington e Israel, -verdugo y genocida de sus hermanos palestinos-, alineandose con Rusia e Irán.
Es el caso del Reino de Arabia Saudita, cada vez más cerca del nuevo eje de Asia Central. Los países que se pasan de fila engrosan la lista de rivales a los Estados Unidos e Israel.
El gobierno amplió el servicio militar obligatorio y renovó la formación de los reservistas para que Beijing se lo piense dos veces antes de usar la fuerza. Pero los esfuerzos están siendo insuficientes.
En el bloqueo imaginario de “Zero Day” (Día cero), un drama televisivo taiwanés que se estrenará el año que viene pero que ya está causando revuelo, el ejército chino ha cercado Taiwán, aislándolo del mundo y sumiendo a la democracia isleña de 23 millones de habitantes en una crisis.
En un tráiler de 17 minutos publicado la semana pasada, el público responde al bloqueo chino con una mezcla de terror y resignación. Parejas jóvenes pasean en bicicleta junto a convoyes de tanques en calles vacías. Bandas de delincuentes provocan el caos en nombre de Beijing y sus reivindicaciones territoriales sobre Taiwán.
Los taiwaneses no deberían luchar y no podrían ganar de todos modos, dice una influencer a sus seguidores en la serie. “A los que quieren que entremos en el campo de batalla, realmente no les importa nuestro sufrimiento”, dice.
Puede que sea ficción, pero la sombría valoración que hace la serie de la disposición de los taiwaneses a luchar toca un problema muy real al que se enfrenta el Presidente Lai Ching-te (también llamado William Lai), que asumió el cargo en mayo y a quien Beijing considera un peligroso separatista.
La amenaza de Beijing se ha intensificado a medida que el líder chino Xi Jinping ha declarado inevitable la “reunificación” de China con Taiwán. Ha subrayado su voluntad de utilizar la fuerza para lograr ese objetivo enviando un número cada vez mayor de aviones de guerra y buques de la armada para sondear las defensas de la isla.
El gobierno de Taiwán ha estado intentando mejorar sus defensas ampliando el servicio militar obligatorio y renovando la formación continua de los reservistas, como parte de un cambio más amplio en la estrategia de defensa diseñado para que Xi se lo piense dos veces antes de jugársela con el uso de la fuerza.
Pero los jóvenes taiwaneses no están respondiendo a la llamada, y el ministro de Defensa, Wellington Koo, reconoció recientemente que la falta de equipos e instructores ha ralentizado los intentos de profesionalizar la formación de los reservistas. “Debo decir honestamente que tenemos que reforzar rápidamente [la formación], ya que todavía hay mucho margen de mejora”, dijo a la legislatura en junio.
Tales admisiones pueden preocupar a Donald Trump, que ha señalado un enfoque más transaccional del apoyo estadounidense a la defensa taiwanesa si es reelegido presidente en noviembre.
Taipei quiere crear una fuerza profesional de refuerzo para apoyar a 155.000 soldados en servicio activo. Todos los taiwaneses nacidos en 2005 o después deben alistarse para prestar un año de servicio, mientras que unos 2 millones de antiguos soldados deben completar una formación de actualización cada dos años.
Pero las autoridades han reconocido que llevan retraso en los planes para enseñar a los reservistas y reclutas a complementar a las tropas de primera línea en caso de guerra. Sólo el 6% de los reclutas que cumplían los requisitos -6.936 personas- participaron este año en el programa de 12 meses recientemente implantado. La mayoría aplazó el servicio militar para asistir primero a la universidad, lo que significa que la cohorte de ingreso nacida en 2005 no estará completamente formada hasta 2027.
Los que hacen el servicio militar este año no están recibiendo la formación prevista. Se suponía que un grupo selecto de reclutas de un año aprendería a utilizar aviones no tripulados, cohetes antitanque Kestrel y misiles tierra-aire Stinger, pero este año no había suficientes reclutas para comenzar la formación, según un funcionario del Ministerio de Defensa.
La lentitud de Taiwán a la hora de impulsar la formación preocupa a los expertos militares tanto de Washington como de Taipei, que instan a las autoridades a actuar con mayor rapidez para disuadir a Xi y evitar una guerra.
"Lo último que Taiwán quiere es que Xi Jinping, como responsable clave de la toma de decisiones en China, y Estados Unidos, como aliado clave de Taiwán, duden de los compromisos de Taiwán con su propia defensa”, dijo Matt Pottinger, que fue asesor adjunto de seguridad nacional de Estados Unidos en la administración Trump y ahora es profesor visitante en la Institución Hoover.
Para ello, dijo Pottinger, Taiwán necesita la voluntad política y la previsión para dedicar algunos de sus mejores oficiales militares al reclutamiento y la instrucción. “Realmente espero que Taiwán haga estos sacrificios”, afirmó.
El ejército chino, el mayor ejército permanente del mundo, cuenta con 2 millones de efectivos en activo y recluta unos 400.000 soldados al año. Su presupuesto de defensa, de 230.000 millones de dólares, era 13 veces mayor que el de Taiwán en 2023 y su ejército se entrena regularmente para tomar la isla en un repentino asalto abrumador.
La anexión de la isla de Taipei pareciera ser el próximo gran paso que quiere dar el gobierno chino, ya sea pacificamente o por la fuerza.
Estados Unidos está obligado por ley a ayudar a Taiwán a reforzar sus propias defensas, incluso mediante la venta de armas, pero no está formalmente comprometido a intervenir contra un ataque chino, una política conocida como “ambigüedad estratégica.
Mientras que el presidente Biden ha dicho en repetidas ocasiones que enviaría al ejército estadounidense a defender Taiwán, Trump no ha hecho tales promesas. Cuando se le preguntó qué haría en una entrevista el mes pasado, Trump dijo que Taiwán estaba a “9.500 millas de distancia” y que debería pagar la defensa estadounidense.
Taiwán debe estar “mentalmente preparado” para una victoria de Trump en noviembre - y el escrutinio que vendrá con eso, dijo Mei Fu-hsing, director del Centro de Análisis de Seguridad de Taiwán, un centro de investigación con sede en Nueva York.
"Si [Trump] es reelegido, sin duda exigirá a Taiwán que aumente significativamente su propio gasto en defensa y sea más proactivo en la preparación para la guerra”, dijo Mei.
Según los analistas, la mejora de la formación es una forma clave de que Taiwán demuestre que se toma en serio la preparación militar. Pero los nuevos programas han seguido enfrentándose a la escasez de fondos, instructores y equipos, lo que ha provocado quejas periódicas de los asistentes sobre la calidad de la instrucción, según los reservistas, así como declaraciones oficiales reconociendo los contratiempos.
"Fue una completa pérdida de tiempo”, dijo Vincent Tsao, un instructor de submarinismo de 30 años que pasó la mayor parte de sus cinco días de formación como reservista la semana pasada sentado sin hacer nada, recibiendo clases de soldados retirados que reconocieron abiertamente que no estaban preparados para dirigir el programa.
En teoría, a los taiwaneses que han cumplido el servicio militar obligatorio en los últimos 12 años se les convoca cada dos años para una formación de actualización, aunque en la práctica muchos acuden con mucha menos frecuencia. Sólo una quinta parte de los reservistas que pasaron por la formación de actualización el año pasado completaron el curso de dos semanas recientemente ampliado, y la mayoría sólo lo hizo durante cinco o siete días.
Preparar a 2 millones de reservistas para el “combate inmediato” como segunda línea de defensa es “muy importante para la defensa de Taiwán”, dijo Han Gang-ming, ex director de la Oficina de Movilización de Defensa Total de Taiwán, que supervisa a los reservistas.
"Como la fuerza de reserva no es la principal unidad de combate, siempre se nos coloca en último lugar cuando se asignan los presupuestos”, dijo Han.
Desde que asumió el cargo en mayo, Lai ha prometido seguir adelante con las reformas de su predecesor que mejorarán la preparación y ha advertido a los militares que deben protegerse contra una actitud “derrotista”, diciendo a las tropas que no pueden suponer que “la primera batalla será la última” si China ataca. Pero la nueva administración aún no ha anunciado cambios importantes en el adiestramiento, aparte de la supresión de los ejercicios ceremoniales con bayoneta y paso de ganso.
Lai también se enfrenta a la feroz oposición del Kuomintang, afín a Beijing, que controla el poder legislativo, y ha acusado al gobernante Partido Democrático Progresista de intentar convertir Taiwán en un “polvorín”.
China, que quiere debilitar a Lai, ha afirmado que quiere convertir a la gente corriente en “carne de cañón”. Pero los analistas afirman que Taiwán debe prepararse para las nuevas realidades de una China cada vez más agresiva.
La estrategia militar de Taiwán se ha centrado durante mucho tiempo en detener a China antes de que sus tropas cruzaran el estrecho de 110 millas que los separa, pero un número creciente de analistas de defensa en Taipei y Washington dicen que Taiwán debe prepararse para el peor escenario posible: una batalla prolongada en la propia isla.
"Los reservistas taiwaneses se movilizarán donde y cuando se produzca el combate”, afirma Michael Hunzeker, marine retirado que estudia la reforma militar en la Universidad George Mason.
Es evidente que la isla no está preparada para ello, según personas que han completado recientemente un entrenamiento militar.
Cony Hsieh, de 31 años, que se alistó y sirvió como soldado durante seis años, se apuntó a la formación de reservistas en cuanto se permitió la incorporación de mujeres el año pasado. Volvió para una segunda ronda en mayo.
Aunque se han producido pequeñas mejoras, el ejército avanza con demasiada lentitud para ganarse la confianza del público y hacer de la formación algo más que una formalidad, afirma. “Ni siquiera sé qué se supone que debo hacer en mi puesto si estalla una guerra”, declaró en una entrevista Hsieh, que ahora cursa un máster.
La creciente preocupación pública por un conflicto ha hecho que muchos taiwaneses se pregunten qué harían en un escenario de “Día Cero” y hasta qué punto deberían permitir que la amenaza de invasión de China vulnere la vida cotidiana. Las encuestas muestran que la mayoría de los taiwaneses apoyan la decisión de prolongar el servicio obligatorio, pero eso no significa que piensen que el entrenamiento sea un buen uso del tiempo o de los fondos públicos.
"Cada uno tiene su vida y su familia. Mi mujer tendría que trabajar y cuidar del niño ella sola cuando yo no estuviera”, dice Hsieh Yu-hsiang, vendedor de 30 años de una compañía de seguros que asistió a 14 días de formación a principios de julio.
Aun así, apoya los planes del gobierno para reforzar la formación de los reservistas. “A medida que aumenta la amenaza”, dijo Hsieh, “es inevitable que necesitemos medidas para responder.
En las últimas dos décadas, China ha consumido grandes cantidades de materias primas. Con una población creciente y más rica, el país necesita más productos lácteos, cereales y carne, y sus industrias gigantes requieren energía y metales. Sin embargo, la economía china ha sido afectada recientemente por una mala gestión política y una crisis inmobiliaria. A pesar de que los funcionarios chinos aseguran querer alejarse de industrias intensivas en recursos, el apetito del país por productos de primera necesidad no solo no ha disminuido, sino que ha aumentado.
El año pasado, las importaciones de recursos básicos de China alcanzaron niveles récord, y las importaciones totales de productos básicos aumentaron un 16% en volumen. Este año, han crecido otro 6% en los primeros cinco meses. Esto no refleja un consumo creciente, sino que China parece estar acumulando materiales rápidamente en un momento en que las materias primas son costosas, probablemente debido a preocupaciones geopolíticas, como la posibilidad de que un presidente estadounidense hostil pueda bloquear rutas de suministro cruciales para China.
Este temor es comprensible, ya que China depende en gran medida de recursos extranjeros. Aunque es un centro mundial de refinación de muchos metales, importa gran parte de la materia prima necesaria, desde el 70% de la bauxita hasta el 97% del cobalto. Además, China depende de energía importada, importando el 40% de su gas natural y el 70% de su petróleo crudo. En cuanto a alimentos, menos de dos tercios de lo que consumen los ciudadanos chinos se produce en el país. Importa el 85% de la soja que utiliza para alimentar a sus cerdos, y casi toda su demanda de café, aceite de palma y algunos productos lácteos depende de agricultores extranjeros.
Consciente de esta dependencia, China ha estado acumulando reservas estratégicas de cereales y minerales relacionados con la defensa desde el final de la Guerra Fría, y luego agregó reservas de petróleo y metales industriales durante su auge económico. Tres eventos recientes han impulsado este almacenamiento: los aranceles impuestos por el presidente Donald Trump en 2018, la interrupción de las cadenas de suministro por el COVID-19 y la guerra en Ucrania, que aumentaron los precios de los materiales y demostraron la disposición de Estados Unidos a utilizar embargos.
Con la posibilidad de que Trump regrese al poder, China se prepara para un entorno más hostil. Podría enfrentar restricciones en exportaciones de alimentos y metales por parte de Estados Unidos y otros proveedores como Argentina, Brasil, Australia y Chile. La mayoría de las importaciones de materias primas de China pasan por unos pocos estrechos que Estados Unidos podría bloquear con buques militares.
China está ampliando su infraestructura de almacenamiento, tanto pública como privada. Desde 2020, su capacidad de almacenamiento de crudo ha aumentado de 1,700 millones a 2,000 millones de barriles, y su capacidad de almacenamiento de gas subterráneo ha crecido a 15,000 millones de metros cúbicos, con un objetivo de 55,000 millones para el próximo año. China también está construyendo tanques para gas licuado a lo largo de su costa. JPMorgan Chase estima que la capacidad total de almacenamiento de gas alcanzará los 85,000 millones de metros cúbicos para el año 2030.
China está llenando estas instalaciones y ha dejado de publicar datos sobre muchas materias primas. El Departamento de Agricultura de Estados Unidos estima que las reservas de trigo y maíz de China representarán el 51% y el 67% de las existencias mundiales al final de la actual temporada de cultivo, suficientes para cubrir al menos un año de demanda. Las reservas de soja se han duplicado desde 2018 y se espera que alcancen los 42 millones de toneladas.
El gigante asiático también ha estado acumulando metales y combustible. Tom Price, del banco Panmure Liberum, estima que la acumulación de inventarios de China desde 2018 podría cubrir entre el 35% y el 133% de su demanda anual, dependiendo del metal. A finales de la primavera, China tenía 25,000 millones de metros cúbicos de gas almacenados, suficiente para 23 días de consumo, y se espera que esta cobertura alcance los 28 días en 2030.
Las existencias de crudo han aumentado en promedio 900,000 barriles por día desde principios de año, alcanzando un máximo de 1,5 millones en junio, lo que sugiere una aceleración. China se está acercando a los 1,300 millones de barriles de crudo almacenados, suficientes para 115 días de importaciones, en comparación con los 800 millones de barriles de Estados Unidos. China ha ordenado a las empresas petroleras que agreguen 60 millones de barriles a sus reservas para finales de marzo, y Rapidan Energy estima que estas crecerán hasta 700 millones de barriles para finales de 2025.
Este almacenamiento preocupa a los estadounidenses, no solo por su potencial impacto en la inflación al elevar los precios de las materias primas, sino también porque los suministros que China acumula podrían ser necesarios en un conflicto prolongado, como un bloqueo a Taiwán. Gabriel Collins, ex analista del Departamento de Defensa de Estados Unidos, señala que esto, junto con el fortalecimiento militar de China, es preocupante. Sin embargo, por ahora, el acaparamiento parece ser una medida defensiva, ya que aún no está a la escala necesaria para garantizar la seguridad en un conflicto abierto. Los funcionarios estadounidenses deben esperar que esto no cambie en los próximos años.